El Papa Francisco crea 21 nuevos cardenales y les pide que sean «evangelizadores y no funcionarios»

Nuevos cardenales septiembre 2023
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El Papa Francisco ha creado a 21 nuevos cardenales, entre los que se encuentra el arzobispo de Madrid, José Cobo, o Víctor Manuel Fernández, prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe.

En una soleada mañana romana, el Pontífice ha entregado la birreta cardenalicia a 21 nuevos cardenales. A partir de este momento, el Colegio Cardenalicio se amplía a 242 cardenales, de los cuales 137 son electores y 105 no electores. La nota más llamativa de la mañana ha sido la escasa asistencia al Consistorio.

Asistentes Consistorio

Entre los nuevos purpurados hay tres españoles: José Cobo, arzobispo de Madrid; Ángel Fernández Artime, rector mayor de los Salesianos y Francisco Xavier Bustillo, natural de Pamplona y actual obispo de la diócesis francesa de Ajaccio.

Entre los nuevos cardenales, también se encuentran varios prefectos de Dicasterios. Es el caso del argentino Víctor Manuel Fernández, prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe; Robert Francis Prevost, prefecto del Dicasterio de los Obispos o Claudio Gugerotti, prefecto del Dicasterio para las Iglesias Orientales.

Les ofrecemos la homilía completa pronunciada por el Papa Francisco:

Al pensar en esta celebración y particularmente en ustedes, queridos hermanos, que se convertirían en cardenales, me vino a la mente este texto de los Hechos de los Apóstoles (cf. 2,1-11). Es un texto fundamental: el relato de Pentecostés, el bautismo de la Iglesia. Pero en realidad me llamó la atención un detalle en particular, las palabras expresadas por los judíos que «había en Jerusalén» (v. 5). Ellos dijeron: somos «partos, medos y elamitas» (v. 9), entre otros. Esta larga enumeración de pueblos me hizo pensar en los cardenales, que gracias a Dios provienen de todas partes del mundo, de las naciones más diversas. Ese es el motivo por el cual elegí este pasaje bíblico.

Meditando luego sobre este punto, me di cuenta de una especie de “sorpresa” que estaba escondida en esta asociación de ideas, una sorpresa en la que, con alegría, me pareció reconocer, por así decirlo, el humorismo del Espíritu Santo, disculpen la expresión.

¿En qué consiste esta “sorpresa”? En el hecho de que normalmente nosotros pastores, cuando leemos el relato de Pentecostés nos identificamos con los Apóstoles. Es natural que sea así. En cambio, esos “partos, medos, elamitas”, etcétera, que en mi mente había asociado a los cardenales, no pertenecían al grupo de los discípulos, estaban fuera del cenáculo, eran parte de esa «multitud» que «se congregó» al oír el ruido semejante a una fuerte ráfaga de viento (cf. v. 6). Los Apóstoles eran “todos galileos” (cf. v. 7), mientras que la gente allí congregada había venido «de todas las naciones del mundo» (v. 5), precisamente como los obispos y cardenales de nuestro tiempo.

Esta especie de inversión de roles nos hace reflexionar y, prestando atención, revela una perspectiva interesante, que quisiera compartir con ustedes. Se trata de que hagamos nuestra —y me incluyo también yo— la experiencia de esos judíos que por un don de Dios se encontraron siendo protagonistas del acontecimiento de Pentecostés, es decir, del “bautismo” del Espíritu Santo que hizo nacer a la Iglesia una, santa, católica y apostólica. Resumiría esta perspectiva así: redescubrir con asombro el don de haber recibido el Evangelio «en nuestras lenguas» (v. 11), como dijo aquella gente. Recordar con gratitud el don de haber sido evangelizados y de haber sido sacados de pueblos que, cada uno en su momento, recibió el Kerigma, el anuncio del misterio de la salvación, y acogiéndolo fueron bautizados en el Espíritu Santo y entraron a formar parte de la Iglesia. La Iglesia Madre, que habla en todas las lenguas, que es una y es católica.

Así, esta Palabra del Libro de los Hechos nos hace pensar que, antes de ser “apóstoles”, antes de ser sacerdotes, obispos, cardenales, somos “partos, medos, elamitas”, etc., etc. Y esto debería reavivar en nosotros el asombro y el agradecimiento por haber recibido la gracia del Evangelio en nuestros respectivos pueblos de origen. Creo que esto es muy importante y no debemos olvidarlo. Porque allí, en la historia de nuestro pueblo, yo diría en la “carne” de nuestro pueblo, el Espíritu Santo ha obrado el prodigio de la comunicación del misterio de Jesucristo muerto y resucitado. Y ha llegado hasta nosotros “en nuestras lenguas”, a través de los labios y los gestos de nuestros abuelos y de nuestros padres, de los catequistas, de los sacerdotes, de los religiosos. Cada uno de nosotros puede recordar voces y rostros concretos. La fe es transmitida “en dialecto”. No se olviden de esto: la fe es transmitida en dialecto, por las madres y las abuelas.

