El Proyecto de Ley (PL) nº 2.253/2022, que propone, entre otras medidas, el fin de las «salidas transitorias» para las personas privadas de libertad, tras el veto parcial de la Presidencia de la República, ha vuelto a ser evaluado en el Congreso Nacional.
A través de un comunicado, los obispos brasileños han destacado que «la Doctrina Social de la Iglesia (DSI) reconoce la legitimidad del Estado para imponer penas proporcionadas a la gravedad de los delitos (DSI 402). Junto a esta dimensión, el sistema estatal debe favorecer la reinserción de los condenados y promover una justicia reconciliadora (DSI 403). La legislación brasileña tiene las mismas premisas para la reinserción gradual de nuestros hermanos y hermanas en la sociedad. Las salidas temporales durante el cumplimiento de la pena responden a estas premisas».
Los obispos de Brasil señalan que las «situaciones puntuales que terminan atacando al Estado, con episodios de violencia contra agentes de seguridad pública y la población civil, no pueden ser consideradas como un prerrequisito para alterar los fundamentos del sistema penal brasileño».
«Las relaciones entre los poderes de la República merecen todo el respeto. Sin embargo, las decisiones políticas orientadas al bien común requieren un amplio debate y la participación de todos», se lee en la nota.
Tras mostrar su oposición a esta medida, la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil (CNBB) expresa al Congreso Nacional, «en consonancia con su Tradición explicitada en la Doctrina Social de la Iglesia y con los objetivos del sistema penal brasileño, que se mantenga el veto parcial sometido a evaluación de los parlamentarios».
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En tesis, los encarcelados merecen penas proporcionales a sus delitos, un tratamiento digno y la salida temporaria en épocas como Navidad podrían ayudar en la reinserción social. Sin embargo, este no es un tema, me parece, de sí o no, aplicado a todos o nadie. Aquí, en Brasil, cualquier uno informado sabe que 30% de los delicuentes que salen de la cárcel en fechas especiales, aprovechan para no más regresar. Estando «libres», huyen a otros países, se ocultan en alguna favela y peor… hurtan, roban, matan, violan.
No es verdad que dichos acontecimientos son esporádicos como dicen los Obispos o quien lo hay dicho. Hace poco, parte de la sociedad alertó sobre la salida de la Navidad de 2023 y los soltaron y los los resultados fueron feos. Lula y gente de izquierdas no quieren acabar con las salidas. Creen que son indispensables en la resocialización (sin imaginar alguna mala intención de parte de los dirigentes). En algunos casos, debe ser bueno. Pero es un tema delicado.
el preso es un delincuente, qué parte no se entiende?, que cumpla la penitencia que corresponde según el codigo penal y listo, nada de salidas transitorias ni beneficios ni que ocho cuartos,
porqué ese sentimentalismo lastimoso siempre hacia esos malhechores?,
en medio de un mundo criminal en donde se matan por día millares de niños por nacer con el aborto y no los veo a éstos cardenales ni a la iglesia católica de roma rasgarse vestiduras por los niños inocentes masacrados,
ahhh pero eso sí eh’ que no les toquen a los delincuentes asesinos porque se pudre
ésta es la iglesia del concilio vaticano segundo amigable con el mundo anticristiano
así estamos