El Papa pide que las homilías no duren más de ocho minutos porque «la gente se duerme»

Francisco durante la audiencia de esta mañana Francisco durante la audiencia de esta mañana
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El Santo Padre ha predicado en la mañana de este miércoles la tercera catequesis sobre el Espíritu Santo.

Durante la audiencia general, el Papa ha afirmado que «la Iglesia, Esposa de Cristo, es intérprete autorizada del texto de la Escritura inspirado, la Iglesia es la mediadora de su proclamación auténtica».

En ese sentido, ha animado a los fieles a llevar siempre encima un pequeño Evangelio de bolsillo para poder leerlo todos los días y meditar la palabra de Dios. Así mismo, ha recalcado que «la lectura espiritual de las Escrituras por excelencia es la lectura comunitaria que se realiza en la Liturgia, en la Santa Misa».

Por otro lado, Francisco ha pedido a los sacerdotes que no hablen tanto en la homilía y que no sobrepase los «ocho minutos, porque después de ese tiempo se pierde la atención y la gente se duerme, y tiene razón. Una homilía debe ser así. Y esto es lo que quiero decir a los sacerdotes que hablan mucho, a menudo, y no se entiende de qué hablan».

Les ofrecemos la catequesis completa pronunciada por el Papa Francisco:

[El siguiente texto también incorpora partes no leídas que se consideran pronunciadas]

Catequesis. El Espíritu y la Esposa. El Espíritu Santo guía al Pueblo de Dios al encuentro con Jesús, nuestra esperanza. 3. «Toda la Escritura está inspirada por Dios». Conocer el amor de Dios por las palabras de Dios

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días, bienvenidos!

Continuamos nuestra catequesis sobre el Espíritu Santo, que guía la Iglesia hacia Cristo, nuestra esperanza. Él es el guía. La vez pasada contemplamos la obra del Espíritu en la creación; hoy lo vemos en la revelación, de la que la Sagrada Escritura es un testimonio autorizado e inspirado por Dios.

En la Segunda Carta de san Pablo a Timoteo figura esta afirmación: “Toda la Escritura está inspirada por Dios” (3:16). Y otro pasaje del Nuevo Testamento dice: «Hombres movidos por el Espíritu Santo han hablado de parte de Dios» (2 Pe 1:21). Esta es la doctrina de la inspiración divina de la Escritura, la que proclamamos como artículo de fe en el “Credo”, cuando decimos que el Espíritu Santo «habló por medio de los profetas». La inspiración divina de la Biblia.

El Espíritu Santo, que inspiró las Escrituras, es también el que las explica y las hace perennemente vivas y activas. De inspiradas, las vuelve inspiradoras. “Las Sagradas Escrituras…inspiradas por Dios – dice el Concilio Vaticano II – y redactadas una vez para siempre, comunican inmutablemente la palabra del mismo Dios, y hacen resonar la voz del Espíritu Santo en las palabras de los Profetas y de los Apóstoles” (n. 21). De este modo, el Espíritu Santo continúa, en la Iglesia, la acción de Jesús Resucitado que, tras la Pascua, “abrió la mente de los discípulos para que comprendieran las Escrituras” (cfr. Lc 24,45).

Puede suceder, en efecto, que un determinado pasaje de la Escritura, que hemos leído muchas veces sin ninguna emoción particular, un día lo leamos en un clima de fe y de oración y, de repente, ese texto se ilumine, nos hable, arroje luz sobre un problema que vivimos, aclare la voluntad de Dios para nosotros en una situación determinada. ¿A qué se debe este cambio, sino a una iluminación del Espíritu Santo? Las palabras de la Escritura, bajo la acción del Espíritu, se vuelven luminosas; y en esos casos tocamos con nuestras propias manos lo cierta que es la afirmación de la Carta a los Hebreos: «… la palabra de Dios es viva y eficaz, más cortante que espada de doble filo; […]» (4,12).

