El arzobispo de Oviedo denuncia la inmoralidad de pactar con el «golpismo independentista» y con «quienes mercadearon con sangre inocente en acciones terroristas»

Jesús Sanz Jesús Sanz
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El arzobispo de Oviedo, monseñor Jesús Sanz, no cesa en su valiente empeño por denunciar la grave situación que atraviesa España, mientras la gran mayoría de obispos callan.

Los acontecimientos no solo políticos, sino también eclesiales que estamos viviendo estos últimos días provoca que muchos prelados prefieran ponerse de perfil y no hacer mucho ruido ni levantar la voz no vaya a ser que sean ‘misericordiados’ por Roma por resultar molestos.

Jesús Sanz no es uno de ellos. Dice lo que piensa y actúa en consecuencia con gallardía. En un artículo publicado en ABC, Sanz Montes vuelve a reflexionar sobre la situación que atraviesa España y afirma que «la espontánea comparecencia en calles y plazas de una inmensa sociedad quiere decir pacíficamente que hay algo no compartido, acusando como traidores a quienes pretenden formar gobierno desde programas políticos contradichos y burlados por otros intereses espurios que terminan siendo bastardos».

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El arzobispo de Oviedo pone el dedo en la llaga y denuncia que «se ha intentado boicotear falseando cifras de participación e introduciendo grupos desestabilizadores extremistas cuyas matrices encienden sospechas de una encubierta manipulación, también se han dado otras comparecencias que, con razonable inteligencia, han querido señalar lo trabucaire de esta trama política que nos tiene en vilo desde las últimas elecciones».

«Cuando la sociedad toma la calle para decirlo en voz alta, cuando asociaciones de jueces y de fiscales, de colegios profesionales, asociaciones y despachos de abogados, colectivos de funcionarios con sus sindicatos, patronales empresariales, asociaciones de diplomáticos, como también asociaciones de la Guardia Civil y de la Policía Nacional, colectivos de periodistas… cuando se da todo este movimiento social de amplio espectro y diversificada responsabilidad, estamos ante algo que preocupa y duele, y que no consiente mirar para otro lado pasivamente», escribe el arzobispo franciscano.

Sanz Montes reconoce que una pregunta que le han hecho con frecuencia en estas semanas es: ¿y la Iglesia no va a decir nada? ¿Por qué calla y está como ausente? El prelado sostiene que «no es cierto» y detalla que «algunos obispos nos hemos manifestado con claridad y pertinencia sobre este asunto que a todos nos embarga».

En ese sentido, subraya que «sería improcedente para nuestro ministerio si bajásemos a la arena de un debate partidista constituyéndonos en unas siglas más que aspirasen a tribunas como si quisiéramos recuperar extrañas teocracias y creyentes banderías. Nuestra clave no puede ser política, aunque hagamos crítica a algunas derivas de gobernanzas administrativas o legislaciones vinculantes. Nuestra clave debe ser únicamente moral».

«Esto significa que, desde el Evangelio, la tradición cristiana y la Doctrina Social de la Iglesia, tenemos algo que decir, aunque no seamos un sindicato ni una asociación», argumenta monseñor Jesús Sanz.

Explicado lo anterior, el arzobispo de Oviedo enfatiza que «sólo la verdad nos hace libres y el engaño siempre esclaviza, por lo que quien usa y abusa de la mentira como arma política no tiene credibilidad y le acusan sus propias trampas». También denuncia que «la insolidaridad chantajista entre regiones autonómicas como moneda de cambio para inconfesables prebendas, divide y crispa mientras que la verdadera igualdad solidaria es la única que fraterniza en la justicia».

Critica que «la venganza tergiversadora al reescribir la historia no sucedida imponiendo su relato partidista reabre heridas en una sociedad que vuelve a enfrentarse». Advierte que «en un Estado de derecho no se puede socavar la independencia de los poderes públicos acorralando y manipulando la judicatura y la fiscalía para amañar la ley impunemente poniendo en riesgo la misma democracia» y que «en aras de una de investidura y un gobierno no cabe aliarse con quienes han delinquido de tantos modos con golpismo independentista, corrupción insidiosa, malversación económica y escondrijos prófugos, o menos aun con quienes mercadearon con sangre inocente en acciones terroristas». «También que la ideología envenena a las nuevas generaciones con una educación que es manipulación de la ciudadanía a corto, medio y largo plazo, narcotizando el alma y la mirada de quienes gregariamente quedan hipnotizados como pueblo», agrega el arzobispo.

