La fanática y el imbécil

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13 comentarios en “La fanática y el imbécil
  1. Si todo lo que dice LF esta muy bien, pero insisto, nos escandalizamos por las mentiras de SORONDO, y por su promoción del sacrilegio y la herejía, pero SORONDO no ha aparecido de repente como las setas. La misa no fue en una capilla escondida de la Patagonia. La misa fue en el msimísimo Vaticano, a escasos metros del autor de la Amoris Laetitia, el mismo que dijo que la única interpretación posible era que los amancebados podían comulgar en pecado y sin arrepentimiento.
    ¿Nos rasgamos las vestiduras por SORONDO y nos quedamos tan tranquilos con Bergoglio, cuando SORONDO no hace mas que seguir las instrucciones de su Jefe? ¿Es esto coherencia? Y lo digo por todos, no solo por LF, sino tambíen por usted, Sr. De la Cigonia.
    Estos escandalos asimétricos o esquizofrénicos, al final llevan a los fieles a pensar que da todo igual y que no se los respeta, como decía don Jorge Gonzalez G. Es lo que pasa cuando se pierde repetidamente la coherencia. Y permitame hacer de profeta, esto va a ir a peor. ¿O es que se cree usted que ese SORONDO tan malo malísimo, que lo es, actúa por su cuenta? Es la línea de Bergoglio, hago los lunes un guiño a la Tradición, y el martes, me la cargo, y el miercoles uno de sus mariachis pone en practica las aberraciones de los martes. Primero es solo uno. Pero luego lo lógico es que otros muchos curas, como el Padre Angel, o JAMES MARTIN, se dediquen a dar la comunión a amancebados y a amacebades a mansalva, y si se tercia y llevan mascota a misa tambíen le dan la comunión al gato, total… Primero es una excepción, luego se va convirtiendo en algo mucho mas extendido hasta que se confunde con la normalidad. Y al final de hecho, se ha engañado a muchísimos fieles y se ha generado un habito herético. Ergo, herejía perfecta, no nos salimos de la Iglesia sino que la protestantizamos por la vía de hecho, eso si, decimos que somos muy católicos. ¿Y SORONDO es el malo? ¿Es el culpable?
    Esto es como el caradura de PAULO VI decía compungido que el humo de Satanas había entrado en la IGLESIA. ¿Y como entró por arte de magia? ¿Es que acaso el no tuvo nada que ver con su ineptitud y su cobardía? ¿O el culpable era el jardinero del Vaticano? Y EN ESTE CASO ES MUCHISIMO PEOR, porque Bergoglio no actua por negligencia, sino con un propósito y una estrategia concreta.

      1. «Todo lo que dice LF. está muy bien…»

        ¡Madre mía si así están las cabezas de los mejores cómo estarán las de los peores!

        Y conste que excepto en los insultos estoy de acuerdo con el post y con el comentario.

      1. Efectivamente a Bergoglio lo consagró el Santo polaco ANTES que se diera a conocer a cara descubierta. No nos olvidemos que Bergoglio es un as en el arte de la mentira y de la ocultación. Tanto es así que San Juan Pablo II soslayó el informae Kolvenbach y se basó en un homobre de recta doctrina como Quarracino que le rogó y le imploró personalmente por la promoción de Bergoglio.

        En resumen, a Bergoglio se le puede llamar con total propiedad el error Quarracino.

  2. La sonrisa de la Inmaculada

    Fray Damian Day OP
    11 de Febrero de 2020

    Las madres tienen una sonrisa connatural. Vemos su hechizo especial cuando una madre se inclina y sonríe a su hijo recostado en la cuna, que la mira con los ojos muy abiertos.
    Envuelto en la calidez de ese amor materno, toda la atención del niño descansa en la sonrisa de su madre, que le inspira tranquilidad y confianza. Algunos estudios incluso sugieren que los niños lactantes incitan a sus madres a sonreír.

    Con Nuestra Madre del Cielo ocurre algo semejante. Desde la Cruz, Nuestro Señor nos dio a Su Madre, la Madre de Dios (cf. Juan 19, 26–27), Que ahora, desde el cielo, sonríe a todos Sus hijos.

    El autor espiritual francés, el abbé Pierre Descouvemont, Sacerdote de la Diócesis de Cambrai, caracteriza la verdadera devoción a María principalmente como «la adquisición del hábito de vivir bajo la sonrisa de María.» (Traducido de Marie au coeur de nos vies por Pierre Descouvemont, 25–26).
    Las biografías de dos famosos santos del siglo XIX ilustran la alegría de vivir bajo la sonrisa de Nuestra Señora.