Hermanos y hermanas, la Iglesia se nutre de la lectura espiritual de la Sagrada Escritura, es decir, de la lectura realizada bajo la guía del Espíritu Santo que la inspiró. En su centro, como un faro que lo ilumina todo, está el acontecimiento de la muerte y resurrección de Cristo, que cumple el plan de salvación, realiza todas las figuras y profecías, desvela todos los misterios ocultos y ofrece la verdadera clave de lectura de toda la Biblia. La muerte y resurrección de Cristo es el faro que ilumina toda la Biblia, y también ilumina nuestras vidas. El Apocalipsis describe todo esto con la imagen del Cordero que rompe los sellos del libro “… escrito por el anverso y el reverso, sellado con siete sellos” (cfr. 5,1-9), la Escritura del Antiguo Testamento. La Iglesia, Esposa de Cristo, es intérprete autorizada del texto de la Escritura inspirado, la Iglesia es la mediadora de su proclamación auténtica. Dado que la Iglesia está dotada del Espíritu Santo, – por eso es intérprete – es «columna y fundamento de la verdad» (1 Tm 3,15). ¿Por qué? Porque está inspirada, sostenida por el Espíritu Santo. Y la misión de la Iglesia es ayudar a los fieles y a quienes buscan la verdad a interpretar correctamente los textos bíblicos.

Una forma de realizar la lectura espiritual de la Palabra de Dios es lo que se llama la lectio divina, una palabra cuyo significado quizá no entendemos. Consiste en dedicar un tiempo del día a la lectura personal y meditada de un pasaje de las Escrituras. Y esto es muy importante: cada día tómense un tiempo para escuchar, para meditar, leyendo un pasaje de la Escritura. Y para ello les recomiendo: tengan siempre un Evangelio de bolsillo y llévenlo en la bolsa, en los bolsillos…Así, cuando estén de viaje o cuando tengan un poco de tiempo libre lo toman y leen…Esto es muy importante para la vida. Tomen un Evangelio de bolsillo y durante el día léanlo una vez, dos veces, cuando puedan. Pero la lectura espiritual de las Escrituras por excelencia es la lectura comunitaria que se realiza en la Liturgia, en la Santa Misa. Allí vemos cómo un acontecimiento o una enseñanza, dado en el Antiguo Testamento, encuentra su plena realización en el Evangelio de Cristo. Y la homilía, ese comentario que hace el celebrante, debe ayudar a transferir la Palabra de Dios del libro a la vida. Pero para ello, la homilía debe ser breve: una imagen, un pensamiento, un sentimiento. La homilía no debe durar más de ocho minutos, porque después de ese tiempo se pierde la atención y la gente se duerme, y tiene razón. Una homilía debe ser así. Y esto es lo que quiero decir a los sacerdotes que hablan mucho, a menudo, y no se entiende de qué hablan. Una homilía corta: un pensamiento, un sentimiento y una indicación para la acción, cómo hacer. No más de ocho minutos. Porque la homilía debe ayudar a transferir la Palabra de Dios del libro a la vida. Y, entre las muchas palabras de Dios que escuchamos cada día en la Misa o en la Liturgia de las Horas, siempre hay una que está destinada especialmente a nosotros. Algo que nos llega al corazón. Si la acogemos en nuestro corazón, puede iluminar nuestra jornada, animar nuestra oración. ¡Se trata de no dejar que caiga en saco roto!

Concluyamos con un pensamiento que puede ayudarnos a enamorarnos de la Palabra de Dios. Como algunas piezas musicales, la Sagrada Escritura tiene una nota subyacente que la acompaña de principio a fin, y esta nota es el amor de Dios. «Toda la Biblia – observa San Agustín- no hace más que narrar el amor de Dios»[1]. Y San Gregorio Magno define la Escritura como ‘una carta de Dios Todopoderoso a su criatura’, como una carta del Esposo a la esposa, y exhorta a «aprender a conocer el corazón de Dios en las palabras de Dios’»[2]. «…por esta revelación – dice el Vaticano II – Dios invisible, …habla a los hombres como amigos, movido por su gran amor, y mora con ellos, para invitarlos a la comunicación consigo y recibirlos en su compañía» (Dei Verbum, 2).