En efecto, somos evangelizadores en la medida que conservamos en el corazón el asombro y la gratitud de haber sido evangelizados; más aún, de ser evangelizados, porque en realidad se trata de un don siempre actual, que requiere ser renovado continuamente en la memoria y en la fe. Evangelizadores evangelizados y no funcionarios

Hermanos y hermanas, queridos cardenales, Pentecostés —como el bautismo de cada uno de nosotros— no es un hecho del pasado, es un acto creativo que Dios renueva continuamente. La Iglesia —y cada uno de sus miembros— vive de este misterio siempre actual. No vive “de rentas”, no, ni mucho menos de un patrimonio arqueológico, por valioso y noble que sea. La Iglesia —y cada bautizado— vive del presente de Dios, por la acción del Espíritu Santo. También el acto que estamos realizando aquí ahora tiene sentido si lo vivimos en esta perspectiva de fe. Y hoy, a la luz de la Palabra, podemos comprender esta realidad: ustedes, neocardenales, han venido de diversas partes del mundo y el mismo Espíritu Santo que fecundó la evangelización de sus pueblos ahora renueva en ustedes su vocación y misión en la Iglesia y para la Iglesia.

De esta reflexión, obtenida de una “sorpresa” fecunda, quisiera extraer sencillamente una consecuencia para ustedes, hermanos cardenales, y para vuestro Colegio. Y quisiera expresarla con una imagen, la de la orquesta. El Colegio Cardenalicio está llamado a asemejarse a una orquesta sinfónica, que representa la sinfonía y la sinodalidad de la Iglesia. Digo también la “sinodalidad” no sólo porque estamos en la vigilia de la primera Asamblea del Sínodo que tiene precisamente este tema, sino porque me parece que la metáfora de la orquesta puede iluminar bien el carácter sinodal de la Iglesia.

Una sinfonía cobra vida de la sabia composición de sonidos de los diferentes instrumentos. Cada uno brinda su aporte, a veces solo, a veces unido a algún otro, a veces con todo el conjunto. La diversidad es necesaria, es indispensable. Pero cada sonido debe contribuir al proyecto común. Y para eso es fundamental la escucha recíproca. Cada músico debe escuchar a los demás. Si uno sólo se escuchase a sí mismo, por más sublime que pudiera ser su sonido, no beneficiará a la sinfonía; y lo mismo sucedería si una sección de la orquesta no escuchase a las otras, sino que sonara como si estuviera sola, como si fuera el todo. Y el director de la orquesta está al servicio de esta especie de milagro que representa cada ejecución de una sinfonía. Él debe escuchar más que todos los demás y al mismo tiempo su tarea es ayudar a cada uno y a toda la orquesta a desarrollar al máximo su fidelidad creativa, fidelidad a la obra que se está ejecutando, pero creativa, capaz de darle un alma a esa partitura, de hacerla sonar en el aquí y ahora de una manera única.

Queridos hermanos y hermanas, nos hace bien reflejarnos en la imagen de la orquesta, para aprender cada vez mejor a ser Iglesia sinfónica y sinodal. La propongo particularmente a ustedes, miembros del Colegio Cardenalicio, en la reconfortante confianza de que tenemos como maestro al Espíritu Santo, —Él es el protagonista—: maestro interior de cada uno y maestro del caminar juntos. Él crea la variedad y la unidad, Él es la misma armonía. San Basilio busca una síntesis cuando dice: “Ipse harmonia est”, Él es la misma armonía. Nos encomendamos a su guía dulce y fuerte, y a la protección solícita de la Virgen María.

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Comentarios
21 comentarios en “El Papa Francisco crea 21 nuevos cardenales y les pide que sean «evangelizadores y no funcionarios»
  1. La ceremonia fue muy hermosa, las palabras de Su Santidad muy iluminadoras y la asistencia fue multitudinaria. Obviamente si tienes mala leche y quieres criticar, llegas temprano y tomas una fotografía de la plaza medio vacía, así sacas tu noticia pero sin apego a la verdad. Dios bendiga al Santo Padre el Espíritu Santo asista a los nuevos Cardenales para que sean artífices de unidad en la Iglesia.

      1. Pepito, ni siquiera el día de santa Teresita pudiste vencerte a vos mismo para practicar la caridad en las palabras! Bueno, si no tenes devoción a santa Teresita al menos créele a san Alfonso en sus sermones sobre la caridad “en las palabras, en los pensamientos y en las acciones”! Y si no crees a san Alfonso ni tampoco a la Epístola Sancti Jacobi cuando hsbla del mal de la lengua, al menos reléete la Veritatis splendor! Y si no crees a ésta, al menos léete el libro sobre el infierno de Homo Legens! Y si no cambias con tantas lecturas, que te cure Lolita Torres! 👀

    1. «la asistencia fue multitudinaria. Obviamente si tienes mala leche y quieres criticar, llegas temprano y tomas una fotografía de la plaza medio vacía»

      Que humoroso es usted. Y qué cegato. Con razón hay un dicho que dice que no hay mejor ciego que el que no quiere ver. La fotografía que ilustra esta noticia no fue tomada «temprano», sino en plena ceremonia. ¿O no ve a los cardenales, vestidos de rojo, en primer plano? Pues, quienes no están tan «miopitos» como usted, pueden apreciar perfectamente el segundo plano de la misma fotografía, que muestra la Plaza de San Pedro vacía. No es que la asistencia no fuera «multitudinaria»: es que había cuatro monos en primera fila, quedando el obelisco (que está en mitad de la plaza) lejísssssimos de las últimas filas con gente, que prácticamente eran las de delante. Como bien relataba Specola en su entrada de anteayer refiriéndose a Francisco, «no es que atrae poco, es que espanta». Esa es la verdad.

