Pobres en las puertas de las iglesias

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MENDICIDAD La diócesis de Bilbao ha publicado una nota desaconsejando dar limosna a los indigentes que la piden en las puertas de las iglesias. Estoy completamente de acuerdo con el consejo aunque algunas de las razones que se dan para ello puedan ser discutibles. El incidente con un mendigo que interrumpió una misa es excepcional y yo presencié hace unos años uno análogo que provocó un perturbado y no un mendigo. Tampoco creo que sea generalizable el uso de la violencia por parte de esas personas a los fieles que acuden al templo y pequeños hurtos o robos serán algunos imputables a los mendigos y otros a personas de otro tipo. En cambio estoy totalmente de acuerdo que el darles limosna favorece la extensión de la mendicidad. Hoy cualquier mendigo, caso de que quiera, puede acudir a un albergue en el que pasar más dignamente la noche que en un rincón callejero sobre unos cartones, comer en diversos sitios donde se les ofrece buena comida, en su inmensa mayoría sostenidos por la Iglesia, acudir a las Cáritas parroquiales donde les facilitarán incluso ropa en buen estado… No tiene pues el menor sentido pedir limosna en las puertas de las iglesias hecho que además, en ocasiones, responde a organizaciones mafiosas que explotan a ancianos y a niños como medio de enriquecimiento. Claro que debemos dar limosna para socorrer a los necesitados pero a aquellas entidades que nos conste que nuestro dinero lo van a emplear en ayuda de quien lo necesita y de un modo verdaderamente efectivo y racional. http://www.periodistadigital.com/religion/diocesis/2015/01/11/la-diocesis-de-bilbao-pide-a-sus-fieles-que-no-den-limosna-a-los-mendigos-a-las-puertas-de-los-templos-religion-iglesia.shtml

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  1. Además de la Caridad y ayudas particulares de muchas personas, que conocen, en su entorno personas con necesidades, y la labor de Cáritas, hay muchas congregaciones e instituciones religiosas dedicadas a la Caridad (Hermanitas de los Pobres; Hermanitas de los Ancianos desamparados, Orden Hospitalaria se San Juan de Dios, Adoratrices, Ángeles Custodios, Hijas de la Caridad, etc. etc.) y también fundaciones privadas (basta pasear por Madrid o cualquier otra ciudad española para encontrar residencias y comedores donde se atiende a centenares de personas), la Orden Soberana de Malta; como no citar la Sociedad de San Vicente de Paúl – Asociación Civil -, con más de 180 años de funcionamiento en España, visitando y socorriendo sus socios a centenares de personas en sus domicilios, y con decenas de obras sociales en toda España. No quiero dejar de citar asociaciones como las PROVIDA, RedMadre y otras, que no sólo ayuda a no abortar, sino que sostienen a familias y mujeres con niños pequeños.
    Se puede y se debe ayudar a mendigos, pero, como indico más arriba, hay muchas organizaciones caritativas por las que se puede canalizar nuestra inquietud caritativa.

  2. «Pobres siempre tendréis entre vosotros». dice el Señor.El tema es desentrañar la utilización de determinados profesionales de la mendicidad, que son capaces de matar «si alguien me pisa mi iglesia». Todos los que intentamos vivir el evangelio tenemos pobres unidos a nosotros. Por otro lado La Cáritas diocesana hace su ímprobo trabajo para paliar los efectos de la crisis en las capas mas vulnerables de la sociedad. Si a esto sumamos que la mayor pobreza es «el no conocer a Jesucristo» (y dile tu a un pobre que participe de la vida espiritual de la parroquia donde pide, que si no es por interés …)podríamos concluir que la indicación del obispado bilbaíno no es ninguna aberración. Aparte que habría de empezar a poner las cosas en su sitio, ya que en la iglesia primitiva la Charitas y la puesta en común de bienes estaba indicada para las necesidades de los fieles de la Comunidad Cristiana, y fieles viene de Fe.

  3. No estoy de acuerdo con esa nota porque despacha a todos los pobres con el mismo juicio o prejuicio y no todos son profesionales de la mendicidad o vagos aprovechados. Hay gente con verdadera necesidad y dar o no dar se debe dejar al criterio de cada cual. Lo que faltaba ahora es que nos digan que ejercer la caridad con el prójimo de tú a tú no está bien; que institucionalizar la caridad es mejor. Además, los pobres lo son siempre y siempre tienen necesidad; ¿por qué los vamos a despachar con un «vete a Cáritas»?. De esa manera muchos respiran tranquilos porque la conciencia de otros se impone a la propia y así es mejor obedecer que ser libres. ¿Se le hace mal al pobre que pide cuando se le da? Al contrario, pues siempre el bien y nunca el mal, que para eso somos libres, para hacer el bien.

  4. Creo que la norma está muy bien dada. Y los que propugnan la limosna sin más, suelen hacerlo más llevados del emotivismo que de la religiosidad profunda. Cuando el Señor nos enseña : «al que pida dale…», no está haciéndolo para que dejemos el sentido común a un lado. El Evangelio es inteligente y está escrito para inteligentes. Suena muy «suficiente» o soberbio tal vez, pero no va por ahí. Lo inspirado por el Espíritu hay que leerlo con inteligencia, dentro de la Iglesia, y dejándose llevar por aquellos que «saben». El Evangelio, el Señor, no va a decir, «al que te pida, dale, pero sé consciente de lo que haces o para qué» y se podría añadir muchos etcéteras. Para eso nos ha dado la capacidad de pensar, y si somos más o menos capaces de pensar, para eso están los otros (porque dos suelen pensar más que uno ) y en definitiva, la Iglesia.
    Y digo todo esto, que es lo sensato, aunque yo en más de una ocasión me dejo llevar por el emotivismo, aunque sé de algunos pobres que son reales en sus necesidades . Pero lo mejor: encauzarlo de forma adecuada.

