La entrevista del Papa a ABC (IX)

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Papa dictador, líder manqué? – Kosmospolis

Sobre Cataluña elude pronunciarse. Es cuestión que tenemos que resolver nosotros y parece traerle sin cuidado la solución que resolvamos. Pero sí ha estado durísimo con los curas independentistas catalanes. Ninguna autoridad eclesiástica había empleado nunca ese lenguaje con ellos. Que afecta también a los obispos consentidores. Y no digamos ya a los que, como Planellas, colgaron esteladas de la torre de su parroquia. No se les puede desautorizar ni más alto ni más claro. «Lo que no puede la Iglesia es hacer propaganda por un lado o por otro» ¿Y ha visto alguien a un cura o un obispo de Cataluña haciendo propaganda por el otro lado?

Y para que no quede duda: «Lamentablemente cuando la identidad sacerdotal se despista un poquito se te va a la política. Cuando el cura se mete en política no va bien… (…) Si quieres hacer política, deja el sacerdocio y métete a político».  Pues a ver si le hacen caso.  Empezando por Planellas.

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Tras esto no puede extrañar que haya medios que titulen: «El Vaticano se desmarca del proceso»

https://sociedad.e-noticies.es/el-vaticano-se-desmarca-del-proceso-142999.html

Sobre la obra de España en América se muestra favorable con sus singularidades léxicas que siempre le acompañan. «Para América Latina, España sigue siendo la Madre Patria» Y a continuación: «los españoles llegan a América taconeando en el buen sentido. Eso hay que recuperarlo siempre» ¿Qué habrá querido decir? ¿Qué es lo que hay que recuperar? ¿El taconeo? ¿?Cuál es el mal sentido del taconeo? ?De dónde habrá sacado lo de que los españoles llegaron a América taconeando? Cuando la inmensa mayoría de los españoles no ha taconeado en su vida. Será porque sus raíces son totalmente italianas y de español no tiene nada. Pero parece que ha querido decirnos una amabilidad, aunque incomprensible, así que a agradecerla.

Después otras palabras que en la terminología bergogliana tienen también una interpretación confusa: colonización y conquista.Para el lo mejor es lo primero y eso fue lo que hizo España. Con defectos, ciertamente, pero que no podemos juzgarlos, dice, con criterios de hoy. Extraña que tratándose del Papa no utilice la palabra evangelización.  Alabanzas a la actitud de los reyes de España y valoración muy superior a lo que hicieron otras naciones. Concluye repitiendo: «España sigue siendo la Madre Patria, algo que no todos los países pueden decir». No entusiasmante pero ciertamente positivo.

 

 

 

Comentarios
5 comentarios en “La entrevista del Papa a ABC (IX)
  1. Conforme al Diccionario de la RAE (https://dle.rae.es/taconear?m=form):

    taconear

    De tacón y -ear.

    1. intr. Pisar con fuerza o brío, produciendo ruido.

    2. intr. Golpear a la caballería con los tacones.

    3. intr. En ciertos bailes, mover rítmicamente los pies haciendo ruido con los tacones en el suelo. U. t. c. tr.

    4. intr. Dar golpes con algo en el suelo haciendo ruido. U. t. c. tr.

    Entendido en el primer sentido, creo que es fácil interpretar las palabras del Papa, y que emplea certeramente la expresión. Entiendo que lo que quiere decir es que los españoles llegaron pisando con fuerza y haciendo ruido. Y creo que saltan a la vista las buenas y malas connotaciones que pueden asociarse a la fuerza y al ruido.

    Dicho lo cual, es la primerísima vez que escribo un comentario en alguna parte defendiendo al Papa Francisco. Del que tampoco soy nada fan, y que también considero un metepatas. Cuando no un cizañero, o algo peor. Pero es cierto que alguna vez he coincidido con hispanoamericanos largo y tendido, y que a veces los peninsulares tendemos a ser demasiado categóricos en nuestro juicio acerca de cómo emplean la lengua española los hermanos de allende el Charco. Que son tan dueños del idioma como nosotros (y no digo ni sugiero que usted diga lo contrario).

    Dado que es la primera vez que recuerdo comentar nada en este blog, aprovecho para decirle algo «bonito» (sin ñoñerías). En ese sentido, manifestarle el inconmensurable bien que desde hace ya muchos años me hace a mí y a tantos más leer a alguien que, como usted, dice lo que piensa sin andarse con tanto respeto humano ni afectación. Desde aquí mi máximo agradecimiento. Que el Señor le bendiga y le guarde. Que el Señor haga resplandecer su rostro sobre usted y le conceda su gracia. Que el Señor vuelva hacia usted su rostro y le conceda la paz. Y de paso, que alargue y gratifique sus días. De usted cuanto ya no esté doy por hecho que se podrá decir lo que usted ha escrito de otros: «siervo bueno y fiel». IHS

  2. «Si quieres hacer política, deja el sacerdocio y métete a político»;
    solo ver quien lo dice, el porteño bergoglio, un politiquero demagogo y populista de pacotilla.

  3. «Si quieres hacer política, deja el sacerdocio y métete a político»

    Pues Francisco a un cura que hacía política lo hizo Arzobispo de Tarragona, nada menos.

