PUBLICIDAD

Traducciones bíblicas

|

hagiografíaCuando uno pregunta cuál es la diferencia entre la Biblia católica y la protestante, la respuesta casi general es, que la católica contiene comentarios, y la protestante no.Cierto, esa es una característica, pero muchos olvidan que el distingo principal estriba, en que las versiones protestantes se diferencian de la original, por la mutilación de que han sido objeto éstas con la reducción de libros, y por la acomodación del lenguaje, llamado traducción sin serlo, ya que esa adaptación responde más a objetivos sectarios interesados, que a una autentica exégesis bíblica. La misma versión «Reina-Valera» mal llamada por el protestantismo «la reina de las versiones», ha sido sometida en los últimos años, a una adaptación lingüística, pues lo que en el siglo precedente «era bueno, ahora ya no lo es». Así, hoy existe una proliferación de versiones, que van de acuerdo a los objetivos de las diversas «denominaciones» o grupos, que han ido mutilándola. Por ejemplo han aparecido «biblias» pro «liberación femenina» de las que se han retirado todos aquellos textos que contradicen la ideología feminista de género, produciendo una «versión femenina de la Biblia», siendo una de las más peligrosas versiones actuales, la llamada «Biblia inclusiva», cuyo objetivo es «la despatriarcalización bíblica». Aunque «lo que caracteriza la exégesis católica es que se sitúa conscientemente en la tradición viva de la Iglesia, cuya primera preocupación es la fidelidad a la revelación atestiguada por la Biblia» (Pontificia Comisión Bíblica, La interpretación de la Biblia en la Iglesia), también desde los ambientes progresistas católicos han surgido -con imprimatur episcopal- versiones traducidas o más bien adulteradas hacia un lenguaje socio político, que incluyen comentarios de inspiración marxista. Con el pretexto de que urge un «lenguaje accesible», «partiendo de la realidad»,

«los secularistas dan por supuesto que su lenguaje, con todo su contenido de planteamientos y orientaciones, conecta mucho mejor con el pueblo que el lenguaje de los tradicionalistas, que se supone arcaico y superado» (Iraburu,Sacralidad y secularización).

El conocido sacerdote jesuita Mitch Pacwa en su libro «Los católicos y la Nueva Era», denuncia la manipulación que los promotores de la Nueva Era hacen de la Palabra divina, y cita al P. Matthew Fox, O.P.:

«Fox es el evangelista del nuevo e inevitable paradigma científico, religioso y filosófico. Evidentemente, él pretende incorporar la teología y la tradición católicas al nuevo paradigma. Sin tomar en cuenta que las ideas católicas tienen prioridad sobre el nuevo paradigma, Fox afirma que el catolicismo debe cambiar para amoldarse a le nueva manera de pensar. “La Tierra Madre” morirá, llevándose a todos con ella. ¿Cómo entonces debe cambiar la Iglesia según Fox?” (…) Él asume las ideas de la Nueva Era, como cambiar el paradigma, la amenaza del desastre ecológico y la necesidad de un nuevo paradigma religioso y social».

El Padre Pacwa SJ, ejemplifica así:

«Lo primero que yo noté fueron las contradicciones de Fox al hacer uso de la Sagrada Escritura… El traduce o interpreta mal conceptos lingüísticos. Por ejemplo Fox escribe: “La palabra para “monte” en hebreo significa también “el Todopoderoso” y proviene de la palabra que se usa para pecho. Los montes son los pechos de la Madre Tierra, de ahí “¡Ven! Juega en mis montes de mirra”. Todo lo cual es un cúmulo de información equivocada y confusa, ya que “monte” en hebreo es har. El nombre “Dios Todopoderoso” proviene de la palabra El Shaddai en lenguaje semítico. “Pecho” en hebreo es shad, de la raíz shadah, que no es raíz de Shaddai, pero sí shadad».

Para un católico sincero, los textos bíblicos según la fiel versión original son especialmente la Vulgata Clementina, Biblia de Jerusalén y la Biblia Platense o Comentada por Mons. Juan Straubinger. La Biblia es Palabra de Dios, ya que viene de Él, es cubierta por su autoridad, es su don. Por eso no se debe cambiar nada en ella, pues entonces dejaría de ser Palabra de Dios. La Palabra es además un poder de Dios, produce en efecto benéfico en la sociedad y en todas sus personas, porque es Dios, es Él que abre la puerta por la cual la Palabra puede efectuar su obra divina de salvación. La Palabra es un instrumento en las manos de Dios, no es poder de los hombres, la Palabra de Dios no obra automáticamente sino gracias a la intervención del Espíritu Santo. La Palabra no puede ser detenida en su marcha por nada ni nadie, ni por el encarcelamiento del apóstol que la predica, ni por juicios humanos adversos, ya que según Isaías profeta «La Palabra divina hace lo que Dios quiera» (Is 55, 15). La Palabra es vida sólo para quienes la estimen, la reciban, la defiendan, y la fecunden, ya que puede darse lamentablemente la acritud de no estimarla ni desear recibirla. Es ésta la causa por la cual el rechazo de Dios en su palabra tiene consecuencias mortales ya que es una rebelión, contra la Gracia, una persona se puede dejar cautivar por la Palabra, entonces su actitud receptora humilde le regala la verdadera vida, ya que acepta a Dios que quiere salvarle, pero lamentablemente hay muchos ejemplos en la Escritura de que existen personas que directamente rechazan la Palabra, lo que provoca su muerte. El Apóstol Santiago, habla del «ejecutor de la Palabra» (Stgo., 1, 22), para revelarnos que se trata, de quien desea y permite, que la Palabra obre en su interior aquello para lo cual la Palabra fue enviada. La misma Palabra que es vida y fortaleza para unos, puede convertirse en muerte por culpa del receptor.

Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *