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Falleció el P. Jorge de la Cueva, uno de los últimos jesuitas, si no el último, de la antaño ínclita Compañía de Jesús

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Nacido en Madrid el 30 de enero de 1927, tenía por tanto 93 años.

No le conocí personalmente pero tenía de él muchas referencias. Fue el responsable de aquella Congregación Mariana de la Asunción que todos los sábados al anochecer llenaba de jóvenes la acera de la calle Serrano delante de la iglesia de los jesuitas. Era un espectáculo muy notable de presencia juvenil católica. La Compañía acabó con las gloriosas Congregaciones Marianas, las sustituyó por las CVX y se quedó con la nada.

Junto con el padre Bidagor fue el animador espiritual de numerosísimos jóvenes en su vocación religiosa o matrimonial que, tantos años después, conservan encendida aquella llama que el padre de la Cueva tanto y tan bien cuidó. Seguramente sería el último, tal vez el penúltimo jesuita de aquella legión de Loyola que Jesús con su nombre distinguió. Lo que queda, desgraciadamente, ya no tiene nada que ver con lo que fue.

Y además, desaparece. Poca pérdida, pensarán no pocos.

Seguramente la Compañía de Jesús en España perderá este año la cifra de los 700 miembros. De  los cuales casi la mitad  superarán los ochenta años y otro tanto estará comprendido entre los sesenta y los ochenta. Sin haber llegado a esta última cifra apenas quedaría unos cien y muchos me parecen.

La pérdida es mucho más en el número de miembros que en la efectividad de los mismos porque la gran mayoría de los fallecidos pertenecían a los que ya solo «oraban por la Iglesia y la Compañía». Cada año la cifra alarmante para las obras de la Compañía no eran tanto las defunciones como los que pasaban a la categoría de meros «orantes» en Alcalá, Loyola, Málaga, Villagarcía de Campos, San Cugat…

Esos jubilados, frente a ninguna, una o dos entradas anuales, son los que obligan a cerrar casas todos los años y que en los próximos van a ser muchas más.

La mortalidad de jesuitas españoles, prácticamente la totalidad muertos en España, era, dada la edad media de los mismos, absolutamente previsible y se agravaba con el paso de los años al ser cada vez menos y mayores. Pero no estaba ahí la gravedad del problema sino sobre todo en los noviciados vacíos que no permitían el menor relevo.

En 2017 murieron, salvo error por mi parte que será mínimo y a la baja, 59 jesuitas españoles; en 2018, 61; en 2019, 48 y en lo que llevamos al día de hoy, 12 de abril,  27. Este mes de abril, coronavirus a tope, han muerto en once días, 11 jesuitas.

Las edades de los que se han ido son las siguientes: Uno de cientoún años, dos de 96, uno de 94, uno de 93, uno de 92, uno de 91, dos de 90, dos de 89, cuatro de 88, uno de 87, uno de 86, tres de 85,  tres de 83,  uno de 80, uno de 78 y uno de 74 años. Los muertos de este año se van a disparar aunque eso va a producir tres resultados engañosos:

Va a descender la media de edad

A corto plazo, y cuando se supere este boom, disminuirán también las defunciones al haberse reducido el campo

Las casas de retiro van a estar mucho menos ocupadas a corto plazo. Con lo que aumentará la proporción de jesuitas activos sobre el total de los mismos.

Y, sin embargo, cada año los activos serán menos y más viejos que el anterior, cerrarán más casas y en breve se recuperará el overbooking de las casas de ancianos aunque se haya doblado la curva de crecimiento al haber cada vez menos jesuitas.

El P. de la Cueva se ha encontrado por fin con sus amigos, con sus santos y con su Compañía.

Descanse en paz.

