Qué ocasión perdida por esa cagarruta episcopal que le ha caído a Mallorca tras otras tres de la misma entidad. Eso, tan reiterado, no hay diócesis que lo resista.
La mayor de las Baleares ha vivido una tragedia meteorológica que ha arruinado a centenares de personas y se ha llevado a doce víctimas que desgraciadamente pueden ser trece pusa hay un pobre niño desaparecido que se teme o se da por seguro que incrementará el número.
La isla no es un lugar tercermundista y sucesos como el actual nos sorprenden y naturalmente nos duelen.
Los Reyes de España, ocupados hoy en un acto de primera magnitud creo que estaban esperando a que concluyera el mismo para volar a la isla a expresar su condolencia a los familiares de los fallecidos y su solidaridad a los damnificados.
Manacor, a una decena de kilómetros del lugar de la catástrofe, es lugar natal de dos personas de relieve internacional: el primero, el tenista Rafa Nadal y el segundo el cardenal Ladaria, prefecto de la Congregación Romana para la Doctrina de la Fe. No es normal que una villa tenga simultáneamente dos hijos tan ilustres.
La reacción de Nadal fue espectacular y el mundo se ha hecho eco de ella. Eso sí que es un cum laude y no el de Sánchez. Ladaria no podía hacer nada desde la distancia salvo rezar, cosa que supongo hizo.
¿Y Taltavull? Uno no sigue la diaria de Mallorca y es posible que en momentos tan angustiosos para aquel lugar donde tantos fieles suyos vivían el dolor de la muerte o de la ruina estuviera Taltavull presente y consolando. Va en el sueldo si no fuera en el corazón.
Lo que no quiero pensar, si así hubiera sido, es que no hubiera cruzado el estrecho espacio de la isla para consolar a sus hijos y si fuera sólo para retratarse al lado de los reyes que llegaron desde muchísimo más lejos y desde motivos mucho menos más cercanos. Aunque obligados en quienes creen tener obligaciones. Al menos uno.
Si Taltavull se ha presentado en el lugar de la tragedia pues hizo lo que tenía que hacer. Si está esperando cámara al lado de los reyes, pues, como pensaba, una cagarruta de obispo. Y para qué vamos a buscar eufemismos. Una mierda.
Sr. De la Cigoña. Se equivoca. El otro día estuvo allí. De hecho, fue entrevistado en la radio después de ello.
A cap lloc vull a Taltavull! Només destorbaria!