La Televisión de la Conferencia Episcopal Española, TRECE, emitió ayer un programa especial presentado por José Luis Pérez y María Ruiz, en el que los obispos de todas las provincias eclesiásticas de España lanzaron un mensaje a todos los fieles frente a la situación del coronavirus.
InfoVaticana ha analizado uno a uno cada aparición de los obispos, fijándose también en las diferentes puestas en escena para comunicar cada mensaje a los fieles. Llama la atención la ausencia de cuatro prelados. Tres de ellos, los de Salamanca, Ávila y Palencia, con fácil explicación ya que se encuentran hospitalizados. El cuarto sería Xavier Novell, obispo de Solsona, el cual no aparece en el vídeo.
El primero en salir, es el obispo auxiliar de Valladolid y secretario de la CEE, Luis Argüello, que aparece sentado junto a una estatuilla del Sagrado Corazón de Jesús y otra de la Virgen María. Detrás, sobre una estantería, algunos libros e iconos y una foto con el Papa Francisco. “Quisiéramos, como María, saber guardar todo lo que está pasando en nuestro corazón”, nos dice Argüello.
Le sigue el arzobispo de Valladolid y el que fuera hasta hace poco presidente de la CEE, el cardenal Ricardo Blázquez. Aparece, según comenta él mismo, en su despacho del Arzobispado de Valladolid, con el cuadro de Santa Teresa de Jesús mirando a Cristo en la columna. “Queremos contribuir de una manera solidaria a superar, soportar y cargar con esta prueba”, asegura Blázquez. “La oración y la fe nos dan fuerza para cargar con la cruz”, nos dice el cardenal.
El obispo de Segovia, César franco, aparece en lo que parece ser la sacristía de la catedral de su diócesis con un abrigo puesto. A su lado, un crucifijo de oro que podría tratarse de una reliquia. “Tened confianza, tened esperanza, no temáis”, exhorta el prelado. “La oración es lo que más vence”, asegura.
Después, aparece el administrador apostólico de la diócesis de Ciudad Rodrigo, que se encuentra en sede vacante tras la renuncia de Raúl Berzosa, Jesús García Burillo, quien fuera obispo de Ávila hasta 2018. Burillo graba su mensaje desde una capilla, con el sagrario a un lado y un crucifijo al otro. “Si vivimos el espíritu de la Cuaresma, sabemos que el final es un final de vida y de resurrección”, dice el obispo, que asegura que esta situación es una oportunidad para ejercer “nuestra vida fraterna” y crecer en vida interior.
José Francisco Matías, administrador diocesano de Zamora desde la muerte del obispo, Gregorio Martínez Sacristán, en 2019, aparece en un despacho con una mesa repleta de papeles y junto a un archivador de oficina. En la pared, los mosaicos de todos los Papas de la historia. “Estoy como todo ciudadano responsable, que gracias a Dios somos la gran mayoría, padeciendo el confinamiento impuesto para evitar el contagio del coronavirus”, dice el sacerdote. “Son momentos de reflexión sobre la vida y la oración”.
El cardenal Carlos Osoro, arzobispo de Madrid, aparece con una librería detrás en cuyo centro hay un cuadro de una piedad. “Somos capaces de entregar a los demás lo que el Señor quiere que entreguemos”, dice Osoro. “Es verdad que el Señor está con nosotros”, asegura el prelado, quien termina diciendo que “Madrid da esperanza a España”.
Juan Antonio Reig Pla, obispo de Alcalá de Henares, aparece revestido como para oficiar una misa, junto a una foto del Papa Francisco y un jarrón de flores. El escenario parece ser una sacristía, lo que explicaría el atuendo del obispo. “Vivimos una situación límite, donde se nos da, junto con las penas, una ocasión de gracia, esta es una buena ocasión para volver el corazón a Dios”, dice el prelado, que asegura que “no tenemos que tener ningún miedo” porque nuestra esperanza “es Cristo”, ya que “Él es el vencedor del pecado y de la muerte”.
Ginés García Beltrán, obispo de Getafe, realiza su mensaje desde la cima del Cerro de los Ángeles. El prelado asegura que, a pesar de la angustia, es “un momento para la esperanza y la confianza en el Señor”. “Sagrado Corazón, en vos confío”, recita el obispo de Getafe, animando a que la gente lo rece.
El recién elegido arzobispo de Toledo, Francisco Cerro Chaves, aparece en un despacho junto a un cuadro de la Virgen María. Reconoce que estamos ante un problema “dramático” y asegura su bendición, “de corazón”, hacia tantos “hombres y mujeres que están dando lo mejor de sí”.
