Las Edades del Hombre, Hermenegildo y algunas cosas que creo se deben decir

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Hermenegildo: Tiene razón usted y también lo contrario.  La imágenes, los capiteles, las vestimentas están hechas para lo que se hicieron y allí deben estar. Pero es dificilísimo, más bien imposible, admirarlas todas yendo de iglesia en iglesia por miles de pueblos de España, iglesias que además están cerradas a cal y canto y que por lo mismo no se pueden admirar en ellas ni venerar sus maravillas.  Otras piezas están en clausuras conventuales de vedado acceso y algunas en diversos museos civiles o eclesiales, episcopales, catedralicios, parroquiales o en colecciones particulares que nadie, salvo tal vez un multimillonario excéntrico y sin nada que hacer en su vida podría llegar a admirarlas.

Además Las Edades son temporales y clausurada cada una las piezas vuelven a su procedencia, limpias y en ocasiones hasta restauradas.

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Por tanto yo estoy de acuerdo con usted en que todas estas piezas, valiosísimas la mayoría, deben estar en su lugar, en ocasiones dudoso, pero también es maravilloso que por un periodo de tiempo breve, que suele ser medio año, se junten unas cuantas para que muchos puedan darse una inmersión de belleza y de Iglesia que sin eso no tendría lugar.

Y digo que su lugar también es relativo pues el maravilloso sagrario de Oña fue arrumbado cuando se levantó el nuevo retablo mayor y mucho mejor está de sagrario en Campo de Villarcayo que en un trastero de Oña, vendido al Cloister por cuatro perras o a Gudiol por menos o desaparecido para siempre.

Creo por tanto, Hermenegildo, que son totalmente compatibles sus preferencias y Las Edades del Hombre.

Y una ventaja más. No es lo mismo contemplar un Crucificado o una Asunción a veinte metros de altura que tenerlos delante de ti.

Y todavía. Me parece buenísimo que parroquias que apenas conocen los escasos  lugareños compartan sus tesoros con miles de admiradores y con santo orgullo. Eso es nuestro, lo encargaron nuestros mayores y lo hemos conservado y venerado siglos. Y ahora os lo enseñamos. Con afecto de hermanos que somos  y con orgullo de lo que poseemos.

No ya en el mundo, en España, son poquísimos quienes saben que existe Redecilla del Camino. Y eso que quienes hayan hecho el francés, no en ese sucedáneo de los cien kilómetros sino desde Europa o al menos desde Roncesvalles, han pisado ese lugarcillo burgalés. Muy posiblemente con su iglesia cerrada y sellando la Compostela en un bar o en el ayuntamiento. Y se quedaron sin ver esa espectacular pila bautismal románica, seguramente una de las más bellas del mundo en ese estilo.

Aunque también es posible que haya voluntarios, muchas veces gratuitos y por amor al arte y a la Iglesia, conocemos uno en Vilar de Donas, Lugo, que dedica sus horas de jubilado a enseñar una preciosa iglesia que sin él no podría admirar nadie. Las diputaciones, los gobiernos autonómicos, tendrían que arbitrar con escasísimo coste tener abiertos lugares que deberían estarlo. Una pequeña compensación a jubilados, todos deben estarlo en esos pueblos, más alguna propinilla del visitante, y todos contentos. Pero no vayamos a jorobar con esa miseria la miseria de su jubilación. Se trata de sumar dos miserias para que sean menos miseria. No que la nueva acabe con la anterior.

Me refiero a aquellos lugares a los que la Iglesia no puede atender. En los que puede, pues a montarlo. Somos testigos de que en Siones, Vallejo y San Pantaleón de Losa podía. Y extraordinariamente bien.

Pues, querido Hermenegildo, ya ves a lo que ha dado lugar tu comentario. Creo que tenía entidad no para  responderlo en esa lista que muchos no leen sino que merecía más relevancia.

Comentarios
9 comentarios en “Las Edades del Hombre, Hermenegildo y algunas cosas que creo se deben decir
  1. Yo no estoy en contra de las buenas exposiciones, pero me motiva mucho más ver las obras de arte en su sitio. Y, por el contrario, resulta frustrante visitar una iglesia, un monasterio o un palacio y encontrarse el hueco de algunos de sus principales tesoros porque han sido prestados para tal o cual exposición. Sin contar los riesgos que conlleva el traslado de estas frágiles piezas.