 

 

Comentarios
24 comentarios en “Falleció el P. Jorge de la Cueva, uno de los últimos jesuitas, si no el último, de la antaño ínclita Compañía de Jesús
  1. Conocí al P. De la Cueva hace algunos años. Estuvimos hablando un poco sobre la situación eclesial en general, y sobre la «descomposición del ejército» (Paulo VI dixit) en particular. Salió a colación la famosa anécdota -supongo que será real- de lo que habían dicho unos jesuitas estadounidenses acerca de Arrupe (a) «El demoledor»: <>. Recuerdo que la hablé de maravillosos escritores jesuitas como Caussade, Ribadeneira, Grou o el celebérrimo Alonso Rodríguez, autor del «Ejercicio de perfección y virtudes cristianas», tan alabado y recomendado con insistencia encomiable por S. E. R. Marcel Lefebvre (RIP), u otros autores más recientes como el divulgativo Raúl Plus o José Luis de Urrutia. Me aseveró con un deje de amargura a la vez que irónico: <>.
    Me pareció hombre de arraigada vida interior, sin el más mínimo rencor o amargura contra quienes estaban desnaturalizando y hundiendo a la Orden. Descanse en paz. Después de una estancia en el purgatorio, ¡al Cielo! (1)
    Un amable comentarista habla por ahí abajo de la inexplicable expansión del cristianismo. Es que ese es uno de los más grandes pilares en los que descansa la prueba de la divnidad del cristianismo, y que el genio de S. Agustín lo sintetizó en su célebre dilema. Un dilema de hierro ante el que se han estrellado todos los enemigos del cristianismo. Ninguno de ellos ha sido capaz de formular una argumentación capaz de hacer trizas dicho dilema, que afirma lo siguiente: La expansión del cristianismo constituye un hecho inexplicable desde todos los puntos de vista. Tenía en contra todos los obstáculos habidos y por haber (la oposición de la sinagoga, del paganismo, de las costumbres inmorales tan arraigadas, de las estructuras sociales, etc.), con nulos o escasos medios, predicando la locura de un Dios que se ha hecho hombre, que ha muerto crucificado para redimirnos, que ha predicado la moral más severa a la par que sublime que jamás hayan oído los hombres, etc. Muchas más dificultades podríamos señalar, y cada una de ellas da para una monografía. Pues bien, a pesar de ello, el cristianismo triunfó. Así que una de dos -y he aquí el dilema férreo-: o el cristianismo ha vencido sin milagros o con milagros. Y S. Agustín, sarcástico en esta ocasión, añadía: << Meditad bien lo que vais a responder, pues si decís que ha triunfado con la ayuda de los milagros, confesáis que es obra de Dios pues sólo Éste hace milagros verdaderos en pro de la verdadera religión. Y si decís que ha vencido sin milagros, entonces establecéis mejor la divinidad de la Iglesia, puesto que si ha triunfado sin milagros, enseñando un dogma incomprensible, inculcando una moral rigurosa, combatiendo todos los vicios, superando todas la dificultades, perseguidos con saña y sin más arma que la palabra hablada y unos cuantos escritos enigmáticos, entonces estaríamos en presencia del mayor de los milagros posibles: la victoria de la Iglesia sin necesidad de milagros".
    —————————–
    (1) Algún quisquilloso se habrá molestado con la mención del purgatorio. "Si ese hombre era ejemplar, ¿cómo se atreve este inglés a mandarlo al purgatorio, máxime teniendo en cuenta que Dios es misericordioso, que no castiga, etc., etc., etc., ?"
    Si en muchas revelaciones privadas -y aprobadas, aunque no sean materia de fe- consta que personas con fama de santidad han pasado por el purgatorio y que son poquísimos los que entran directamente en el Cielo, ¿qué tiene de malo que yo hable del purgatorio y que lo señale como probable para este gran jesuita? ¿de verdad que no tenía nada que purgar?

    1. La anécdota de los jesuitas estadounidenses que veo que falta misteriosamente en mi texto es la que sigue: «Un vasco la fundó y otro la está hundiendo»

    2. Los fenodyrees de Internet me está haciendo malas pasadas: lo que me aseveró el P. JOrge acerca de los autores aludidos es: «¡Uh!, ésos ya no se leen»!

  2. Francisco José Pérez: Un jesuita de los de hoy. De ilusión también se vive. Si es feliz soñando una realidad inexistente pues por mí que lo disfrute mucho. Ya despertará y se llevará el batacazo.

  3. D.E.P. este excelente jesuita, «siervo fiel y cumplidor» que ya ha entrado, sin duda, en el Banquete de su Señor, y de Santa María a la que tanto amó. Creo que murió con la medalla de Congregante Mariano que pidió se la pusieran.