Queridos hermanos y hermanas, ¡adelante con la lectura de la Biblia! Pero no olviden el Evangelio de bolsillo: llévenlo en la bolsa, en el bolsillo, y en algún momento del día lean un pasaje. Esto los acercará mucho al Espíritu Santo que está en la Palabra de Dios. Que el Espíritu Santo, que inspiró las Escrituras y ahora sopla desde ellas, nos ayude a captar este amor de Dios en las situaciones concretas de la vida. Gracias.

[1] De catechizandis rudibus, I, 8, 4: PL 40, 319.

[2] Registrum Epistolarum, V, 46 (ed. Ewald-Hartmann, pp. 345-346).
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Saludos
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española. Pidámosle al Espíritu Santo que ilumine toda nuestra vida con su Palabra, para que podamos dar testimonio de Cristo. Que Jesús los bendiga y la Virgen Santa los cuide. Gracias.

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Comentarios
53 comentarios en “El Papa pide que las homilías no duren más de ocho minutos porque «la gente se duerme»
  1. Se duermen si la homilia es falta de verdad ,,,y doctrina que alimente,,,
    Se duermen pir que se han convertido en tontadas buenistas ,,y so re todo ,,que no enseñan lo revelado ,,son casi en su totalidad puro humanismo con un barniz catolico..
    No les saques del Dios te ama ,

    1. Se puede no faltar a la verdad y matar de aburrimiento al personal al mismo tiempo.
      Sacerdotes soporíferos existen desde siempre no es una novedad de este siglo.

      1. «Se puede no faltar a la verdad y matar de aburrimiento al personal al mismo tiempo

        Se puede, pero la jerarquía rojelia y descreída no está por la labor. A ver si usted, con ese poder de convicción y de palabra que tiene, les convence.

        «Sacerdotes soporíferos existen desde siempre no es una novedad de este siglo»

        Que enmienden la plana al mismo Cristo, prediquen contra la moral católica y den «bendiciones» truchas o comuniones sacrílegas a adúlteros, concubinarios y homosexuales de acuerdo con documento oficial, claro que es una novedad absoluta, inexistente en toda la historia de la Iglesia.

    2. Dice Bergoglio: «La homilía no debe durar más de ocho minutos, porque después de ese tiempo se pierde la atención y la gente se duerme, y tiene razón».
      Si no fuera patético este personaje, sería gracioso.

  2. Otro disparate de Francisco. En su cargo de pontífice no tiene que decir estas cosas que son simples opiniones, y encima en este caso, equivocada.
    Para hacer una buena exhortación a los fieles, no siempre bastan ocho minutos. Y de hecho tenemos magníficos sermones de santos que fueron mucho más largos, y no cansaban al auditorio sino que lo edificaban. Tal es el caso, por ejemplo, de San Juan María Vianney, cuyos sermones rondaban entre media hora y tres cuartos como poco.

  3. Esa idea de los 8 minutos es completamente falsa. El Papa la repite sin la menor consideración ni a la verdad ni a los sacerdotes.
    Si eso fuera cierto no podrían existir las clases en la escuela o la universidad, ni un discurso solemne, ni una simple conferencia, que duran ordinariamente entre 45 y 60 minutos.
    Una bobada más de Bergoglio.

  4. Mientras tanto, los fieles en Latinoamérica se vuelcan en masa hacia las iglesias evangélicas y en muchos estudios/entrevistas dicen que una de las razones es la mejor calidad de los sermones evangélicos, los cuales son muchos mas prolongados que la típica homilía católica.
    Sermones de 45 minutos o una hora son comunes.

  5. Un día, antes de entrar en misa una mujer estaba criticando a un cura de otra població, que hace unas homilías magníficas, pq, decía la señora q eran demasiado largas. Le dije q a mí me encantaban y listos!

