Lo que va de ayer a hoy

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Y a peor.

Leo un comentario:

«Cuando me enteré del fallecimiento de Benedicto XVI, recordé un comentario de mi madre, allá por los años 60, tras la muerte de una religiosa muy anciana a la que conocimos en León: «No se si rezar el rosario por su alma, o rezarlo pidiéndole que nos ayude a rezarlo bien»»

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Era así. En los fallecimientos se rezaban rosarios y más rosarios por la salvación del alma del difunto.  Yo estuve en algunos. Hoy ya nadie reza en los tanatorios. Vamos allí a dar un abrazo a un amigo en su dolor sin la menor consideración por la vida eterna. Ahí nos las den todas. Si todo se ha acabado, pues adiós. Polvo al polvo.

¿Qué eso es lo que os creéis? Pues vale. Pero no estaría de más que por los creyentes también se pudiera rezar en los tanatorios y hasta en sus domicilios. Y en muchos casos, hasta por respeto al muerto.

Cuándo me llegue, los que queráis. Pero no dejéis que ella los rece sola.

Comentarios
4 comentarios en “Lo que va de ayer a hoy
  1. Yo soy irlandés. No parece que haya muchos tanatorios o casi ninguno. EL velatorio se realiza en el funurario y sí se reza el rosatio y por lo general la gente mantiene silencio. Es lo que ha visto cuando fallecieron mis familiares. Luego llevan el ataud a la Iglesia y allí es recibido por el párroco donde la gente suele rezar el rosario también. También se reza en le cementerio. Gracias a Dios que queda algo de fe en Irlanda, aunque desde que el` país se metió en la UE, se ha perdido mucho. Mucha gente entrega intenciones de Misa a los familiares y suele haber bastantes Misas por difuntos. También sigue la costumbre de ir al cementerio para rezar por los familiares difuntos y colocar flores. Yo siempre que regreso al país voy al cementerio para rezar por mis padres, abuelos y hermanos cuyos cuerpos descansan allí.

  2. Eso es en España, porque en México hay nueve días de rosarios por el difunto. No en todas partes ha sido tan fuerte la secularización. Allí también hay tanatorios. Lo que aquí no hay es fe.

  3. La Resurrección de la carne, la vida eterna, la inmortalidad del alma, la escatología católica, los novisimos del catecismo, horizonte moral del cristianismo. La Iglesia lo recoge en su dogmática, pero quizás sea nuestro gran don Miguel de Unamuno, en su obra Sentimiento trágico de la vida donde se exponga mejor para un hombre de la modernidad, en el cruce de cosmovisiones, y hoy día que tras la hermenéutica del concilio Vaticano II queda don Miguel más como creyente en búsqueda que las sospechas de que fue objeto.

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