    Cuando era niña, Santa Teresa de Lisieux cayó gravemente enferma. Ante el empeoramiento de su estado febril, la familia de Teresa fue presa de una gran angustia.
    Sus hermanas se arrodillaron ante una estatua de Nuestra Señora de las Victorias, implorando Su ayuda. Teresa también se volvió a la Madre y le pidió compasión.

    De repente, Teresa vio el rostro de la imagen transfigurado, mostrando una belleza y ternura celestiales. Pero, recordó un detalle: «Lo que me llegó hasta el fondo del alma fue Su sonrisa deslumbrante.» (traducido de Histoire d’une Âme por Thérèse de Lisieux, 56–57). Y a la luz de esa sonrisa, todos sus dolores desaparecieron.

    Veinticinco años antes, esa misma sonrisa impactó el alma de otra joven francesa: El 11 de febrero de 1858, Bernadette Soubirous estaba recogiendo leña cuando de repente vio a una hermosa Mujer.
    La Mujer no habló sino que sólo le sonrió. Nuevamente, durante la segunda aparición, la Mujer sonrió sin hablar. El alma de la joven santa quedó electrizada para siempre por esta sonrisa, rebosante de amor celestial.

    Un día, el conde de Bruissard, un libertino y ateo, al enterarse de las supuestas apariciones de la Santísima Virgen a Bernadette, la condujo a Lourdes para ridiculizarla y dejarla como mentirosa.
    Habiendo escuchado su historia, pidió que reprodujese la sonrisa de María.
    Al principio, Bernadette respondió que necesitaría estar en el cielo para reproducir esa sonrisa. Sin embargo, al enterarse de que el Conde era un pecador, incrédulo y de corazón endurecido, precisamente el tipo de gente por quienes la Virgen le había dicho que rezara, ella le sonrió como lo hacía la Virgen.

    Al mirar el rostro de la muchacha campesina, el conde vio impresa allí una visión de una sonrisa celestial. Esa sonrisa se grabó en los recovecos más profundos de su corazón.
    Escribió más adelante en su autobiografía: “Desde entonces, llevo en mí, en lo más profundo de mi alma, esa sonrisa divina. Se han secado las lágrimas. Perdí a mi esposa y a mis dos hijas, pero me parece que no estoy solo en el mundo. Vivo con la sonrisa de la Virgen.”(traducido de La merveilleuse vie de Bernadette: La voyante de Lourdes por Xavier Marchet, 164–166).

    Esa sonrisa materna convirtió al conde y lo conjujo a través de las múltiples penalidades de esta vida. Aprendió a vivir bajo la sonrisa de María.
    Bernadette también se retiró a un Convento de las Oblatas Regulares Benedictinas de Nevers, para poder entregarse a la contemplación del amor que había experimentado.

    ¿Porqué curó esa sonrisa a Teresa, salvó al conde y dejó a Bernadette electrizada?

    Encontramos la respuesta en el Paraiso de Dante. Al acercarse al pináculo de su peregrinación celestial, Dante contempla finalmente el Rostro de María.
    El poeta, como si prefigurase las palabras de Bernadette, no puede sino decir: «Que todas las cosas maravillosas que había visto antes no habían dejado mi visión tan aturdida, suspendida, ni me mostraron hasta tal punto, el Rostro de Dios.» ( Paradiso , XXXII, 91-93).

    La sonrisa de Nuestra Madre nos muestra el Rostro de Su Hijo. En la sonrisa de María se vislumbra un destello del amor divino. Al mirar al Rostro de Quien le dio a Dios un Rostro humano, aparece reflejado el amor del Dios Encarnado.

    Una simple ojeada al reflejo del amor de Dios fue suficiente para curar a una niña enferma, destruir el ateísmo de un pecador empedernido y arrogante y a su vez, atraer a Bernadette al silencio del claustro, para pasar sus días contemplando siempre ese amor.

    Y fue sólo una ojeada. Si Teresa y Bernadette hubiesen visto la plenitud de ese amor, nos dice el Padre Descouvemont que «habrían muerto de felicidad.»
    Sólo en el cielo veremos completamente «con qué amor infinito somos amados por Dios, por la Virgen María y por todos los santos,» del Paraiso.
    Estas dos hijas de Francia percibieron algo de la sonrisa de María, que conmovió su alma.

    Vivamos bajo la sonrisa de Santa María y dejemos que conmueva nuestra interioridad.

  3. Fanático significa seguidor enfervorizado de algo con todas las consecuencias.El catolicismo, o es fanático o no es catolicismo.Lo dijo Jesucristo, fanático máximo: «Quien no está conmigo está contra mí».Para no fanáticos ya están los acomodaticios, los débiles, los falsos, los hipócritas, los relativistas y los…italianos (que sostienen una cosa y la contraria con su maldita sonrisa hipócrita y que clavan la daga florentina mientras sonríen beatíficamente).

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