    En la homilía de aquel domingo el sacerdote, q no era el q la señora criticaba, explicó el pasaje de los discípulos de Emaús. Creo recordar q dijo q la distancia entre Jerusalen y Emaús era de unas 2 horas y q durante ese trayecto Jesús fué explicando a los discípulos el sentido de las escrituras. Pensé: «Qué bien! Dios està respondiendo a esa mujer a l q una homilía de 15 minutos se le hace larga. Se habrà dado por respondida»

    Al salir de misa le comenté: has entendido lo q Dios te ha querido decir a través de esta homilía, verdad? Me miró con cara rara y especifiqué jn poco màs. Su respuesta: bueno, este cura tiene cosas raras eh!
    😳 no había entendido nada.

    1. Quien ama a Cristo ama la Palabra y no se aburre escuchàndola. Le ocurre como a Maria de Betania que escucha a Cristo y se olvida del mundo.

      Entonces ¿para quien es la homilia, para los q aman y escuchanbo para quienes no tienen interés en escuchar?

      No me parece bien esta decisión, lo siento. Ahora, donde vivo, sólo tenemos misa los domingos. Es mucho pedir q podamos escuchar lo que Cristo quiere decirnos sin prisas ni recortes?

      1. «explicó el pasaje de los discípulos de Emaús»

        ¿Usted sólo pisa la iglesia cuando toca Emaús, la samaritana y la adúltera? Porque, vaya casualidad. Le valen a usted esos pasajes, igual para un roto que para un descosido. A ver si un día coincide con el pasaje de Cristo echando a latigazos del templo a quienes lo profanaban.

        «Es mucho pedir q podamos escuchar lo que Cristo quiere decirnos sin prisas ni recortes?»

        ¿Para qué, si usted luego hace, de forma selectiva, lo que le da la real gana? Además de que usted no es católica. ¿No cree que debería empezar por ahí, en vez de dar la chapa a las feligresas con sus interpretaciones sui generis?

        1. Lee tú el del fariseo que decidía, como haces tú, quién cumplía la Ley y quién no («Además de que usted no es católica») y el publicano; o el que has mencionado tú de «Cristo echando a latigazos del templo a quienes lo profanaban». Mira a ver si en alguna de las dos veces que parece ser que hizo esto el Señor, estabas tú entre los profanadores o entre los de pezuña que echo.

          1. «como haces tú»

            Ya sé que se siente identificado. Normal: lo está. Y ya le he dicho tropecientas veces que yo no doy «carnets de católico» a nadie (típico mantra de quien no es católico), porque tal cosa no existe: ustedes no son católicos, la una porque no profesa la fe católica y difunde herejías públicamente de forma pertinaz, y usted por cismático, al declarar públicamente que no sé sabe cuántos papas son herejes y, por tanto, no han sido papas (declaración acompañada de los mismos corta-pegas siempre). Yo me limito a verlo y decirlo. Los que han decidido estar fuera de la Iglesia han sido ustedes mismos, aunque pretendiendo ser «católicos», pese a que herejes y cismáticos están fuera de la Iglesia (dogma de fe). Lo tienen súper fácil: dejen de escandalizar y vuelvan a la Iglesia.

      2. Ya está el calumniador ese detrás mio ¿a que sí? mmm voy a disimular a ver si se largaaaaa…Oh! que bien , mira! me voy a esconder detrás de esa palmera 🌴 lerele leré leré

        mmm…se ha ido, se ha ido…👀

        1. «Ya está el calumniador ese detrás mio»

          No se dice «detrás mío», ignorante, sino «detrás de mí». Y calumniadora es usted. ¿Cuándo piensa dar esa enorme lista de «abusadores» a los que ha acusado, en genérico y sin pruebas, mil veces? Aún la esperamos.

