| 04 octubre, 2021
El artículo es para suscriptores por lo que no he podido leerlo pero por lo que cabe deducir del texto accesible parece que hubo quienes estaban dispuestos a lucrarse habiendo de las fundaciones el puerto de Arrebatacapas.
Pero en las instituciones los aprovechateguis no surgen por generación espontánea, alguien los introduce. Por demasiado «listo» o por ser más tonto que Pichote. Siendo lo uno o lo otro, me inclino más por lo segundo, la responsabilidad es del introductor por los introducidos.
<
Resulte lo que resulte esto no pinta bien para la Iglesia madrileña. Y cuanto antes se liquide este asunto, que no debió haberse producido nunca, mejor.
La fotografía del who is who? no parece ingenua. Ni por el fotografiado ni por la pose
Por qué no informáis de los Legionarios de Cristo y sus pagos económicos?
Esto es parte del texto:
A un lado, cinco cargos de confianza del Arzobispado de Madrid. Al otro, una inmobiliaria cotizada, varios fondos internacionales, financieros de renombre y universidades privadas. En medio, el bufete Chávarri, intermediario en todas las operaciones que cruzaron los destinos de estos dos bandos y que han derivado en una investigación judicial, otra canónica y varias querellas que amenazan con ampliar la guerra en los tribunales.
La primera en levantar la voz de alarma sobre la posible existencia de una trama que estaría expoliando el patrimonio de fundaciones ligadas a la Iglesia católica fue la propia Fiscalía Anticorrupción que, tras recibir una querella por la venta a la Universidad de Nebrija de la Parroquia de San Jorge y de todo el terreno que la rodea al lado del Paseo de la Castellana, optó por remitir el caso a la Fiscalía de Madrid, al detectar elementos comunes con otra causa que ya estaba judicializa: la venta de 14 edificios residenciales de otra fundación ligada al Arzobispado, Fusara, a la sociedad de nueva creación, Tapiamar.
Era solo el principio. Como adelantó El Confidencial, a estas operaciones se unió el traspaso de otros dos inmuebles de la Fundación Molina Padilla al exdirector general de Banco Santander, Enrique García Candelas, y el fallido intento de venta del colegio Santamarca, también propiedad de Fusara, a la Universidad Alfonso X El Sabio (UAX). Pero ¿qué tienen en común todos estos movimientos? ¿Dónde ha visto los nexos Anticorrupción? ¿Qué ha llevado al Arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, a ordenar deshacer toda esta madeja?
Para entenderlo, a continuación exponemos un quién es quién de todos los protagonistas de esta historia.
1. David López Royo: Es uno de los laicos a quienes Osoro, tras llegar a Madrid, confió la profesionalización de las finanzas de la Iglesia. Además de cederle un sillón en el Consejo de Asuntos Económicos de la archidiócesis, le nombró delegado de Fundaciones y, como tal, le encomendó la presidencia de todas las fundaciones ahora bajo sospecha. A este puesto clave, al que llegó a principios de 2016, le sumó el de director de Reputación Social Corporativa (RSC) del bufete Chávarri, en enero de 2018. Cuatro meses después, el patronato de la Fundación Santísima Virgen y San Celedonio (FSVSC), que él preside, activó la venta de San Jorge, operación que intermedió Chávarri y en la que se pagaron casi cinco millones de euros en comisiones. Año y medio después, tras destaparse la venta de las viviendas de Fusara, López Royo salió de la delegación de fundaciones, tras haber aprobado ocho mandatos a Chávarri, bufete al que sigue ligado.
2. Julio Lage: Considerado la persona de máxima confianza de Osoro, el cardenal le erigió en pilar de su plan para profesionalizar la gestión y las finanzas de la archidiócesis, hasta el punto de que le nombró interventor general de la misma, cargo que aceptó sin remuneración alguna, y le dio un puesto en el Consejo Económico, además de formar parte del patronato de la FSVSC. Como López Royo, en el año 2018 cruzó su destino profesional con el bufete Chávarri, al incorporarse en la recién creada Fundación Chávarri para el Bien Común. Ingeniero de Telecomunicaciones y doctor en informática, goza de una dilatada trayectoria profesional que, entre otros hitos, incluye haber sido socio de la consultora Arthur Andersen y alto directivo de Banesto, Banco Santander y La Caixa. El pasado octubre, abandonó su puesto de interventor de la archidiócesis.
Al final la responsabilidad es del OSO LICENCIOSO. Alguien le convenció de que podían sacar una pasta si dejaban hacer unos manejos a esos listos. El problema es que eso puede ser altamente inmoral. Las fundaciones tienen un objetivo fundacional y la autoriad del obispo es temporal y para asegurar esos fines. La fundaciones no son de su propiedad ni puede disponer como le de la gana moralmente hablando. El como el timo del tocomocho, el licenciado vidriera pensaba que iba a engañar a las fundaciones y al final los listos le han engañado a el, aunque no tanto. El permitía el trinque para obtener beneficio. Si esta todo inventado. Es un tipo de corrupción moral y economica de algunos consagrados que consideran que los bienes de la iglesia son suyos, cuando solo son administradores temporales. No me da ninguna pena Osoro. Y si ha incurrido en algun ilicito que le condene la justicia. En las carceles españolas le tratarían con corrección y profesionalidad. Asi podría sacarse alguna carrera de verdad.
Es muy difícil pero no imposible que se acerque el Zoqueterómetro a un obispo y marque 10, generalmente están entre 6 y 8. Habitualmente la banda no entra a saco Paco descarado, te hace un favorcito pero a precio de oro, para tener el precioso y preciado tiempo para seguir saqueando…