  2. Dice el andoba, que fue una ceremonia hermosísima y sus «palabras muy iluminadora». Pues si lo dice usted habrá que tomar nota para no olvidar, que el foro cardenalicio es un sinfónica.

  3. Si hubiera hecho cardenal a zanchetta habría tenido entre todos esos músicos, también un VIOLÍN.

    De harmonía no se si saben algunos en Roma, pero mucho me temo que en la cúpula hay especialistas en COMPÁS…

    Feliz domingo del Señor (a pesar de esos señores).

  4. A propósito, me pregunto, por esto de las pendientes resbaladizas y los planos inclinados, las inclusiones, las gnosis, los besos, los delantales voladores y los espíritus de las diversidades sorpresivas:

    Será que tendremos un papá Eduardo II?

    Liberanos Domine!

  5. Universi Dominici Gregis , punto 76.(JPII febrero 1996, actualmente vigente )

    76. Si la elección se hubiera realizado de modo distinto a como ha sido prescrito en la presente Constitución o no se hubieran observado las condiciones establecidas en la misma, la elección es por eso mismo nula e inválida, sin que se requiera ninguna declaración al respecto y, por tanto, no da ningún derecho a la persona elegida.

    Nunca fue Papa , no se ha creado un solo cardenal desde 13/03/2013.

    1. Es usted muy pesado. Lleva poniendo exactamente lo mismo, en noticias diferentes, desde hace al menos cuatro días (seguidos). Si no se controla usted mismo, va a haber que comunicar a la dirección de Infovaticana la existencia de un comentarista colocando spam de forma compulsiva.

  6. No es verdad.

    Lo que he escrito es relevante , y Ud no lo puede disputar.

    En este caso es más que relevante ya que , estos, son pseudo cardenales, y es importante tomar conciencia.

    El señor B. está excomulgado proféticamente por JPII , y carece de derecho (punto 76) para crear cardenales.

    Pasa el tiempo , y quedan menos cardenales verdaderos.

    Denuncie y acuse según desee.

    1. «No es verdad»

      ¿Qué no es verdad? Que usted ha puesto cuatro días seguidos lo mismo en noticias diferentes, por supuesto que es verdad, como todo el mundo puede comprobar.

      «Lo que he escrito es relevante , y Ud no lo puede disputar»

      Lo que ha escrito es una auténtica chorrada y se lo puedo decir tantas veces como lo ponga. Y no necesito su permiso para comunicarme con la dirección de esta página, pero gracias.

  7. Puede ilustrarse con el Arzobispo Vigano :

    “ Consentimiento viciado. Por + Carlo Maria Viganò, Arzobispo”,

    Es muy completo e incluye la réplica a lo que escribió Monseñor Schneider …que fue una metida de pata…

    Acá , lo publicaron …y lo sacaron cuando fue puesto en evidencia.

    El valiente Arzobispo debe ser muy “pesado” , ya que no le publican nada.

    1. «El valiente Arzobispo debe ser muy “pesado” , ya que no le publican nada»

      El «valiente arzobispo», con independencia de que esté acertado o equivocado, no repite hasta la náusea lo mismo, una vez, y otra, y otra, y otra… como hace usted. Vamos, que compararse usted con S. E. Mons. Vigagnò es como comparar al cardenal Ottaviani con el Trucho.

      Y lamento decirle que S. E. Mons. Schneider no metió la pata en absoluto: dio doctrina segura de acuerdo con lo que se sabe, no suposiciones de acuerdo con lo que no sabe (ni se puede saber), como hacer el «valiente arzobispo», que sólo sería cierta SI se cumplen ciertas condiciones; y como ni él, ni usted, ni nadie, puede saberlo, no es doctrina segura, sino sólo suposiciones. Esa es la única evidencia.

    1. Ah, ¿que según su teoría, si se lee muchas veces algo que no es verdad, se convierte en verdadero como por ensalmo? Y, una vez transformado en «verdadero» por la constante repetición de su lectura, ¿qué ocurre? ¿Que si sigue repitiéndose muchas veces un fragmento de una Constitución Apostólica, sacado de contexto y que no hay forma de achacárselo a Francisco (¿pruebas?), a modo de mantra, cambia la realidad? Curiosa creencia. ¿A qué «culto» mágico pertenece? ¿Santería? ¿Vudú? ¿A alguna creencia rara mormona? Desde luego, cualquier posible parecido con la fe católica sería pura coincidencia. Me inclino más a pensar que, simplemente, es usted muy pesado y que pretende transmitir su autoengaño a base de dar la paliza, aunque me temo que sólo va a convencer a los ya convencidos.

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