  4. Por encima de los actos secesionistas trufados de una falsa –no errónea, sino falsa porque está mintiendo de intento– del abad Soler echando un mitin en la Iglesia de Figueras sobre el carácter cristiano –sic– de la secesión; por encima de los comportamientos folclóricos de las «teólogas» Forcades –de profesión, su hábito con pantalones y su asociación pro aborto, ella dice derecho a decidir y su activismo separatista– y Caram — de profesión sus enamoramientos de Mas y su divinización de Messi, auxiliar de monjas impedidas para acudir a votar el independentismo en convocatoria prohibida por el TC, y, ahora, bendecida por Bergoglio con una prelatura personal– o lo que sea– arrebatada al Opus Dei, se supone que de acuerdo con el carisma de la tucumana por aquello ad charisma tuendum–; por encima de los tropecientos curas y religiosos abajofirmantes de la segregación de Cataluña; por encima del abad de Poblet que invita a Junqueras a hablar de física cuántica y teología –un sujeto con dificultades para entender más allá del teorema de Pitágoras, al de Tales seguro que no llega; por encima de toda esa recua con sus alaridos, estaban los obispos. Planellas, don Paco Pepe, que fue mucho más allá de la colocación de la cubana en la torre eclesial para defender con un principio que dejó atónitos a los moralistas: hemos de seguir lo que el pueblo decida; no el bien o lo mejor, no; nada de moral objetiva; de acuerdo con el te´ólogo Planellas, luz de Tarraco, lo que se perdió don Marcelino, la Iglesia debe abdicar de la ley natural para seguir los caprichos de la CUP. No sólo Planellas. Hace poco, por enésima vez, los obispos de estas tierras volvieron a la carga con un texto que prepararon Vives y Novell, éste `poco antes de cambiar su situación, Es que los obispos de acá, don Paco Pepe, son una gozada, una prenda en teología. Hasta Omella habla del agua de la ducha, tan extensos son sus conocimientos.

    Pero no andan solos. Hay bobalicones que todavía les bailan el agua, que les vienen apoyando. En el número de 2908 de la revista Vida Nueva, de septiembre de 2014, donde podía leerse «El debate soberanista se ha convertido en un tema tan transversal y trascendente que es difícil para la Iglesia quedar al margen», recordando que » la máxima concreción política ha sido la del joven obispo de Solsona a favor de celebrar la consulta el próximo 9 de noviembre. […] Obviamente Novell sabía cómo revestir su alegato inmoral «la doctrina católica sobre el derecho a la autodeterminación de los pueblos y de las naciones es clara», sofisma reiterado ad nauseam por los prelados separatistas. Como el cacumen teológico de los mitrados no daba para mucho, había que recurrir a estrategias más rastreras. Y así Sistach recordaba que «mi hermana es separatista», una postura de «casa», como él decía de la televisión que ridiculizaba a Benedicto XVI, la «nuestra». Sabían que mentían, que el magisterio reciente de Juan Pablo II era otro, el el Discurso a la Quincuagésima Asamblea General de las Naciones Unidas: (5 de octubre de 1995, nº 8); texto que hay que leer en su contexto para entenderlo correctamente, pues fuera de este se presta a interpretarlo erróneamente. Y, en efecto, en ese mismo nº 8 de su Discurso a las Naciones Unidas , dice textualmente Juan Pablo II: «Este derecho fundamental (de cada nación) a la existencia no exige necesariamente una soberanía estatal, siendo posibles diversas formas de agregación jurídica en diferentes naciones, como sucede, por ejemplo, en los Estados Federales, en las Confederaciones, o en Estados caracterizados por amplias autonomías regionales».

    Recordemos, por abreviar, el Mensaje a la Conferencia Episcopal Italiana , del 6 de enero de 1994 «Si la situación actual exige la renovación social y política, a nosotros, los pastores, nos corresponde recordar con energía los presupuestos necesarios que llevan a a la renovación de las mentes y los corazones, y, por tanto, a la renovación cultural, moral y religiosa (Cf. Veritatis splendor, 98). Precisamente, aquí se coloca nuestra misión pastoral: debemos invitar a todos a un examen de conciencia específico que no debe ser solo de carácter político sino también, y sobre todo, de carácter cultural y ético. Es necesario, por tanto, ayudar a todos a librar ese balance de los aspectos utilitaristas y coyunturales, así como de los peligros de separatismo que, al parecer, están surgiendo en el país. A decir verdad, en Italia, desde hace mucho tiempo, existe cierta tensión entre el norte, más bien rico, y el sur, más pobre. Pero, hoy en día, esta tensión resulta más aguda. Sin embargo, es preciso superar decididamente las tendencias corporativas y los peligros del separatismo con una actitud honrada de amor al bien de la propia nación y con comportamientos de solidaridad renovada. Se trata de una solidaridad que debe vivirse no solo dentro del país, sino también con respecto a toda Europa y al tercer mundo. El amor a la propia nación y la solidaridad con la humanidad entera no contradicen el vínculo del hombre con la región y con la comunidad local en la que ha nacido y las obligaciones que tiene hacia ellas. La solidaridad, más bien, pasa a través de todas las comunidades en las que el hombre vive: en primer lugar, la familia; la comunidad local y regional; la nación; el continente y la humanidad entera. La solidaridad las anima, vinculándolas ente sí, según el principio de subsidiaridad que atribuye a cada una de ellas el grado correcto de autonomía». Programa en plena consonancia con el Concilio Vaticano II (Lumen Gentium, nº 28).

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