El penúltimo (siempre el penúltimo): János Székely, obispo de Szombathely, Hungría, ha emitido una declaración instando a los sacerdotes de su diócesis a no bendecir “parejas” homosexuales.
“Cuando una pareja del mismo sexo pide una bendición, precisamente al pedirla juntos, expresa su deseo de la bendición de Dios y de la aprobación moral de la Iglesia de su relación, de su decisión de vida. Distorsionaríamos el evangelio de Cristo y descuidaríamos nuestro deber pastoral hacia una pareja así si los bendiciéramos”, escribe Székely.
“Por lo tanto, de acuerdo con la decisión de la Conferencia Episcopal Católica Húngara, insto a los pastores de la diócesis de Szombathely a no realizar bendiciones a las parejas del mismo sexo. Recibimos con gran amor y respeto a nuestros hermanos y hermanas que sienten atracción por personas del mismo sexo, pero no toleramos sus decisiones de vida incorrectas. Más bien, debemos ayudarlos en el camino de la vida según el evangelio de Cristo. Al hacerlo, seremos sus verdaderos y auténticos pastores y hermanos”, añadió el obispo.
«Por lo tanto, de acuerdo con la decisión de la Conferencia Episcopal Católica Húngara, insto a los pastores de la diócesis de Szombathely a no realizar bendiciones a las parejas del mismo sexo», concluye el obispo.
El episcopado húngaro ha sido el primero en Europa que, en términos diplomáticos, ha dicho a Roma que “gracias, no, gracias” sobre el documento Fiducia supplicans. Solo los polacos les han imitado.
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