(Vatican News)-El total es superior a la parte, y la realidad es superior al conflicto. Siempre hay que buscar la realidad y no perderse en el conflicto. Fueron indicaciones del Papa Francisco a los jóvenes de la Fraternidad Política Chemin Neuf, recibidos en audiencia en el Vaticano. El Santo Padre les ofreció un «programa de política en sentido cristiano» con tres verbos «guía»: encuentro, reflexión, acción.
Un programa de política en sentido cristiano que consta de tres verbos, “encuentro, reflexión y acción”, ofreció el Papa Francisco a miembros de la “Fraternidad Política” de Chemin Neuf, una comunidad católica de vocación ecuménica que reúne a los jóvenes cristianos que buscan involucrarse en la política. A ellos recibió complacido en el curso de la mañana de este 16 de mayo en el Vaticano.
La política «arte del encuentro»
La política, les dijo primeramente el Papa, es ante todo “un arte del encuentro”, que se vive “acogiendo al otro y aceptando su diferencia, en un diálogo respetuoso”. Pero como cristianos, añadió, “hay algo más”: puesto que no puedo contentarme con un diálogo “superficial y formal”, como las negociaciones “a menudo hostiles” entre partidos políticos, los cristianos estamos llamados a “vivir el encuentro político como un encuentro fraterno, especialmente con aquellos que están menos de acuerdo con nosotros”. Esto, según Francisco, significa «ver en aquel con quien dialogamos a un verdadero hermano, a un hijo amado de Dios”.
Este arte del encuentro comienza, por tanto, con un cambio de mirada hacia el otro, con una aceptación y un respeto incondicionales hacia su persona. Si no se produce este cambio de corazón, la política corre el riesgo de convertirse en una confrontación, a menudo violenta, para hacer triunfar las propias ideas, en una búsqueda de intereses particulares más que del bien común, en contra del principio de que «la unidad prevalece sobre el conflicto» .
Formulación de un proyecto común
La política es también reflexión, es decir, formulación de un proyecto común. Y, como cristianos, explicó el Santo Padre, entendemos que la política, al igual que el encuentro, se realiza a través de la reflexión común, en busca de ese bien general, y no simplemente a través de la confrontación de intereses contrastantes y, a menudo, opuestos.
En resumen, «el todo es superior a la parte» . Y nuestra brújula para elaborar este proyecto común es el Evangelio, que aporta al mundo una visión profundamente positiva del hombre amado por Dios.
La realidad es más importante que la idea
Por último, la política es acción, y no un mero espacio «de debate e intercambio». Por lo tanto, es necesario que los mismos conduzcan a un “compromiso concreto”. En este sentido, como cristianos, el Papa señaló que es menester “comparar siempre nuestras ideas con el espesor de lo real, si no queremos construir sobre la arena que tarde o temprano acaba derrumbándose”. No olvidemos – añadió – que «la realidad es más importante que la idea».
Antes de finalizar, el Santo Padre pidió a los jóvenes que no olviden estas líneas, y resumió:
«Así es como se practica la política como ‘la forma más elevada de caridad’, tal y como la definió el Papa Pío XI», concluyó diciendo el Papa Francisco, antes de darles su bendición y asegurarles su oración.
Ayuda a Infovaticana a seguir informando
Es absurdo negar la ideología en la política, ya que siempre estamos situados en una posición ideológica cuando intervenimos en esas materias. Lo que ocurre es que hay que dar prevalencia a las virtudes cristianas, para instaurar el Reinado social de Cristo, cosa de la que por cierto, el Papa no quiere hablar.
Y precisamente Francisco está claramente afectado de una ideología errática, que no se basa en la doctrina católica.
De hecho, Francisco se hace un lío con su insulsa explicación de que “la realidad es más importante que la idea”, cuando precisamente nuestro acceso a la realidad se hace con la idea.
Las ideas son conceptos formados por abstracción, que representan realidades, reducidas a unidad común, que existen en diversos seres. Y las ideas forman la ideología.
El cristiano que va a la política, no debe sin más situarse en una perspectiva de diálogo abierto a cualquier cesión, sino que hay principios que son irrenunciables.
Francisco debería matizar sus palabras al decir que «la política es… formulación de un proyecto común», ya que no es posible consensuar un proyecto común con quien ataca valores fundamentales de nuestra ética.
Francisco se equivoca cuando dice que en la política, respecto al otro, debemos acudir «aceptando su diferencia.» Una cosa es amar al otro, que eso siempre hay que hacerlo, y otra muy distinta, aceptar su diferencia, ya que no debemos aceptar la diferencia cuando ésta implica aborto, eutanasia, lgtbi, anticlericalismo, etc. Ese tipo de diferencias no debemos aceptarlas.
Él hace religión de la ideología globalista.
