En la muerte de Miguel Blesa

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Encuentran muerto a Miguel Blesa

Personaje por el que no siento la menor simpatía. Llegó a las más altas cumbres y cayó al infierno. Me refiero al de este mundo. Del otro es cosa de Dios y por supuesto no se lo deseo. De momento no se sabe si fue suicidio o accidente. Me gustaría que fuera lo segundo y no sólo por motivaciones religiosas. Si se hubiera suicidado muy desesperado tenía que encontrarse para tomar tal decisión al habérsele hundido todo.

Alguno podrá pensar que la noticia no tiene nada que ver con los temas de los que se ocupa el Blog. Yo pienso que sí. Porque todos, incluso los no creyentes, deberían pensar que trae mucha cuenta vivir como Dios manda. Y que el no hacerlo no pocas veces se paga en este mundo. A veces con un muy alto precio.

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Blesa, en la cúspide del poder económico, obsequiado, invitado y considerado por todos los que son importantes según los criterios del mundo, quebrantó dos principios que la religión católica reclama. ¿Hay que decir presuntamente? Porque si hay que decirlo, lo digo.

Había llegado a lo más alto que jamás pudo soñar. Sin duda por cualidades naturales poco comunes. Si en esas alturas se hubiera mantenido con honradez y fidelidad, hoy seguiría disfrutando de un status verdaderamente privilegiado al que llegan muy pocos. Y en el que viviría feliz con su mujer, su hija e innumerables amigos más o menos verdaderos. Le debió parecer poco lo que había alcanzado, siendo muchísimo, y quiso más. Y se le hundió el chiringuito. Hasta conocer brevemente la cárcel y con una perspectiva de bastante más tiempo en ella. Hoy hasta le rehuían la inmensa mayoría de sus antaño muchísimos amigos no fueran a salir en una fotografía con él. Hay otro caso muy parecido en España al que no le deseo tampoco un final tan desgraciado.

Convendría que bastantes pensaran que trae cuenta vivir como Dios manda. Llegando a una senectud feliz rodeado de tu familia y de amigos que te quieren hasta el día en el que Dios te llame sin haber dejado muertos en la cuneta.

Uno, desde su notable antipatía por Blesa, hoy le ha encomendado a la misericordia de Dios. Por lejano que hubiera estado en su vida. Evidentemente por decisión suya y no de Dios.

 

 

Comentarios
7 comentarios en “En la muerte de Miguel Blesa
  1. Ya había sido sometido a escarnio público por lo que eso no pudo ser el motivo del suicidio. Un hombre culpable no se quita la vida cuando es condenado o va a ser condenado, con pruebas que le incriminen o sin ellas, porque asume que a su delito le corresponde una pena. Un hombre inocente sí lo hace cuando no teniendo pruebas de su inocencia se desespera, ante la acusación injusta, por no creer y refugiarse en un Dios que sea Verdad suprema.

    Cuando salió de la cárcel se le pudo oír un alegato de inocencia: «…estaba aquí acusado por dos delitos injustamente». El modo de responder a los periodistas, segundos antes, nos da una idea de la tensión que estaba soportando por el juicio mediático paralelo. Como si no viese ocasión alguna para poder defenderse, cuanto menos públicamente, ante la sociedad española. Quizá, sería oportuno una entrevista con Mario Conde para aclararnos el qué, el porqué y quién al ser buen conocedor del sistema político-financiero y mediático español.

    En cualquier caso, descanse en paz.

  2. Que el Señor le acoja en su seno.

    Lo que no quita que una persona que se ha conducido por la vida con las artes con las que se ha manejado el señor Blesa, y hay sentencia sobre ello, me merezca, cuando estaba vivo y ahora que está fallecido, la misma poca simpatía.

  3. Como juzgas serás juzgado, quien este libre de vanidades y ambiciones o del peligro de ellas, que tire la piedra. Si Blesa fue un delincuente (parte del engranaje delincuente) que se le juzgue y pague su pena, pero esta sociedad lo lincha públicamente porque cojea de las mismas pasiones que Blesa, por eso el escarnio público, pero ahí tenemos el modelo de santa Teresa de Liseux con el condenado a muerte Pranzini, ese es nuestro modelo, ya sabemos que hay que vivir como Dios manda. Pero ahí tenemos a genocidas de niños sin ir más lejos, los que introdujeron y firmaron las leyes del aborto, empezando por González y la lista que sigue, esa gente si que ha hecho males horripilantes a su propio país, pero ahí siguen con su prestigio en esta sociedad vil donde las haya. Ya sabemos que hay que vivir como Dios manda, pero nuestro modelo es santa Teresa de Lisieux, no hay derecho a linchar a los ladrones. A los terroristas en cambio los homenajean. No me gustaría estar en la piel de los que celebran la muerte de un desgraciado. Desaparece la Iglesia desaparece el perdon

  4. D. Paco Pepe: Solo cita usted dos posibilidades: suicidio (Dios no lo quiera) y accidente. Disculpe pero me parece que es usted demasiado inocente al no considerar la tercera posibilidad, esto es, la del asesinato. Concretamente (yo que soy un conspiranóico, convicto y confeso), supongo que anguistiado por la perspectiva carcelaria, intentó presionar a amigos ¿compañeros? suyos de alguna logia para que le salvasen,… bajo amenaza de irse de la lengua y este estúpido intento de coacción o chantaje, determinó que alguien le ayudase a morirse. Puedeo estar equivocado (aunque lo dudo), pero siendo tan malpensado como soy, eso no debería tampoco extrañar.

    No obstante, en cualquier caso, me uno a Vd. para encomendar a la Divina Misericordia a este hijo de….¿?

  5. ¡Vaya si es pertinente esta noticia en el blog! Por desgracia, lo que revelan este tipo de muertes es una sociedad enferma, tremendamente envilecida. Ahora mismo hay una jauría de demonios suelta por todas las cajas de comentarios de todas las páginas de internet, en puro éxtasis celebrando el mal morir de un ser humano. No es la primera vez que sucede, pero el fenómeno da que pensar.
    A mí Blesa tampoco me caía nada bien. He de reconocer que hasta le tenía cierta manía, por su chulería, su soberbia y el mal que hizo a tanta gente corriente. Pero no se me ocurre ponerme a dar saltos de alegría porque hayan encontrado su cadáver con un tiro en el pecho.
    No me cabe duda de que, al apostatar de la fe que le dio el ser, la sociedad española está degenerando a niveles verdaderamente repulsivos. No me imagino yo este tipo de reacciones llenas de maldad hace 50 años (salvo, evidentemente, en la sempiternamente amargada izquierda radical).

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