          «voy a disimular a ver si se largaaaaa…»

          Disimular, sí: está acostumbrada. Pero, largarse, puede usted largarse cuando quiera (como las varias veces que, mintiendo, ha dicho que se iba «para siempre»), porque, si no, no va a poder evitar las réplicas, como nos pasa a todos los que escribimos. Si quiere hacer monólogos y que nadie le conteste, cómprese un cuaderno y escriba en él.

          1. «No se dice «detrás mío», ignorante, sino «detrás de mí»

            ¿Pero no te da vergüenza?
            ¿Para ti vale todo con tal de flotar como la mierd. y humillar a los demás?
            Te lo repito: haz examen de conciencia, una buena confesión y deja de tomar sacrílegamente el Cuerpo del Señor.
            De paso medita aquello de Santiago 3:1,2: «No os hagáis maestros muchos de vosotros, hermanos míos, sabiendo que nosotros tendremos un juicio más servero…»

          2. «¿Pero no te da vergüenza?»

            ¿Corregir a alguien que se permite el lujo de dar lecciones (como también hace usted) sin ni siquiera conocer las más elementales reglas de la lengua, que se aprenden en Primaria? Ninguna vergüenza. Todo el mundo comete errores; pero no todo el mundo va, además, dando lecciones trufadas de herejías, la una (y alguna usted) o calumniando a todos los papas posteriores a Pío XII y llamándoles herejes con todo desparpajo, el otro. A usted lo que le molesta es quedar en evidencia como un ignorante, y no poder escandalizar sin trabas.

          3. «¿Para ti vale todo…»

            No es que sea usted muy original: que usted es discípulo de Maquiavelo, se lo he dicho muchas veces, pues es evidente y no disimula que para usted el fin justifica los medios, aunque éstos sean inmorales (como mentir, calumniar, retorcer citas sacadas de contexto donde, ni siquiera así, dicen lo que usted pretende…). No, claro que no todo vale, como buscar «apoyos» (como si esto fuera una red social para hacer amigos) para seguir haciendo el mal. ¡Si hasta ha defendido al repelente troll multinicks que llama a los comentaristas de esta página: «puta» (a Spes); «marica», «maldito», «ojalá te mueras» (a los sacerdotes); «perros y perras rígidos» y «bola de hipócritas fariseos» (a todos los comentaristas), por no citar sus repugnantes injurias contra sacerdotes, obispos y cardenales de sana doctrina! No sorprendería que también defendiera al mismísimo Belcebú si creyera que le beneficia. No se puede caer más bajo.

          4. Vaya, me ha visto! Que hago, qué hago? …voy a coger ese caballo 🏇 jia, jia!!!

            Uff …ya està! Ya no viene darrere meu ¿verdad?

            Leré lerele leré leréeee 💃💃💃

          5. Quien como Dios,

            Ese catholicvs que calumnia continuamente y ademàs nos acusa al resto de hacer lo q únicamente hace él, con deshonestidad y mentira, està en pecado mortal. Así q no tiene autoridad moral para criticar nada a nadie. Actua como los fariseos hacían con Jesús, con malas artes, deshonestamente.

            Desde q me acusó de ser legión ya ni siquiera sé si puedo rezar por él pues blasfemó contra el Cristo q vive en mí.

            Ningún católico peca intencionadamente como él. O al menos se confiesa y pide perdón.Este no.

            Es una moneda falsa.

            Sus calumnias y mentiras sólo pesaràn en su juicio. En el nuestro no. Allà él.

            Sólo queda sacudirse las sandalias.

            Y…tomàrselo a risa.

            Bendiciones.

          6. ACS, ¿qué fue de sus amorosos mensajes de «¡no juzgar a… (colectivo correspondiente de pecadores reincidentes y orgullosos), que se pueden espantar!»?

            ¿Y ahora se permite el lujazo de ir juzgando de pecadores mortales a otros?