  5. La Unidad Pastoral del Centro de Santander publicó el pasado año un artículo sobre el tema, publicado en la prensa, indicando la necesidad de encauzar las ayudas a través de instituciones serias. En mi parroquia hay una persona que se recorre algunas otras, según las horas de Misa, y que no necesita de ningún modo ayuda. Da «pena» porque va con muletas pero hay que verle cuando se enfada con alguien como corre…

  6. Mi sentimiento ante la mendicidad es ambivalente en el sentido de que por un lado creo que tienen razón cuando dicen que no se debe dar dinero a los mendigos, puesto que las primeras necesidades están cubiertas desde el final de los años 30 a través fundamentalmente del Auxilio Social primero y después de Caritas Pero resulta que hemos vuelto a la época de Dickens o la de los años 20 y 30 en España, en la que los mendigos están explotados por mafias que los tienen en situación de semiesclavitud, e incluso actualmente son importados como inmigrantes lisiados y deficientes; basta con ser observador y contemplar como con frecuencia al final de la jornada son recogidos por furgonetas. Mi duda surge de qué por otro lado cada vez me suscitan más dudas sobre la administración de organizaciones de caridad o ONGs, y por otro las necesidades de un mendigo, además de las básicas, son también las de cierta libertad que proporciona el dinero para darse un pequeño capricho.

  7. La ayuda que se canalice mediante Cáritas. Es simple. Si le doy dinero a un mendigo que es toxicómano le estoy proporcionando la dosis; si la ayuda la canalizo mediante Cáritas, desde luego, le estaré ayudando con profesionales que entienden de esta realidad.

  8. Misericordia es una de las mejores novelas de Benito Pérez Galdós. En ella, dice Galdós en el prólogo que escribió para la edición francesa: “me propuse descender a las capas ínfimas de la sociedad matritense, describiendo y presentando los tipos más humildes, la suma pobreza, la mendicidad profesional, la vagancia viciosa, la miseria, dolorosa casi siempre, en algunos casos picaresca o criminal y merecedora de corrección».

    O sea. Porque nunca faltarán pobres en tu tierra; por eso te ordeno, diciendo: «Con liberalidad abrirás tu mano a tu hermano, al necesitado y al pobre en tu tierra. (Deuteronomio 15:11). Y esto me recuerda al bobalicón y francisquista Cardenal Rodríguez Maradiaga, Presidente de la ONG Caritas Internationalis, cuando dice: “Creemos que, con la ayuda de ustedes, podemos poner fin a la pobreza antes del 2025”. Una nueva utopía socialista para incrédulos.

    Y entendiéndolo Jesús, les dijo: ¿Por qué molestáis a esta mujer? pues ha hecho conmigo una buena obra. Porque siempre tendréis pobres con vosotros, pero a mí no siempre me tendréis. (Mateo 26:11)

  9. Los que piden en las puertas de las iglesias son profesionales de la mendicidad, es su «trabajo», saben que existen comedores de congregaciones religiosas y de asociaciones de laicos que les pueden dar de comer, ropa limpia y duchas, pero no les interesa, quieren dinero, si se les manda a los comedores sociales se enfadan.
    Caritas tampoco les interesa como no sea para recoger ropa que muchas veces tiran en la calle o se la llevan para sus casas en taxi.

  10. Es un asunto complicado. Dar limosna sin preguntar a quien te la pide puede ser beneficioso para el alma pero en nada beneficia a los mendigos ni mucho menos contribuye a remediar la pobreza.

    Hago notar, por otra parte, que los mendigos se ponen a las puertas de las iglesias pero no a las puertas de los sindicatos ni de los partidos políticos «de izquierdas» que hablan y no paran de los pobres. ¿Por qué será?

  11. Otra opción es darles comida. En diversos sitios se ha extendido la iniciativa «café pendiente», que creo que nació en Italia. Por ejemplo, en Madrid, en un sitio muy céntrico, la Glorieta de Bilbao, puedes dejar pagado un café o un bocadillo para las personas que lo necesiten y acudan después.

    Salvo casos que conozcamos, creo que es mejor no dar dinero. Desgraciadamente, hay mucha picaresca y mendicidad organizada

  12. El sentido de la misericordia debe estar por encima de cualquier prejuicio.
    Los que dictan estas normas, pretenden esconder la pobreza que generan y esconder las auténticas necesidades que ellos deberían remediar, y no remedian.
    El mandato evangélico es claro: acoger, socorrer y compartir con el pobre, y va mucho más allá de dar unas monedas, y si encima también les negamos las monedas que nos sobran, en qué queda nuestro sentido de la caridad.
    Creo que no debemos cerrar nuestro corazón al que nos pide una limosna.

  13. Yo también estoy de acuerdo con la nota de la diócesis de Bilbao. En Madrid pueden verse notas similares en diversas iglesias, por ejemplo, en los jesuitas de Serrano. Es mejor derivar a estas personas a Cáritas o a los servicios sociales, donde podrán evaluar sus necesidades.

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