Prefiero los de Extremadura al calabacín

Suscribo todos los calificativos que, desde hace un tiempo, recaen sobre el obispo Calabacín. Es el hombre más vago que he conocido, aunque, eso sí. vive divinamente. Mucha instrucción a los sacerdotes de la diócesis, pero la realidad es que no conoce ninguna de las poblaciones a las que debería atender y ni se preocupa ni vela para que sus escasos sacerdotes cumplan con sus obligaciones de pastores. Soy turolense y conozco un poco el paño, y, aunque solamente paso en el pueblo el mes de vacaciones, lo que he visto es que al obispo, ni a éste -que es nuevo- ni al anterior, se le ha visto visitando y saludando a sus feligreses, y eso que Teruel capital únicamente tiene unos 35.000 habitantes, por lo que su trabajo burocrático no debe ser mucho, y algunos párrocos, como el que atiende a mi pueblo de nacimiento, un fraile mercedario. tiene 8 pueblos a los que prestar sus servicios religiosos. En estos momentos, los pueblos están abandonados, ni tienen misas, ni bautismos, ni matrimonios , ni….. Nada de nada. Una pequeña anécdota. Hace unos pocos años, en el mes de agosto, cuando los pueblos pequeños como el mío -124 habitantes durante el año- están a rebosar de quienes venimos a pasar el período vacacional, el sacerdote celebrante de la Misa dominical, un querido fraile mercedario estupendo y muy querido por mi familia y fiel cumplidor de sus labores parroquiales, dijo en el sermón, nunca se me olvidará: «En la Misa que acabo de celebrar en ……… (y dijo el pueblo en concreto), estábamos cinco presentes en la Iglesia: Dios Padre, el Hijo, el Espíritu Santo, la sacristana y yo». En fin, mi tierra de nacimiento lo tiene crudo, sin pastor solo le queda ponerse, ya lo están sin duda alguna, en las manos de Dios.