  4. El P. Jorge de la Cueva es, por muchos motivos, un caso paralelo y parecido al del P. Mendizábal, cuyo fruto pide a gritos la preparación, bien hecha, de buenos libros: una biografía, sus obras completas (con los tantas tandas de ejercicios espirituales como puedan reunirse, sus famosas reuniones de equipo, infinidad de meditaciones que hay por ahí grabadas que se pueden transcribir), y por supuesto un libro homenaje con testimonios de sacerdotes, religiosas y seglares que le deben su vocación eclesial.
    Descansa en paz, padre Jorge.

  5. Descanse en paz, un gran jesuita, el P. Jorge de la Cueva SJ. No tuve la ocasión de conocerlo y si tengo muchas referencias de otros jesuitas amigos de él que comentaban siempre maravillas. Y permítame Sr. Fco. José Fernández que discrepe sanamente de usted. Creo que solo conoce la Compañía de Jesús de antaño, debería de conocer los jesuitas de hoy, los colaboradores en la misión de la Compañía de Jesús y como no sus obras. Obras que cada día crecen más en el mundo y cada día son más los colaboradores en la misión compartida. Hoy los que aman a la Compañía de Jesús, son gracias a Dios y a San Ignacio más que en el pasado. Solo recordarle a San Ignacio y «el amor se ha de poner más en las obras que no en las palabras», y yo añadiría «ni en el número». No se que inquina tiene usted con la Compañía de Jesús con tanta critica al P. Arrupe, quizas San Ignacio hubiese actuado igual que el P. Arrupe en sus mismas circunstancias y momento temporal. La Compañía de Jesus sigue vigente en el mundo, con una misión y visión universal, aportando todo lo que tiene y más, para la construcción del Reino de Dios en una sociedad más justa, más solidaria, más sostenible y atendiendo también a los que más sufren. La Compañía sigue en su propuesta de «formar hombres y mujeres para y con los demás». Y recordando a San Ignacio, «cuando el bien es más universal, es más divino». Siéntase orgulloso de que la Iglesia tenga a la Compañía de Jesús con casi 500 años en su historia y construyendo la historia de otros 500 años más como mínimo. Gracias por todo, y «en todo amar y servir».

  6. Las Congregaciones Marianas no han terminado aunque los jesuítas hicieron lo que usted dijo. En varios países, quien conocía la riqueza de las CC.MM. permaneció reuniéndose. Con el paso del tiempo, aunque para disgusto de determinados jesuítas que querían apostar por las CVX y acentuar el cristocentrismo (más «ecuménico»), estas Congregaciones Marianas lograron su permiso local para funcionar, independientes de los S.Js y de las CVX. En Brasil, por ejemplo, las CC.MM poseen su Regla de Vida nacional y toda la jerarquía con presidencia nacional, regional, etc… No tengo idea de cuantas sean, pero tengo un amigo que es estudioso de ellas y me asegura que vuelven a crecer, aunque sin el apoyo jesuítico.

  7. Ejemplo de jesuita autèntico, orgullo de S Ignacio. Gran predicador. Formador de jóvenes y matrimonios a través de las congaciones marianas, los cursos de Icai y sus profundísimos retiros. Autor de libros imprescindibles como Fundamentos de la Fe. Guía sublime en las peregrinaciones a Tierra Santa tan intènsamente conocidas y vividas. La media naranja perfecta de su compañero Josè Ramón Bidagort, tan buenos, tan distintos, tan complementarios ambos, en ese viaje alucinante de llevarte hacia Dios mediante una Fe y una predicación elevada y sumamente vivida. Cuánto se les va a echar de menos y cuànto hay q agradecerles. Descanse en Paz, querido padre de La Cueva. Lo feliz q va a ser conociendo de primera mano lo q ha estudiado, predicado y enseñado. Tendrá preparado un gran sitio en el Cielo junto a Aquél a quien tanto amó y a quien dedicó su vida plenamente. Deja muchos frutos de una obra inmensa de predicación y enseñanza.

  8. Ejemplo de jesuita autèntico, orgullo de S Ignacio. Gran predicador. Formado de jóvenes y matrimonios a través de las congaciones marianas y los cursos de Icai. Autor de libros imprescindibles como Fundamentos de la Fe. Guía sublime en las peregrinaciones a Tierra Santa tan intènsamente conocidas y vividas. La media naranja perfecta de su compañero Josè Ramón Bidagort, tan buenos, tan distintos, tan complementarios ambos, en ese viaje alucinante de llevarte hacia Dios mediante una Fe y una predicación elevada y sumamente vivida. Cuánto se les va a echar de menos y cuànto hay q agradecerles. Descanse en Paz, querido padre de La Cueva. Lo feliz q va a ser conociendo de primera mano lo q ha estudiado, predicado y enseñado. Tendrá preparado un gran sitio en el Cielo junto a Aquélma quien dedicó su vida plenamente.