            No falla; usted pide «no juzgar» (en realidad, ocultar la Verdad o enfrentarla diabólicamente a la Caridad) pecados públicos y notorios (personas que hacen ostentación pública de un estilo de vida intrínsecamente desordenado), pero luego juzga con osadía y saña pecados interiores que nadie salvo Dios puede conocer y juzgar.

            Si Catholicus es o no autor de pecados mortales ni lo sabe usted, ni yo, ni nadie salvo Dios mismo.
            Pero en cambio todos sabemos, por ser notorio, de su apego reiterado a falsear el catolicismo.

            Conviértase, so hipócrita, y deje de perder el tiempo en alimentar su soberbia y su ego, presumiendo de todo aquello de lo que carece.

          7. «Ese catholicvs que calumnia continuamente y ademàs nos acusa al resto de hacer lo q únicamente hace él»

            No mienta: decir la verdad no es calumniar. Usted sustiene y difunde herejías, como que Dios perdona al pecador sin que éste se arrepienta previamente, lo que contradice un dogma de fe definido y que lleva aparejada la excomunión de forma expresa. Señale usted una sola herejía que haya dicho yo. ¿A que no la encuentra? Claro: jamás he sostenido ninguna. Así que, ¿cómo tiene el cuajo de decir que «acuso al resto de hacer lo q únicamente hago yo»? Usted suelta herejías; yo no.

            «està en pecado mortal»

            Su desvergüenza no conoce límites. Lo que jamás ha hecho la Iglesia (De internis neque Ecclesia) usted se permite el lujo de hacerlo, y por el mero hecho de que corrigen sus disparates y errores doctrinales. Luego, mucho «amor» en sus soporíferas homilías.

          8. «luego juzga con osadía y saña pecados interiores que nadie salvo Dios puede conocer y juzgar»

            Si no lo acabara de escribir usted misma, pudiéndolo comprobar cualquiera que sepa leer, sería de no creer: ¡Pero si es lo que acaba de hacer usted! Ni yo, ni ningún otro comentarista, hemos juzgado ningún «pecado interior» suyo (como sí hace usted con las personas que le corrigen, y sólo con ellas, pues debe de tener rayos X, y además selectivos, como le he dicho tantas veces), sino las herejías que suelta y defiende públicamente de forma pertinaz, que son bien «exteriores». Usted siga retratándose, por si algún ingenuo aún tuviese alguna duda.

          9. «Señale usted una sola herejía que haya dicho yo».

            Señala una que haya dicho yo, cuándo y dónde.
            Y dime una cosa, ¿estás de acuerdo con la afirmación de que cuando comulgamos no consumimos los elementos «físicos» del Cuerpo de Cristo, porque los elementos físicos no están presentes como cuerpo físico visible y palpable?

          10. «Señala una que haya dicho yo, cuándo y dónde»

            Hablaba de ACS, no de usted. Pero, lo de sostener que si alguien sostiene un error teológico (Francisco, por ejemplo) se debe a que «otros lo han hecho antes que él», negando así el libre albedrío (que es un dogma de fe), como si eso condicionara infaliblemente a otro a no poder sostener la verdad, si no que tuviera necesariamente que sostener la presunta herejía, se le parece bastante (además de no tener ninguna lógica: si tan poderosa es la influencia postmortem de presuntos herejes, ¿por qué a usted no le afecta, entonces? ¿No será porque sostener herejías (si son propias) o adherir a herejías de otros (en caso de que lo fueran) es responsabilidad exclusiva de uno mismo? Usted debería saber eso perfectamente, pero, aún así, lo ha soltado muchas veces, con tal de volver a su tema recurrente cada vez que alguien señala los disparates de Francisco.

          11. Lo de usted, más que por el lado de la herejía, va por el lado del cisma (los cismáticos pueden serlo sin negar ni una sola verdad de fe, que es lo que convierte en hereje). No creo que haga falta sus constantes argumentos, acompañados de los habituales corta-pegas, sobre que si un papa es hereje, no es papa, o diciendo que los papas posteriores a Pío XII son herejes (ergo: no son papas). Si no hay papas, la sede está vacante. Luego, usted sostiene el argumento sedevacantista. No necesita afirmar «soy sedevacantista» para serlo. Usted sabrá lo que hace y dice.

