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El P. Bojorge visto por el sacerdote argentino Christian Viña

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Pbro. Horacio Bojorge S. J.

Bojorge: “¿Mi último libro?

 ¡No, el de reciente aparición!”

Con casi 90 años, el querido padre Horacio Bojorge mantiene siempre en aumento su pasión por Cristo, y su amadísima Iglesia; y, también, una corajuda lucidez, y un especial sentido del humor. Compartir, aunque sea unos instantes con él, tiene de todo: en la capilla, un momento de oración, tierno como el de la infancia; un diagnóstico certero sobre la situación de la Iglesia, y el mundo; un vivo interés por el apostolado de su interlocutor, y el infaltable broche de un intenso diálogo sobre libros. Y aparecen, en esta última instancia, no solo los que han surgido, surgen, y surgirán de su prolífica pluma; sino también sobre los clásicos y los efímeros, los que nunca se tendrían que haber escrito, tal como aparecieron, y aquellos que –como escribió el genial Hugo Wast-, “es preferible no leer porque será obligatorio olvidarlos”. Y en este punto, en el de los libros, es donde vuelven por sus fueros, con todo su impacto, sus especiales ocurrencias; y su heredada chispa españolísima. Como ocurrió en nuestra última conversación: “Padre –le dije-, estoy recomendando mucho su último libro (“Varón y mujer. Entre designio divino y abolición demoníaca”). ¿Último libro? Querrás decir: ¡el de reciente aparición!”. Sonrisas abundantes; y diálogo intenso sobre asuntos, y temáticas para nuevas obras. Porque cada idea merece ser plasmada en buenas páginas. Y el Señor, todo el tiempo, nos inspira para ello. Pero, ciertamente, inspiración, y “transpiración” son insustituibles, e inseparables…

Lo conocí hace cerca de treinta años, por sugerencia de mi entonces Director Espiritual, el también jesuita, padre Alfredo Sáenz; con quien lo une una hermandad honda, llena de mutuo afecto y admiración. Aún seglar, en aquellos tiempos, yo trabajaba intensamente, como periodista, en la televisión porteña. Y si bien ya estaba reconciliado con la Iglesia, y había regresado a la práctica sacramental, ni por asomo pensaba que entraría al Seminario, y sería sacerdote. Iba, por cierto, con mucho entusiasmo a sus conferencias, como a las del padre Alfredo; porque me daban sólidos elementos para la batalla cultural en los medios. Y, a su término, con frecuencia, acompañaba al padre Horacio hacia la que era su residencia en Buenos Aires, cuando pasaba por Argentina: la de los jesuitas Regina Martyrum, en el barrio de Congreso, pleno centro porteño.

Fue en una de esas jugosisimas conversaciones nocturnas en las que me confió –casi sexagenario como ya era- que seguiría estudiando computación, y la naciente internet. “Porque –me aseguró- el día en que la ‘carrocería’ –o sea, el cuerpo- no pueda más; el motor –esto es, la mente y el corazón- deberán seguir sirviendo, de otro modo, a Jesús”. Dicho, y hecho. Con los años se convirtió –como en su momento otro gran jesuita, el padre Jorge Loring- en un experto comunicador. Y hoy, entre sus portales, tiene al “Blog del buen amor”; otro sobre el uruguayo místico de la Eucaristía, Dimas Antuña, “profeta rioplatense desconocido”; tomaylee-sagradasescrituras.blogspot; y santoybuenamor.com. Ello complementa su vastísima producción de libros; escritos con precisión científica, sana doctrina, accesible lenguaje, y delicada pastoral.

Biblista sólido, y autor de un método para el aprendizaje del hebreo bíblico, tiene bien en claro cómo debe interpretarse la Biblia en la Iglesia. Digno hijo de San Ignacio de Loyola, jamás de los jamases usó su vasto conocimiento de la Escritura para cuestionar, o demoler la fe; ni para constituirse en uno de los “falsos maestros -sobre los que advierte San Pedro-, que introducirán solapadamente desviaciones perniciosas, y renegarán del Señor que los redimió” (2 Pe 2, 1). Bien lejos de él usar la Palabra de Dios en beneficio propio, con afán de carrera, o de otras ganancias…

Lleva escritos, hasta el día de hoy –la cantidad seguramente variará en los próximos meses, o días- decenas de libros, opúsculos, y folletos sobre Sagrada Escritura, espiritualidad, pastoral, homilética, y otras materias. Figuran, entre ellos: “La figura de María a través de los evangelistas”; “Los Salmos. Introducción y salmos comentados”; “Signos de su Victoria”; “Siguiendo a Cristo por el camino de San José”; “Aspectos bíblicos de la Teología del Laicado”; “En mi sed me dieron vinagre. La civilización de la acedia. Ensayo de Teología Pastoral”; “Mujer ¿por qué lloras? Gozo y tristezas del creyente en la civilización de la acedia”; “Vicios capitales y virtudes”; “Éstas son aquellas palabras mías. El lugar de la Sagrada Escritura en la homilía”; y “Las Bienaventuranzas. Vivir como el Hijo. Vivir como hijos”. Y en su “sentir con la Iglesia”, como le ha enseñado su padre, San Ignacio, no ha rehuido tampoco la polémica, al abordar temáticas conflictivas. Surgieron, así, “El liberalismo es la iniquidad. La rebelión contra Dios Padre”; y “El proceso de protestantización en la Iglesia y la Cultura”.