    No obstante, y ya que, sin pretenderlo, me he convertido en protagonista de esta entrada, me permito barrer «pro domo mea» y recomendar la magna exposición, «Traslatio sedis», que se está celebrando actualmente en la Catedral de Cádiz con motivo del 750 aniversario del traslado de la sede episcopal de Medina Sidonia a Cádiz:

    http://www.traslatiosedis.com/

  2. Lo impresionante es el abismo que media entre el apabullante acervo artístico de las regiones en las que fracasó el Frente Popular, y el de aquéllas cuyo tesoro arrasaron a placer social-comunistas, anarquistas y separatistas. Entre «Las edades del hombre» (Castilla y León) y, por ejemplo, «La luz de las imágenes» (Comunidad Valenciana)… no hay color.

      1. Muy poca gente tiene una idea siquiera aproximada del valor artístico e histórico de lo mucho que quemó y destruyó sistemática y hasta meticulosamente el Frente Popular desde febrero de 1936 hasta el final de la guerra. Y menos lo sabrán las generaciones futuras, pues su ocultación oficial en folletos turísticos y cartelas museísticas es igual de meticulosa y sistemática desde hace cuatro décadas.

        1. Respecto a Andalucía, para muestra un botón. En dos días y una noche de mayo de 1931, toda una capital del porte y la enjundia de Málaga vio arder a manos de las «fuerzas de progreso» la casi totalidad de sus antiquísimas parroquias y conventos, amén de su palacio episcopal y poco faltó para que perdiera su portentosa catedral que ya habían empezado a pegar fuego. La ruina fue tan grande que, a pesar del milagroso empeño reconstructor y restaurador del franquismo en toda España, hoy Málaga basa su oferta turístico-cultural en museos contemporáneos tan mediáticos y masivos como aburridos y ajenos. Y en una Semana Santa de tallas, tronos y mantos nuevos, claro.

  3. Diácono: Le entrada, baratísima: 5 euros. La gasolina desde Madrid, sobre 60 o 70, como nos gusta comer y beber bien, otros tantos. Pues no vamos a protestar por 10 euros de entrada. Y muy bien pagados.
    En Santa Cecilia no hay culto. En la Colegiata sí. No sé como lo habrán resuelto. La exposición de Cisneros en Toledo no obstaculizó para nada el culto en la catedral. En Aguilar no sé que habrán hecho perro seguro que no se quedaron sin misas los vecinos que tengan costumbre de oírla.

    1. Pues depende de lo que cada uno entienda qué es caro, la distancia, y si va uno solo o con su mujer, etc.

      Catedral de Toledo: 12.50. Mire a ver una familia de más de 5 miembros por qué precio le sale.

      Ya dije que el balance es positivo en las exposiciones de arte sacro, pero hay que afinar. Sólo eso. Hay muchas cosas que pueden herir.

      Sé de buena tinta que cuando Las Edades, en concreto, llegan a un sitio, no son nada finas en respetar lo que allí hay y se vive. Hacen y deshacen, y todo se supedita a la exposición. Los párrocos afectados no pintan nada y han de callar y tragar.
      Pero vuelvo a repetir que en el global sale aprobado. Saludos.

  4. De acuerdo en casi todo. Veo las ventajas de las exposiciones sacras. Sólo un pero que parecen olvidar. La grandísima mayoría de las iglesias o catedrales donde se montan las exposiciones de Las Edades tienen culto, que se ve muy mermado, desplazado a un rincón, o directamente suprimido, por éstas. ¿Qué debe ser lo primero para la Iglesia? Además, los precios deben ser contenidos. A veces son excesivos. Si una de las excusas, sacadas a colación sobre la oportunidad de montar estas exposiciones, es la evangelización del visitante, ¿ha de cobrásele esos precios excesivos? ¿Pagar para que te evangelicen?

    Con respecto a la actual de Aguilar, me dio la misma sensación negativa, apuntada ayer, con lo de la muestra de otras religiones. ¿Qué pinta un dios hindú o un Buda en un templo católico? Así que aunque el balance puede ser positivo, hay cosas en este tema que depurar.

  5. Querido amigo: suscribo totalmente tu comentario. Estas exposiciones redundan en bien de todos. Por un lado, como afirmas, para poderse contemplar una obra. En otras ocasiones, como catequesis visual, pues estas exposiciones permiten hacer un recorrido iconográfico que en las parroquias es imposible de contemplar. Y un motivo que tampoco es baladí, y es que, en varias de estas exposiciones, sobre todo cuando es un organismo civil el que la organiza o colabora en ella, la pieza es prestada por parte de la Iglesia a la misma exposición, y a cambio, la entidad expositora restaura gratuitamente dicha pieza.
    Lo dicho, estas exposiciones de arte religioso son un acierto que no pueden sino hacer mucho bien.

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