            «Y dime una cosa, ¿estás de acuerdo con…»

            No sea infantil: usted no tiene ningún interés por la verdad. ¿Sabe con qué estoy de acuerdo? Con lo definido en Trento y lo dicho por Santo Tomás de Aquino, Doctor de la Iglesia, al respecto. Lo tiene en la Summa (que no contradice lo dicho por el Card. Müller, aunque usted, o aquellos de quienes ha sacado esa idea, crean lo contrario).

          12. Dónde dice: «No creo que haga falta sus constantes argumentos…»,

            debe decir: «No creo que haga falta recordarle sus constantes argumentos…».

          13. No se vaya por las ramas.
            Le repito la pregunta.
            Sólo conteste sí o no.
            Es más, la pregunta que le he hecho no es literalmente lo que dice Müller, esto lo ha dicho otro.
            ¿Sí, o no?

          14. No está usted en posición de exigir que le contesten a nada: recientemente le he preguntado si usted considera que los papas posteriores a Pío XII (todos o algunos de ellos) fueron herejes y, por ello, y según su propia teoría (que ha acompañado con múltiples corta-pegas), no fueron papas. ¿Sí o no? A eso es a lo que debe responder, en lugar de hacer preguntas capciosas a continuación de decir yo que jamás he sostenido una herejía. ¿En serio cree que va a lograr que sostenga alguna? Pues, abandone toda esperanza. Si, al igual que le ocurre con el libre albedrío, tampoco entiende la transubstanciación (y eso se deduce por lo que escribe y por su insistencia), el problema lo tiene usted, no Müller o el enésimo «modernista» que la web sedevacantista «Vaticanocatólico» o similar haya «detectado». Usted ya ha demostrado ampliamente que no entiende nunca lo que lee. Así que, le he remitido a la Suma, aunque sin garantía de que la entienda.

      1. Las machaconas y habitualmente mundanas homilías de Francisco (sin hablar de los errores doctrinales que tantas veces mete en las mismas), son soporíferas. Eso no va a cambiarlo que usted lo niegue.

  6. El Papa no está para decir esas tonterías, y decir los minutos exactos que debe tener una homilía….
    Además una homilía no es buena o mala por lo que dure. Hay de todo….
    De 15 maravillosas
    De 15 horribles
    De 8 maravillosas
    De 8 horribles
    Y que piense lo que duran las suyas, y sus discursos, y sus catequesis, y sus intervenciones… Y no sólo lo que duran sino lo que cansan, sobre todo cuando no lee e improvisa con sus ideas y manías…..

    1. Vaya, me ha visto! Que hago, qué hago? …voy a coger ese caballo 🏇 jia, jia!!!

      Uff …ya està! Ya no viene darrere meu ¿verdad?

      Leré lerele leré leréeee 💃💃💃

  7. Je, je, este hombre es la traca.

    Hubo un hombre, fariseo, que predicaba a tiempo y destiempo, a judíos y gentiles, por este orden. Infatigable.

    Hablaba de forma contundente, a veces con larga duración en lo que exponía, e incluso de noche, tiempo proclive para dormir.

    Ese era PABLO DE TARSO. Y este nos dice que se den homilías como los videos de YouTube. Que por cierto, cualquiera es más largo.

    Recomiendo un artículo, corto, del P. Iraburu sobre S. Pablo:»Lenguaje de San Pablo» del 9-9. Nada de pero ratas, discursos psicológicos… esos sí que duermen, duren lo que duren, narcotizan.

    San Pablo es el ejemplo a seguir. Este quiere que no se diga nada (es la Palabra la que nos alimenta, con los sacramentos) , y lo poco que se diga sea en su linea.

  8. En lugar de darle y darle a la duración de las homilías, por ¿qué no se preocupa por el contenido de las mismas? No, que va. Sigue obsesionado con la duración.

