| 09 agosto, 2017
Mentiría si dijera que estoy consternado por los ataques del expresidente de CONFER al obispo de Mallorca. Es más, si estos ataques al administrador apostólico de Mallorca consiguieran evitar que fuese nombrado obispo titular, el mercedario, talvez por primera vez en su vida, habría hecho un buen servicio a la Iglesia y a Mallorca.
Taltavull, a Lugo de auxiliar y asunto terminado.
Taltavull es ya un desecho de tienta. Si llega a aterrizar como titular en Mallorca, no será en modo alguno por sus méritos porque no los tiene. Se deberá exclusivamente a la comodidad de Mons Omella que simplemente no quiere a su lado al menorquín, triste realidad la del malquerido.
Los tics dictatoriales con las jerónimas muestran un carácter nada amable ni comprensivo. Cierto que esos defectos los ha venido ocultando tras florida verborrea menorquina, dulcísima y eufónica, pero de tremenda vacuidad. A la hora de la verdad a D. Sebastià le gusta mandar, imponer y dictar. Su amable imagen, pura apariencia, se diluye como azucarillo, y aparece el Taltavull verdadero. Aparece, además, alguien corto de luces; digámoslo claro, si las tuviere actuaría con inteligencia, y ésta, en su caso no parece una virtud que en él resplandezca.
Ejercítese Mons Omella en la plegaria, hágalo sin miedo, sopese que es más gravoso para su alma y su salvación, la molestia de soportar al menorquín entre sus otros auxiliares, o el grave pecado de imponer un obispo inútil a los mallorquines con el sólo argumento de su cardenalicia comodidad.