No se puede ser esclavo de ideologias porque entonces esa ideología nos domina. Y cuando nos domina se convierte en nuestro amo. No somos libres. Pero los cristianos somos libres y tenemos un Rey y Señor que no es de este mundo. Cuando una ideología nos domina es porque la hemos sentado en el trono de Nuestro Rey.
Ser esclavo de una ideología no nos permite juzgar los hechos objetivamente sino que nos impone hacerlo en base a nuestra ideología, que nos impondrá defenderla como sea.
Confieso que no he leído el post, lo leeré después, pero el título me ha sugerido esto. Pido disculpas si no va de esto.
La RAE define ideología como: «Conjunto de ideas fundamentales que caracteriza el pensamiento de una persona, colectividad o época, de un movimiento cultural, religioso o político, etc.»
Por lo tanto, Francisco se equivoca una vez más, ya que cuando como cristianos intervenimos en la política, aunque sea simplemente votando a un partido que por ejemplo defiende la vida no nacida y la terminal, reprueba el totalitarismo del lgtbi, nos defiende frente a la invasión musulmana, etc., estamos secundando una determinada ideología en base a nuestra moral católica. Y es que generalmente todo el que interviene en política, lo hace con una determinada ideología.
Precisamente lo condenable sería lo que propone Francisco, ya que hacer política sin ideología, supondría un vaciamiento intelectual. Ir a la política sin un conjunto de ideas fundamentales, es nefasto y cuando ocurre, suele ser por dos grandes causas:
1- Por haber caído en relativismo, falta de reflexión, falta de formación, falta de análisis crítico sobre los problemas sociales, etc.
2- Por intereses egoístas que llevaran a claudicar de las propias ideas con tal de obtener un beneficio a cualquier precio.
Francisco se hace un lío con su insulsa explicación de que “la realidad es más importante que la idea”, cuando precisamente nuestro acceso a la realidad se hace con la idea.
Las ideas son conceptos formados por abstracción, que representan realidades, reducidas a unidad común, que existen en diversos seres. Y las ideas forman la ideología. Por tanto no se debe hacer política sin ideología.
Evidentemente, la filosofía no es su fuerte.
ACS, no se debe ser esclavo del demonio y del pecado, nada más. La ideología, supuesto de que preserve los pirales básicos que para todo católico debe informar el Bien Común del orden social, puede ser una ideología estupenda, o cuando menos, digna de respeto.
El problema del relativismo bienpensante de la tolerancia infinita es que acaba, siempre y en todo caso, no tolerando ninguna otra cosa que no sea la propia tolerancia. Es, por tanto, vivir en un eterno bucle contradictorio, cuanto más se presume de tolerancia y apertura… más intolerante y cerril se torna el paladín del progreso.
Es cierto que el término “ideología” es hoy ambiguo, y cada uno lo entiende como bien puede, pero aquí el papa acierta de pleno: la ideología (cualquiera que sea) es una falsa filosofía, es una construcción apriorística que no toma la realidad tal y como es sino que la quiere hacer encajar en los esquemas previamente concebidos en la mente. Y como tal, cualquier ideología es anticristiana, pues nuestra santa religión desarrolla una serie de principios morales, políticos, económicos, jurídicos, etc. siempre partiendo de la realidad y el orden creado por Dios, y mediante el uso de la razón. Este es el rico patrimonio heredado de Aristóteles y Santo Tomás. El problema es que hoy en día hasta la religión está más ideologizada que nunca.
La ideología es una construcción teórica que fabrica la mente humana. Frente a la Tradición, que es la realidad vivida y aprendida en torno a las virtudes del Evangelio a lo largo de la Historia.
El principio católico es la confesionalidad católica del Estado y el Reinado Social de Nuestro Señor Jesucristo.
Para la conjunción política con otros que no aceptan ese principio están los llamados principios no negociables: la familia basada en el matrimonio entre un hombre y una mujer, la defensa de la vida humana desde su concepción hasta su término natural y los derechos de los padres a la educación de sus hijos.
Tiene razón el Santo Padre en cuanto a la natural preeminencia de la realidad sobre las ideologías irreales. Así, sobre el delirio irreal de la ideología inmigracionista de supresión de las fronteras, procede debatir el tema sobre la realidad insoslayable de que los presupuestos nacionales son limitados y que se basan en la territorialidad y en la soberanía, por lo que las fronteras son conceptos justos y naturales.
Frente al delirio irreal de que «el g´énero es un constructo social y cada cual puede percibirse del género que quiera», procede la defensa de la realidad inevitable de que la humanidad sólo tiene dos géneros, masculino o femenino, y que el género tiene condicionantes biológicos ineludibles y eternos.
Frente al delirio irreal de la emergencia climática apocalíptica debemos partir de la realidad de que el planeta lleva cambiando su clima desde sus comienzos, de forma natural.
«El Papa: ‘No se puede hacer política con ideología'»
Lo que no se puede es pretender gobernar la Iglesia con una ideología tan mundana como la suya y tan indisimuladamente escorada a babor.