Del último Specola:
Quienes han sido «convertidos» por este Pontificado tienen los mismos temores que el mismo Papa: el rechazo de todo y de todos los que estuvieron allí antes y el deseo de dictar la ley. Ruffini: «Se han creado hermosas amistades en círculos más pequeños». Ya hay quienes están pensando en echar mano del Código de Derecho Canónico. Esta mañana alguien ya ha hablado de cómo reformar las estructuras eclesiales y las curias aplicando también el Código. Hace diez años que el Papa Francisco consultó a los canonistas y al Dicasterio competente para reformar el Código y hoy la discusión está encomendada a quienes ni siquiera tienen el bachillerato.
Eric Sammons en la revista Crisis. El concepto de sinodalidad amenaza con reemplazar al catolicismo como religión de la Iglesia católica. «¿Qué es exactamente la “sinodalidad”? El sitio web oficial del Vaticano sobre el sínodo da una definición tan tortuosa que crea estupor. La definición es puramente “Vaticana”: un cruce entre un manual gubernamental burocrático y un manual extravagante de la Nueva Era, muchas palabras que, juntas, significan… nada. La “sinodalidad” se convierte así en una fachada para implementar cambios fundamentales en el catolicismo. El uso de términos como «caminar juntos» y «reunirse en asamblea» da una cara feliz a la deconstrucción radical de la fe católica.
La sinodalidad no son los sínodos de la Iglesia primitiva. Esos sínodos eran reuniones de obispos, generalmente de una región geográfica limitada, para abordar disputas y cuestiones que surgían dentro de las iglesias locales. Estos sínodos o concilios eran órganos oficiales del magisterio de la Iglesia y, por tanto, podían definir solemnemente las enseñanzas de la Iglesia. Todos los obispos fueron invitados y ningún sacerdote o laico tenía derecho a votar en estos consejos. El Sínodo sobre la sinodalidad es más bien una forma de «parlamentarismo cristiano» que se convierte en «una forma de democracia en la que cada uno decide todo por mayoría de votos». Semejante metodología es ajena al catolicismo, tanto oriental como occidental. La sinodalidad es el esfuerzo por transformar el catolicismo en una nueva religión en la que la verdad y el error, el vicio y la virtud sean tratados como cosas sobre las que sus miembros pueden votar. La sinodalidad no sólo es ajena al catolicismo, sino que es la antítesis del catolicismo. Está surgiendo como una nueva religión que busca arrebatarle el control a la Iglesia católica para reemplazar al catolicismo.
Ya tenemos el primero que se salta la prohibición de silencio impuesta a los padres y madres sinodales. Müller deja el pedido ‘ayuno de palabra pública’ y desobedece el reglamento, que pide a los 365 participantes “confidencialidad” y “reserva”. Ha concedido una entrevista de diez minutos al canal EWTN entrevistado por Raymond Arroyo: «le parece un espanto que participen de la reunión 54 mujeres y laicos, por primera vez con derecho a voto. “Nadie sabe qué significa darle el voto también a los laicos porque la naturaleza de esta asamblea ha cambiado”. Müller no participó del retiro de tres días en las afueras de Roma que precedió la asamblea, y es el único que participa vistiendo la sotana cardenalicia. Sobre su sucesor, el Tucho, Müller recordó que “existe la doctrina de Jesús, de los apóstoles y de la Iglesia, y los papas y los obispos son promotores de esta doctrina, pero no tienen sus doctrinas propias (…). Claro que el Papa tiene una autoridad especial en la Iglesia y para la fe católica, pero no es una persona que recibe nuevas revelaciones . Por eso esta idea formulada por el nuevo prefecto es muy nueva, una idea muy especial, nunca escuché algo parecido y fui 16 años profesor de dogmática y nunca leí nada de este carisma especial”.
Müller denuncia una supuesta “doble actitud” del Vaticano, tolerante con obispos progresistas e intolerante con obispos conservadores. “Critiqué abiertamente (y dije) que es una vergüenza que cualquier buen obispo ortodoxo esté bajo agresión y que otra gente que está haciendo muchas cosas erradas, herejías, reciben una actitud de tolerancia desde Roma”. Sobre la apertura al sacramento de la comunión a los divorciados vueltos a casar, en ciertos casos, dispuesta por el papa Francisco: “Es muy claro que, según el Viejo y Nuevo Testamento y los Mandamientos, que cualquier comportamiento sexual afuera de un legítimo matrimonio es un pecado y nadie puede cambiarlo, es la palabra de Dios (…) [El Papa y el cardenal Fernández] dicen que son excepciones, pero en algunos casos no son excepciones y no se puede relativizar a la Palabra de Dios con la llamada ‘ética de la situación’”. Ante un posible castigo para el díscolo Müller, por desobedecer la consigna de confidencialidad, respondió con risas. “Lo del silencio es un tema de discernimiento personal. No va a intervenir la policía y va a castigar o poner una multa, somos hermanos y hermanas, cada uno tiene capacidad de discernimiento”».
la dichosa sinodalidad, otra farsa bergogliana del porteño bergoglio.
la sinodalidad es una farsa bergogliana mas del (…) bergoglio.
De la Specola de hoy,me quedo sin duda con la inducción que puedan hacer los botarates entre la decreciente población cigüeñil y la humana.La ocurrencia es valleinclanesca,y me ha hecho reír de buena gana.
En cuanto al sinodorrio,cuando salga el documento postsinodorrial, buscaré la edición que tenga las páginas más finas,y lo utilizaré para higienizarme el tafanario.
Suplico que alguna sea en» papel biblia»,por razones obvias.
Matan el tiempo y funden el dinero de los pobres contaminando los cielos con sus aviones y jugando a las sillas para ‘discutir’ sus fantasías. Y las parroquias cada día más desiertas. Apenas quedan ya ni un tercio de las misas, y en ellas cada vez menos viejas…
Aquelarre, contubernio.