LOS GALLEGOS ESTÁN LOCOS

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Qué mascotas prefieren los españoles?

LOS GALLEGOS ESTÁN LOCOS

Pido perdón por meterme en la política de una región española muy querida para los argentinos: Galicia, tan querida, que todo español es para nosotros un “gallego”; recuerdo como sufría en el colegio secundario el vasco Olavarría cuando lo llamaban tal.

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Pero debo hablar porque considero que su gobierno, del Partido Popular, se ha vuelto loco, al subsidiar la adquisición de mascotas, lugar de usar esos euros para fomentar la natalidad. Esto es posible y existen diversos modelos actuales, empezando por el de Hungría, tan exitoso hoy.

El invierno demográfico que afecta a Galicia, también hace sufrir a la Argentina. En la Ciudad de Buenos Aires las mascotas superan en cantidad a los niños, pues se estima que viven 493.676 perros y 368.176 gatos mientras los niños menores de catorce años suman 460.696.

Pero sus autoridades no sueñan, por suerte, en subsidiar la compra de mascotas. Sin embargo, podrían hace mucho para limitar su número y las molestias a los vecinos.

Por empezar, prohibir los paseadores de perros, que llevan diez o doce de razas y tamaños, muy distintos, por encargo de sus dueños, a quienes el servicio le debe costar caro. Toda persona que tenga una mascota y la quiera, tiene que dedicarle tiempo; es un ser sintiente y no un adorno inanimado.

Los paseadores de perros los hacen sufrir; suprimirlos sería contribuir al bienestar animal y a la higiene de calles y veredas.

Además, establecería un impuesto que grave a todo dueño de perros en la ciudad; con lo recaudado contrataría a desocupados o jubilados para que se ocupen de recoger sus “regalos”.

Tener mascotas en la ciudad es análogo a tener un caballo en una caballeriza. Un amigo compró uno y se volvió esclavo del equino Todos los días tenía que llevarlo a pasear y si no podía, que lo hiciera un vareador, porque si no se volvía loco. Por eso, esos caballos viven nerviosos y mucho menos que aquellos que viven libres.

Hace poco murió mi caballo Pegaso después de una vida larga y feliz; era mi amigo. Las últimas veces que lo anduve fue durante los primeros meses de la plandemia; estaba alegre y vigoroso, como siempre. Después gozó de su vejez equina, libre y sin obligaciones, con buena agua y abundante pasto.

Todo dentro del orden natural: las criaturas al servicio del hombre y el hombre al servicio de Dios, con respeto por el conjunto de lo creado, como señor y no como tirano. Todo sencillo y sin ideologías ecologistas, una de las tantas mentiras que nos predican junto al cambio climático, el cuidado del medio ambiente y otras yerbas.

Ese fue el entorno en el cual nació, vivió y murió Pegaso, algo parecido al paraíso terrenal. La concordia regía entre caballos y ñandúes, gallos y gallinas, perros y

gatos, ovejas y corderos, cabras y cabritos; concordia solo interrumpida por las disputas después de la carneada.Agua sana y generosa, abundante provisión de pasto, hongos silvestres de tres tenedores, sobre todos dos especies de agaricusbispurus, que crecían en los potreros, descubiertos por una gran gallega Charo Fraga Iribarne de Puy, regalo extra de Dios, después del gran regalo de las lluvias, muy distintos de los hongos artificiales producidos en bosta esterilizada. Tienen el gusto de lo natural.

Sin embargo, en ese lugar de ensueño existían bichos que debían ser rechazados siempre ejerciendo la legítima defensa: arañas, hormigas, víboras, moscas, incluso la de los cuernos en los vacunos, mosquitos, tábanos, invisibles jerjenes, cotorras, zorros, hurones, gatos monteses, comadrejas, ratas, ratones, lauchas, murciélagos y algunos más, todo con fundamento bíblico en el Génesis: “Dijo Dios: ved que os he dado… a todo animal terrestre, y a toda ave de los cielos y a toda culebra de sobre la tierra animada de vida, toda la hierba verde les doy de alimento” (1, 30).

Jamás suscribiría la absurda declaración de los derechos de los animales y tampoco las inquietudes del papa Francisco que habla de la necesidad “de los gusanos, los insectos, los reptiles” (Laudato, 34). Pienso que él comparte la ignorancia de lo campestre con la ex presidente Cristina, que un día declaró que en el campo todo era previsible.

Ambos son hijos del asfalto, nunca deben haber pisado un camino de tierra y quedarse empantanados o patinar acabando en una zanja; y muchos años de experiencia, me enseñan que el campo todo es imprevisible, empezando por el tiempo y que a ciertos bichos debemos exterminarlos.

Quiero terminar esta nota con unhomenaje a Pegaso mi inolvidable overo rosado, con la balada del Caballito criollo, de Belisario Roldán:

“¡Caballito criollo del galope corto,

del aliento largo y del instinto fiel!,

¡Caballito criollo que fue como un asta

para la bandera que anduvo sobre él!

¡Caballito criollo, que de puro heroico,

se alejó una tarde de bajo el ombú,

y en alas de extraños afanes de gloria,

se trepó a los Andes y se fue al Perú!

Se alzará un día, caballito criollo,

una eminencia un overo en pie;

y estará tallada tu figura en bronce,sobre

caballito criollo que pasó y se fue!”

 

Buenos Aires, abril 18 de 2024. Bernardino Montejano

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Comentarios
2 comentarios en “LOS GALLEGOS ESTÁN LOCOS
  1. No creo que todos los gallegos estén locos. Pero sí sé que muchos gallegos votan al PP, haga lo que haga; lo cual constituye una conducta no muy racional, francamente. Pues nada, a disfrutar de lo votado.

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