Gerardo Melgar, obispo de Ciudad Real, aparece en el altar en una capilla y revestido para celebrar misa. El prelado tiene unos papeles en la mano que lee a los espectadores. “Ante nuestra impotencia debemos convertir estos momentos en oración”, dice Melgar, quien resalta “nos han tocado vivir tiempos duros” y esto ha demostrado “lo vulnerables que somos”.
Ángel Collado, obispo de Albacete, aparece en una sala en la que resplandece iluminado un sagrario. “Confiemos en Dios, vivamos en sus manos y hacer todo el bien que podamos”, dice el prelado, que también invita a “asistir a la misa” por los medios de comunicación.
José María Yanguas, obispo de Cuenca, habla desde la capilla de San Julián de la catedral, siendo éste el patrón de la diócesis. «Estamos inmersos en una situación difícil que causa dolor y sufrimiento en muchas personas», dice el obispo. «Pedimos al Señor fortaleza y sensibilidad para atender a los que más lo necesitan», afirma Yanguas.
El obispo de la diócesis de Sigüenza-Guadalajara, Atilano Rodríguez, habla en un despacho donde hay una figura de la Virgen y una foto del prelado con el Papa Francisco. “Es un momento para pedir la ayuda del Señor”, dice Atilano, y para dar “gracias”, asegura, “a Dios y a tantas personas” que cada día “están velando por la salud de los enfermos y están cuidando el orden y la organización de la sociedad”.
Celso Morga, arzobispo de Mérida-Badajoz, nos habla desde una sala con un cuadro de la Virgen y un retrato del Papa Francisco. Morga anima a confiar en el Señor y a tener fe. También pide “apoyar en todo lo que podamos” a nuestro sistema sanitario.
Otro administrador diocesano, Diego Zambrano, de la diócesis de Coria Cáceres, se dirige a los espectadores desde un sofá junto a una estatuilla de Jesucristo. “Quiero dar un mensaje de esperanza”, dice el sacerdote, “vivamos con la esperanza de que Dios no abandona nunca a su pueblo”. “Dios de los grandes males saca grandes bienes”, asegura.
José Luis Retana, obispo de Plasencia, comparece en el vídeo desde un pequeño jardín, junto a una fuente. Asegura que su diócesis se ha sumado a la “responsabilidad ciudadana” de cerrar los templos para la liturgia “con mucha gente”. “Deseo que continuemos en esta actitud positiva, en esta Cuaresma universal e inesperada”, manifiesta Retana.
El arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo, habla desde una capilla sobre la que destaca un sagrario. “Son momentos muy tristes”, dice Asenjo, “dramáticos”, “no vamos a poder presenciar las magníficas procesiones”, pero el arzobispo invita a vivir todo esto con “esperanza”. En el momento en que dice esto, la cámara se olvida de él y enfoca directamente al sagrario. “Para los que aman a Dios, todo lo que sucede, sucede para bien”, asegura Asenjo.
José Vilaplana, obispo de la diócesis de Huelva, se dirige al público desde su casa, desde una pequeña biblioteca con un cuadro de la Virgen. El prelado nos dice que está intentando “aprovechar este momento como un momento de gracia” en el que hemos de “tomar conciencia” que el Señor está entre nosotros y “nos anima”.
El obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, aparece en un patio junto a una fuente y lanza un mensaje positivo. “Alégrate, el Señor viene a salvarte, viene a curarte, viene a darte su perdón y su misericordia”, dice el prelado. “Pedimos la curación física y la sanación espiritual”, añade Fernández.
José Mazuelos, obispo de Asidonia-Jerez, habla también desde un patio. “Ante la adversidad, no olvidamos que Cristo resucitado es una luz de esperanza para todos”, asegura Mazuelos, añadiendo que “la última palabra nunca la tendrá el mal”. Por último, anima a los fieles a acudir a la Virgen María.
El obispo de Cádiz-Ceuta, Rafael Zornoza Boy, hace su aparición desde un despacho donde destacan un crucifijo y un cuadro de la Virgen. “Dios no nos abandona nunca”, afirma Zornoza, que asegura que estamos también en un momento “de misericordia”, donde podemos “expresar la misericordia de Dios”.
El obispo de la diócesis de San Cristobal de La Laguna (Tenerife), Bernardo Álvarez, aparece con un mosaico de Rupnik detrás que representa el misterio de Pentecostés. El prelado transmite «su cercanía y solidaridad» con quienes están afectados con la enfermedad. «Podemos hacer mucho en esta lucha con nuestra oración», asegura.
Francisco Cases, obispo de Canarias, habla desde la capilla del obispado, junto al sagrario y la imagen de la Virgen. El prelado, para no sentirnos solos, nos anima a ser «instrumentos de cercanía del Señor». También anima a los fieles a ayudar a la gente que está sola.
El arzobispo de Granada, José Javier Martínez, aparece en una sala y asegura que «nadie está solo», aunque «estemos sufriendo». «No hay soledad en la que el Señor no esté acompañando», afirma el prelado.