  9. Fue el «culpable» de mi vocación. Con eso está dicho todo lo que le debo y deberé como sacerdote…
    Nunca olvidábamos uno de los momentos culmen de nuestra existencia que vivimos juntos: en el Año Ignaciano, celebrar la misa con Juan Pablo II en su capilla privada del Vaticano, uno a la derecha y otro a la izquierda (gracias a que ese día no hubo obispos en la celebración…)
    De un padre como él se pueden decir y escribir enciclopedias pero no es el momento.
    Querido P. de la Cueva, Nuestra Señora ya te ha puesto con su Hijo.
    Hasta pronto, porque la vida es un soplo hacia la eternidad.

  10. He sentido siempre un gran pesar por los Jesuitas fieles a Cristo y a su fundador, S. Ignacio de Loyola. Que heroicos los fieles al ver a sus hermanos de Congregación con herejías desde décadas. La Compañía de Jesús que fue la Vanguardia el apoyo y la defensa de la Iglesia… Qué pena como esta a la cabeza de la PERDICION Y HEREJÍAS!
    No podemos hacer cábalas y creer que en 10- 20 años NO QUEDARÁ NINGÚN MIEMBRO DE DICHA Congregación… Qué más quisiera Voltaire el que odiaba tanto a la Iglesia y pensaba que en una década sería extinguida. Dios sabrá lo que hace y S. Ignacio, como buen militar… Quien sabe si le da a más de uno un sabletazo y echa un par de manos a más de un puñado…

  11. El timón de la Iglesia lo lleva Su Fundador, los hombres bien o mal, cogen los remos, pero el capitán es Jesucristo. Por otro lado los aspirantes al sacerdocio han aumentado considerablemente en los seminarios del Neocatecumenado. Solo en mi comunidad se ordenaron 8 jóvenes y ahora están por todo el mundo. Así que de eso no me preocupo, porque Dios llama, y la Iglesia discierne. Se cuenta que cuando eligieron a Juan XXIII como sucesor de Pedro, no podía dormir por el gran cargo que le había encargo el Maestro. En su sueño se le aparece el Señor y le pregunta: Juan ¿Quién lleva la iglesia, tu o yo? Entonces, duerme tranquilo.
    Saludos

  12. D.E.P.

    Fue profesor mío de Teología en mi primer curso de Ingeniería en el ICAI (curso 1984-85) , todavía recuerdo la pasión con que daba sus clases y el amor a Cristo que mostraba en ellas. Todo el curso se podía resumir en que era inexplicable la expansión del cristianismo a partir de un crucificado sólo a la luz de la razón natural y la verdad es que me convenció.

    1. También recuerdo que nos habló de la sábana santa de Turín y de lo que había sufrido el hombre* envuelto en ella. Fue tan elocuente y transmitió tan bien lo que había padecido el hombre* de la sábana santa que una compañera de la clase se desmayó.

      *Digo hombre aunque creo que fue Nuestro Señor Jesucristo porque no es necesario tener fe para obtener las mismas conclusiones de lo que había sufrido el hombre de la sábana santa.

  13. En lo que llevamos de abril, ya se contabilizan 11 defunciones. Vamos, que una por día. Con el noviciado vacío, en 2031 apenas quedará un centenar -y me quedo largo- de arrupitas en España. La mayoría de ellos, mayores y amargados por ver cómo se van sin haber logrado su meta: demoler la Iglesia de Cristo. Aunque, eso sí, el número de almas que hay llevado a la condenación es notable. Bien, pues si en 1931 la cifra de jesuitas era de 3.001, tras venderse al arrupismo, veremos cuántos quedan dentro de ¡diez años! Con lo rápido que pasa el tiempo. Tic-tac, tic-tac… El tiempo pasa, no se detiene… Tic-tac, tic-tac…

  14. Cuantas cosas buenas debo a este grandisimo sacerdote. El sí pudo decir he llegado a la meta, muy meritorio debido al estado de postracion de la compañía.

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