JUSTICIA CLIMÁTICA II

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DÍA DE LA TIERRA: 10 ACCIONES QUE TE PUEDEN AYUDAR A CIUDAR EL PLANETA -  Tour Innovación

JUSTICIA CLIMÁTICA II

En la nota anterior, citando a un teólogo ortodoxo ruso hablamos de la “vampirización” de los cuatro elementos claves: el agua, el aire, la tierra y el fuego.

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Empezaremos con el tercero, la tierra siguiendo el pensamiento de un pionero, el arquitecto francés, Paul Hary, un enamorado del campo argentino, expuesto en un artículo publicado el “La Nación” el 29 de septiembre de 1987, titulado “Completar la Creación”, hoy más actual que entonces.

El articulista fue un hombre práctico; productor rural, fundó en 1957, el Consorcio Regional de Experimentación Agrícola germen de los grupos C.R.E.A, existentes y dinámicos, aunque hoy hayan perdido la visión integral de su fundador.

El trabajo comienza señalando una opción que Dios deja al hombre: “completar la Creación o destruirla”. Porque existen varias maneras de producir en el campo, como de hacer las más diversas cosas, desde la medicina hasta la política: una con la mira puesta en el beneficio inmediato; otra, hipnotizados por la técnica, otra, haciendo uso del buen sentido. Los pies en la tierra, sin olvidar que en las tareas campestres “la colaboración con el Creador es más estrecha que en otros casos”.

Hary destaca que “el mundo es más complicado de lo que dicen los textos y la tierra más compleja de lo que piensa la gente”. Ante la aparición de nuevas técnicas, tal vez computarizadas, el desafío es usarlas con inteligencia, manteniéndola como medios “porque, descompuesto el semáforo del buen sentido, pueden ser temibles”.

Advierte la necesidad de proteger los “centímetros de tierra vegetal que, como manto protector, cubren nuestros campos. Allí es donde millonadas de microorganismos generan vida, siempre que no se los moleste y los peligros que se corren con el uso de ciertos insecticidas y fertilizantes y también con producciones violentas que exaltan la producción en el momento a costa de desquiciar una armonía vital; así se puede iniciar una ronda infernal en la que el suelo va perdiendo sus virtudes naturales por intoxicación o por calcinación”.

Además, denuncia los peligros del que conlleva el uso “de ciertos estimulantes del crecimiento del ganado sobre la salud de la gente”.

El artículo acaba con una referencia a “la responsabilidad moral de completar la Creación, de procurar alimentos para los hombres que mueren de hambre en el mundo”.

Después de la publicación estamos mucho peor porque a partir de 1996 se extendió el uso de semillas transgénicas para que las plantas sobrevivan al uso del glifosato que mata a las malezas y a todo lo demás.

Este pesticida comercializado como Roundup primero por Monsanto y ahora por Bayer, aplicado en millones de hectáreas, produce cáncer, abortos y enfermedades congénitas. Además de intoxicar el suelo y destruir el manto protector al que se refiere Hary.

Los estudios hechos en Monte Maíz, cuya población es de 8.000 habitantes, ubicado a 300 km. de Córdoba capital son aterradores. Allí, el glifosato es sinónimo de “cosechar enfermedades” y se multiplican los casos de cáncer, abortos y anormalidades congénitas.

Y nos preguntamos: ¿por qué no se prohíbe la venta de este pesticida? La respuesta es clara, tenemos un Estado débil, ausente en realidad, que no tiene fuerza ni ganas de enfrentar a poderosas multinacionales. La salud de la población, la degradación de la tierra, no interesan.

En una próxima nota nos ocuparemos de la vampirización del agua.

Buenos Aires, abril 24 de 2024. Bernardino Montejano

 

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