| 04 julio, 2023
De mi colegio. Del que fui Príncipe en el Preuniversitario.
Con lo que mi dolor es todavía mayor.
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Muy mal han tenido que hacerlo para llegar a este final.
“No hay nada oculto que no se descubra algún día, ni nada secreto que no deba ser conocido y divulgado.” (Lucas 8, 17)
los pérfidos jesuitas continúan desapareciendo. enhorabuena!
En pocos años no habrá vida religiosa y es un drama cuando los religiosos y religiosas actúan como verdaderos religiosos.
Entiendo que vd. lo lamente, querido D. Francisco José, por el vínculo afectivo que deja siempre en el corazón el buen colegio, religioso o no, al que asistimos en nuestra infancia y adolescencia.
Pero, para la Iglesia, es una buena noticia que estos individuos jesuíticos dejen de ejercer su nefasta influencia sobre los fieles. Así que, ¡bendito sea Dios por esta noticia!
O sea, don Paco Pepe, que usted «Principe» como José Ortega y Gasset. También éste dejo constancia de ese honor obtenido en el colegio jesuita de Málaga: «Yo he sido príncipe en el más azul de los imperios», escribió el filósofo.
Muy triste tema de las órdenes y congregaciones religiosas educativas. Personalmente yo también he vivido no la marcha, como ud. Don Paco Pepe, en Vigo, sino la sustitución por personas laicas y nada católicas (mi colegio Sagrado Corazón de Barcelona, el de Santa Sofía M. Barat muy unida a los jesuitas)… En cuanto a estar deshabitados, los de la foto, menos uno, los demás parecen miembros del «hogar del jubilado»… Cuando se quitan el hábito – ellos y ellas – se degradan al menos en su dignidad exterior
Paco Pepe, estos jesuitas que ahora se van tienen poco que ver con los que usted conoció. Son una orden religiosa distinta. La que usted conoció hace tiempo que se fue.
Quizá sería mejor este titular: «Los seis ancianos jesuitas que había en Vigo se van». Son eso: seis ancianos. En cierto modo, dado el declive y el degenere de la Iglesia, ya importa poco que sean jesuitas, dominicos, maristas, marianistas, lasalianos, escolapios o verduras salteadas. Ya no tienen arreglo. Les pasa como a esos nombres de persona que ya solo los llevan viejos de ochenta años; se extinguen: Casiano, Nicasio, Gertrudis, Eduvigis, Saturnino, Saladina, Ubaldo…