  9. 8 minutos y seguramente que sean hablando de la «misericordia infinita», «el cuidado de la creación y el clima», el «caben todos, todos, todos»… Y así…

    Por cierto, en una misa de Radio María (España) de hace poco, en las preces van y piden porque «la iglesia acoja a protestantes, judíos, ateos, etc y que eso no escandalice a nadie»… pero sin referencia alguna a la CONVERSIÓN necesaria… hablaban de «acoger» y ya ¿Qué sentido tiene esto? Los católicos apostatan de su fe y presumen de ello… da igual todo, es como si dijeran «da igual el dios falso en el que creas, aquí eres bienvenido con tu dios falso, no lo cambies si no te apetece»… es terrible

  10. Las homilias de san Antonio de Padua eran largas y la gente no se dormía, las de san Bernardo de Claraval lo mismo y las de muchos pastores santos de ayer y de hoy. Este Papa dice cosas que casi rozan lo absurdo, o sin casi. Na solución no está en acortar el tiempo de la homilia y reducirlo a 8 minutos, reduciendo mucho el contenido del mensaje. La clave está en hacer homilias de verdad!!! Bueno en el caso de este Papa lo mejor sería que sus homilias no duraran más de 3 minutos… Por amor de Dios.

  11. La homilía del Papa es estupenda sobre un tema tan interesante como la Lectio Divina, aunque la forma torticera de titular el artículo desvíe todos los comentarios hacia el tema de la duración. ¡Qué penitencia es leer los comentarios de los mismos de siempre!

    1. «¡Qué penitencia es leer los comentarios de los mismos de siempre!»

      Con esa «penitencia» te vas santificando más cada día. 😉 Y si lo haces por amor de Dios, mucho mejor. 😀

  12. «La homilía no debe durar más de ocho minutos, porque después de ese tiempo se pierde la atención y la gente se duerme, y tiene razón. Una homilía debe ser así. Y esto es lo que quiero decir a los sacerdotes que hablan mucho, a menudo, y no se entiende de qué hablan. Una homilía corta: un pensamiento, un sentimiento y una indicación para la acción, cómo hacer. No más de ocho minutos.»

    ¿Y qué pasa si son 10 minutos de homilia? ¿Y por qué 8 minutos y no 7? Sinceramente, Francisco a veces tiene unas argumentaciones que no tienen mucho sentido, por no decir ninguno. Es más, se detectan a menudo incoherencias e incluso alguna que otra falacia. Insisto, en lo referente a las homilias, el problema no está en el tiempo sino en el contenido y la calidad de dicha homilias. Si los sacerdotes viven la fe (?) como aburridos, estos aburren más que hablan, y todo lo que hablen en las homilias será igualmente aburrido, aunque hablen poco.

  13. Se atribuye al primer ministro británico Harold Wilson la siguiente frase : «Preparar un discurso de diez minutos me cuesta dos semanas. un discurso de una hora , una semana, y un discurso de dos horas lo puedo improvisar en cualquer momento»

  14. EN NOMBRE DE DIOS, OS PIDO, QUE NO UTILICEIS INFOVATICANA, PARA OFENDEROS DE ESA FORMA. OS PROPONGO QUE NO OS DEIS POR ALUDIDOS. PIENSO QUE TENEMOS QUE PROCURAR CONSTRUIR, NO DESTRUIR. DIOS PON CORDURA

  15. Claro. Los disparates que suele decir hartan a la gente. Por otro lado, como el conocimiento bíblico de la mayoría de los católicos es ínfimo, pues hay que gastar tiempo enseñando el contexto del pasaje. Si nonuno hace eso entienden muy poco. Un obispo me dijo que la homilía ha de durar 7 mi utos. Tomé la molestia de contarlos minutos de una homilía de él y duro 15 minutos. Creo que algo que viene supuestamente de Francisco se lo habrá redactado otro.

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