A todo lo anterior, Jesús Sanz añade «lo que supone la destrucción de la familia, la confusión antropológica y la homicida manipulación de la vida». Con este panorama, el arzobispo de Oviedo denuncia que «estamos ante un horizonte grave que como cristianos tenemos la obligación de advertirlo con audacia, denunciarlo con arrojo y presentar la bondad y la belleza de su contraria alternativa».

Monseñor Sanz Montes defiende que «cabe otro tipo de política que no sea deudora de la mentira torticera, de la división insidiosa, del chantaje tramposo, de la destrucción del Estado de derecho dejando la democracia herida, de las diversas ideologías tóxicas y destructivas».

«La patológica aspiración continua de una poltrona de gobernanza por quienes en su delirio egocéntrico pagan cualquier precio para ello, aun vendiendo en fullera almoneda la misma Patria, sufren una amoralidad indigna del recto gobernante. Esto no es de derechas ni de izquierdas, sino inmoral, al carecer de la solidez moral que les falta», concluye el artículo Sanz Montes.

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Comentarios
8 comentarios en “El arzobispo de Oviedo denuncia la inmoralidad de pactar con el «golpismo independentista» y con «quienes mercadearon con sangre inocente en acciones terroristas»
  1. El obispo de Oviedo tiene razón. En España nos gobiernan partidos que son cómplices de la sangre de víctimas del terrorismo y del aborto.
    Y por decir lo que ha dicho, es posible que Don Jesús padezca la cancelación que sufren los obispos fieles como monseñor Stryckland, porque a Francisco no le gustan los buenos pastores que no secundan su ideología.

    1. Claro que tiene razón, pero ¿ quién le va a hacer caso, salvo cierta gente de derechas, incluido Vox? Del PP olvídese, está lleno de masones.
      Este gobierno está listo para la segunda persecución a los cristianos y a la Iglesia. Empezarán por derruir la cruz del Valle… acosando a los buenos obispos y sacerdotes, apoyados por Francisco. No hay vuelta atrás, todo está escrito y se ha de cumplir

  2. No nos olvidemos de Felipe VI. Su presencia inútil solo sirve para reforzar la revolución en ciernes, por que mucha derecha piensa que nos salvará en el último momento. Craso error, mientras haga lo que diga Sánchez y sus esbirros le respetarán la corona, cuando no sea necesario lo echarán como a sus antepasados con una patada en el culo vía Cartagena o no, y proclamarán la república que es el fin último de toda esta estafa política.

    Solo el pueblo en armas puede parar esto rápidamente, pero claro esto es solo una quimera. 500 jóvenes valientes con la Cruz de Borgoña no son suficientes para parar la revolución comunista y la destrucción de España que se nos viene encima.

    Carlismo Rebelde

  3. Monseñor: sólo educación y formación hacen que la gente no vote a la izquierda ¿ piensa usar sus colegios al efecto o esperará a que se decida y lo haga el PP?

  4. Lo que ha dicho monseñor Sanz es de justicia, de sentido común y de amor a la Patria. Como ciudadano está en perfectísimo derecho a hablar y como Arzobispo está obligado a señalar dónde está el mal.
    Luego vienen los tibios, los de las componendas y maquinaciones, los traidores, peperos de todos los partidos y modernistas eclesiales, diciendo que «un obispo no se debe meter en esas cosas». Son unos miserables de la peor calaña, más infames que el inefable Sánchez.
    Gracias de corazón, don Jesús, mi obispo. Y que Dios, la Santina y San José le bendigan mil veces.

  5. Lo que ha dicho monseñor Sanz es de justicia, de sentido común y de amor a la Patria. Como ciudadano está en perfectísimo derecho a hablar y como Arzobispo está obligado a señalar dónde están la mentira, la corrupción y el mal.
    Luego vienen los tibios, los de las componendas y maquinaciones, los traidores, peperos de todos los partidos y modernistas eclesiales, diciendo que «un obispo no se debe meter en esas cosas». Son unos miserables de la peor calaña, más infames que el inefable Sánchez.
    Gracias de corazón, don Jesús, mi obispo. Y que Dios, la Santina y San José le bendigan mil veces.

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