Matrimonio, y familia: “tierra de misión”

Su vasta formación le ha permitido, como hemos visto, escribir con solidez, y erudición en numerosas disciplinas. Y, en tren de proyectos, comenta en la conversación su voluntad de seguir investigando para nuevos libros. Iberoamericano de pura cepa, corre por sus venas castellana sangre; y, por lo tanto, manifiesta su propósito de escribir más todavía sobre su árbol genealógico, y sus antepasados que participaron en la Batalla de las Navas de Tolosa, de 1212; y en la Batalla de Empel, del 8 de Diciembre de 1585, también conocida como “Milagro de Empel”, por la providencial victoria, merced al auxilio de la Inmaculada Concepción. Gracias a Dios, es “políticamente incorrecto”; y no escribe para ganar plata, sino para ganarse, con la ayuda del Señor, el Cielo.

Es en esa búsqueda del Cielo prometido que, claramente inspirado, en los últimos años ha sido especialmente fecundo a la hora de escribir sobre la vida, el noviazgo, el matrimonio y la familia. Vio venir, con profética intuición, la nefasta ideología de género; y, en rescate de la sana antropología cristiana, concentró buena parte de sus esfuerzos. Y, además, de su “reciente aparición”, de “Varón y mujer…”, salieron de su computadora “Me quiero casar 1. La experiencia del encuentro”, y “Me quiero casar 2. Lo que la esposa debe saber”. Son fruto esas páginas, de sus estudios, y del aporte concretísimo de un montón de fieles que, a través del correo electrónico, le hicieron conocer sus sueños, frustraciones; alegrías, esperanzas, y dificultades. Como el padre Loring que, estando internado, en sus horas finales, con un brazo recibía el suero, y con el otro contestaba la correspondencia, por internet; es infatigable en ese apostolado que, por cierto, es bien demandante, y hace mucho bien.

Su nave insignia en esta temática es, sin duda, el clásico “La casa sobre Roca. Noviazgo – Amistad matrimonial – Educación de los hijos”; que ha contribuido, de manera notable, al surgimiento y consolidación de buenos noviazgos, y posteriores matrimonios sólidos. Lo hemos disfrutado intensamente, durante años, en nuestros encuentros de “Esposos y novios en Cristo”, en Sagrado Corazón de Jesús, de Cambaceres. Por eso, cada vez que me ve, con la candidez de un niño, me recuerda: “Padre Christian, me emocioné hasta las lágrimas cuando varios matrimonios, muy humildes, de tu parroquia, me comentaron cómo les había impactado en sus vidas”. Y no es para menos: su sencillez, su fluidez narrativa, y sus precisos consejos, son de clara aplicación para “reiniciar” o “recalcular” –como se dice ahora, desde los dispositivos electrónicos- los vínculos familiares.

Antes de la despedida volvemos a realizar una visita al Santísimo, en la pequeña Capilla, adaptada para los sacerdotes mayores; y me muestra honrado la inscripción “INRI”, de la Cruz. “Se la coloqué yo –me dijo con satisfacción- ¡No puede faltar en ninguna Cruz!”. Una vez más, su amor a Cristo quedó expresado en ese detalle. Porque, en definitiva, de ello se trata todo amor que se precie de tal: de una sucesión de detalles, unidos en el verdadero Amor…

A la salida del ascensor, y mientras nos dirigíamos hacia la puerta de calle, me confía emocionado: “Estoy disfrutando muchísimo los vídeos del padre (Manuel) Carreira –jesuita, como él- sobre la Resurrección. ¡Cuánto deseo me da de irme ya al Cielo!”. Pero “mientras tanto, hasta que el Señor lo disponga –me guiña un ojo, con gesto cómplice- seguiremos publicando libros. ¡Seguiremos ‘haciendo lío’…!”. Por supuesto, queridísimo padre Horacio. Siga “haciendo lío”; y del bueno, por supuesto. Para ayudarnos a vivir, como Dios manda, y dar testimonio de Cristo, en medio del presente caos; y pregustar lo que nadie vio ni oyó y ni siquiera pudo pensar, aquello que Dios preparó para los que lo aman (1 Cor 2, 9). ¡Fuerza, mucha fuerza! ¡Ya llega la Recompensa!

+ Pater Christian Viña.

 

La Plata, miércoles 31 de mayo de 2023.

Fiesta de la Visitación de la Santísima Virgen.

Mes de María, en el hemisferio norte.

 

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