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Traición a Dios

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Fátima y la EucaristíaSe dedica uno a leer diligentemente la profecía de Isaías y se le ponen los pelos de punta, tanto por la intimidad que Dios ofrece a los hombres, como por la locura de un pueblo empeñado en patear a su Dios. Si uno examina la situación de nuestra sociedad: odio a la Verdadera Fe, guerras con destrucciones inenarrables, crímenes por doquier, inseguridad en el tratamiento con los demás, enfermedades nuevas que avanzan con la celeridad del rayo convirtiendo en estériles los esfuerzos de la avanzada medicina, robos y violencias contra la propiedad, bombas y destrucciones en el centro de las ciudades, narcotráfico campeante y múltiples adicciones sociales, corrupción generalizada, toda una procesión de desgracias, que asemejan los castigos ya anunciados por Dios por la mediación de Isaías hace 3000 años. Isaías temió aceptar la profesión de profeta, que se veía obligado a manifestar a su pueblo rebelde los castigos que ha merecido y que Dios está dispuesto a ejecutar, se presenta al pueblo con inusitada valentía para patentizarle que es un traidor, pues no cumple las promesas hechas a Yahvé. No tiembla el pulso del profeta cuando afirma: «¡Escuchen, cielos! ¡Presta oído, tierra! porque habla el Señor: Yo crié hijos y los hice crecer, pero ellos se rebelaron contra mí. El buey conoce a su amo y el asno, el pesebre de su dueño; ¡pero Israel no conoce, mi pueblo no tiene entendimiento!». Llamarles inferiores a los cuadrúpedos es una osadía, pero es el Señor quien puso dichas expresiones en labios de Isaías. Porque es preciso que primero se aclare la causa, para que luego se explique la gravedad del castigo. Yahvé anuncia el castigo merecido, a fin de despertar a su pueblo y volverle a su amistad. Bellas pero fatídicas también sus expresiones: «¡Ay, nación pecadora, pueblo cargado de iniquidad, raza de malhechores, hijos pervertidos! ¡Han abandonado al Señor, han despreciado al Santo de Israel, se han vuelto atrás! ¿Dónde pueden ser golpeados todavía, ustedes, que persisten en la rebelión? Toda la cabeza está enferma y todo el corazón dolorido; de la planta de los pies a la cabeza, no hay nada intacto: ¡heridas, contusiones, llagas vivas, que no han sido curadas ni vendadas, ni aliviadas con aceite! Su país es una desolación, sus ciudades, presa del fuego; su suelo, delante de ustedes, lo devoran extranjeros: ¡hay tanta desolación como en el desastre de Sodoma! La hija de Sión ha quedado como una choza en un viñedo, como una cabaña en una plantación de pepinos, como una ciudad sitiada. ¡Si el Señor de los ejércitos no nos hubiera dejado algunos sobrevivientes, seríamos como Sodoma, nos pareceríamos a Gomorra!» (Isaías, 1, 2-9). La profecía parece hoy, de una actualidad palpitante, el pueblo de Dios afanosa y persistentemente busca el pecado, lame la corrupción, se olvida de la alianza hecha con Dios, desprecia sus mandatos. Se halla en la misma trágica situación de alejamiento de Dios, como a la vista de Isaías. No sueña quien así piensa, porque las expresiones de Isaías se sitúan en el mismo clima humano, ahora, como en su tiempo. Entre mayo a octubre de 1917, el 13 de cada mes, Nuestra Señora se apareció en Fátima a tres niños pastores. «El Mensaje de Fátima pide a los pecadores dejar de ofender a Dios, buscar el perdón de sus pecados y enmendar su vida, como lo hizo el hijo pródigo en el Evangelio; pide a los justos que oren mucho y que hagan sacrificios por los pecadores para que no sufran la condenación eterna del infierno. Nuestra Señora pide a todos que reciten su Rosario todos los días, que sean devotos de su Corazón Inmaculado el primer sábado de cada mes. Si la gente no obra así, Rusia propagará sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones a la Iglesia» (Publicación del Santuario de Fátima). Y no resulta sorprendente que los errores de Rusia se han esparcido con audacia cada vez mayor, también desde dentro de la Iglesia, particularmente por medio de la «teología de la liberación», que es esencialmente marxismo revolucionario traducido a un modismo diseñado para hacerlo aceptable a una generación ya desposeída de una sana instrucción catequética. Para quien quiera acercarse más a la realidad del Mensaje de Fátima, existe una importante carta privada que la hermana Lucía escribió el 22 de mayo de 1958 al Postulador de la Causa de Beatificación de sus primos Francisco y Jacinta. A la distancia de 56 largos años de las apariciones y de los mensajes divulgados, la carta de Lucía posee una importancia extrema, entre varias cosas dice: «La Virgen se encuentra como entre dos espadas; por una parte ve a la humanidad obstinada e indiferente a los castigos señalados; por otra ve que pisoteamos los santos sacramentos y despreciamos el castigo que se acerca, quedándose incrédulos, sensuales y materialistas». ¿No estará en esa carta lo más interesante del mensaje que se llama Tercer Secreto de Fátima?

Comentarios
0 comentarios en “Traición a Dios
  1. Templos vacíos para la oración, se llenan para el cumplimiento de actos sociales, tomamos a Dios solo cuando nos reporta algún beneficio: cumplir con la familia que me interesa, motivo de gran celebración… y un largo etc. No me gusta los castigos apocalípticos. El hombre sufre tremendas desgracias en este mundo convulso y la violencia engendra más violencia, el odio anida en los corazones y va de generación en generación. Pero hay remansos de paz en esos conventos silentes, tendremos que ser coherentes los que podamos y dar testimonio como los primeros cristianos, el Espíritu pondrá de su parte. Oremos los que creemos.

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