Pero no dejan de ser penosas.
«Audiencia a la asamblea nacional de las Obras Misionales Pontificias: “Sobre el proselitismo quisiera contar una experiencia personal”: Cuando estaba en una de las Jornadas de la Juventud, al salir del teatro donde había habido una reunión, una señora que pertenecía a una casa católica grupo – ultra, se acercaba demasiado, diestro, ‘por el olor’ se notaba eso – y la señora estaba con un niño y una niña y me dijo: “Santidad, quiero decirle que ¡Convirtió a estos dos! ¡Los convertí!”. La miré a los ojos y le dije: “¿Y quién te convertirá?”. Esta misión de conversión, hay grupos religiosos que llevan el catálogo de conversiones, eso es muy malo. Sólo una anécdota.»
En mi pobre opinión hay cosas bastante peores.Y en el caso de que la relatada fuera mala que uno, en su ignorancia, lo ignora. O no.
Yo no tengo idea de haber convertido a alguien pero si la tuviera lo tendría como una de las mejores cosas de mi vida. Francisco es de otra opinión. ¿No habrá convertido a nadie? ¿Si hubiera convertido a alguien estará ahora arrepentidísimo?
No es condición para ser católico entender siempre al Papa. Por deficiencias del Papa o de quién tendría que entenderle. ¿Tengo qué decir que esto no me causa problemas? Si hay que decirlo, dicho está. Aunque sin la menor inclinación a las demencias de Belorado ni a otras mentecateces sedevacantistas. Hace falta ser muy retra para apuntarse a ese ser esperpéntico que dice ser obispo. Lo sera o no lo será. Es lo mismo. ¿ Pero a qué se han apuntado esas Clarisas? A la peor basura eclesiástica,