«Estamos en tiempos recios», dice el obispo de Málaga, Jesús Catalá, desde una habitación donde se aprecia un cuadro de la Virgen con el niño. «No tenemos que tener miedo», comenta el prelado, «las cosas efímeras no tenemos por que tener miedo de perderlas». «Sólo Dios basta», asegura.
Amadeo Rodríguez Magro, obispo de Jaén, aparece junto a un gran cuadro de la Inmaculada. «Invocamos y pedimos a Dios que esté a nuestro lado y que nos de la salvación», dice Rodríguez. «Lo que hagamos cada uno de nosotros lo hacemos por los demás», manifiesta el prelado. Termina invocando la intercesión de la advocación de Nuestra Señora de la Cabeza.
Jesús Orozco, obispo de Guadix, anima a vivir esta situación desde la esperanza. Estos días «tienen que ser de oración intensa, de comunión y de familia, de Iglesia doméstica, de recuperar valores que el activismo y las prisas estaban atenazando», dice el prelado. «Días de aplausos y acción de gracias por los sanitarios y tantas buenas personas», añade.
Adolfo González Montes, el obispo de Almería, realiza el vídeo desde un despacho, junto a una estatua de la Virgen con el niño y una pequeña librería donde se ve un retrato del cardenal san John Henry Newman. «Solo juntos y unidos de verdad podemos alcanzar la meta que nos hemos puesto», afirma el prelado.
El obispo de Cartagena, José Manuel Lorca Planes, habla con la fachada de la catedral como telón de fondo. Asegura estar preocupado, y dice que lo primero que hay que hacer es «levantar los ojos al cielo», al que le grita, «Dios escucha sus plegarias». El prelado insta a obedecer las medidas sanitarias y de las autoridades.
El arzobispo castrense, Juan del Río, habla junto a una bandera de España y con una vidriera con el Sagrado Corazón de Jesús detrás. «Paz y salud a todos vosotros», dice el prelado, que asegura «rezar desde el primer momento» para que Dios «nos libre de esta pandemia». «Tenemos resortes humanos, buenos profesionales sanitarios y estructuras», afirma. «Habrá fallos, pero hay muy buena voluntad», dice.
El arzobispo de Valencia, el cardenal Antonio Cañizares, aparece en un vídeo de menor calidad al resto, desde su capilla privada del Arzobispado, junto al sagrario. También se aprecia la imagen de la Virgen de los desamparados y unas reliquias que el propio cardenal explica que son de «mártires de la persecución religiosa del siglo XX». Cañizares quiere transmitir «esperanza», y asegurar que «Dios no nos deja».
Casimiro López, obispo de Segorbe-Castellón, nos dice que ante la situación de incertidumbre, «a los fieles nos toca orar, poner nuestra mirada en el corazón de Dios».
Jesús Murgui, obispo de Orihuela-Alicante, aparece junto a un cuadro de Jesús Buen Pastor, y asegura que esta situación, aunque dramática, «es un espacio privilegiado para ver una oportunidad de servir».
Vicente Ribas Prats, nombrado recientemente administrador de la diócesis de Ibiza y Formentera, aparece en el exterior junto a una cruz y con el mar de fondo. «Esperar no supone que el Señor nos haya abandonado», asegura.
El obispo de Mallorca, Sebastián Taltavull, habla «desde su casa», en lo que parece ser una capilla del obispado. El prelado pide que los cristianos «seamos los primeros en dar ejemplo» ante esta situación.
Francisco Conesa, obispo de Menorca, aparece junto a una cruz de piedra al aire libre. «Todo lo que está pasando es una oportunidad para que crezcamos interiormente», manifiesta en su alocución.
Julián Bario, arzobispo de Santiago de Compostela, nos cuenta que acaba de celebrar misa en una iglesia de la diócesis. En su despacho, junto a una estatuilla de Santiago, nos dice que estos tiempos son «un momento de acompañar y de sentirse acompañado». Anima a rezar el rosario, el ángelus y una oración al apóstol Santiago.
Desde la terraza del obispado, con la ría detrás, habla el obispo de Mondoñedo-Ferrol, Luis Ángel de las Heras. El prelado hace un llamamiento a «la responsabilidad», y afirma que «la esperanza en el Señor nos lleva a tener esperanza en la humanidad».
El obispo de Lugo, Alfonso Carrasco, aparece en su balcón, junto a la catedral de su diócesis. Comienza mencionando al personal sanitario, por la caridad y por «la entrega» y por «el riesgo que asumen por los demás». «El amor de Dios nos espera también al final y no pasará nunca».
Luis Quinteiro, obispo de Tui-Vigo, habla desde una sala junto a un crucifijo moderno y una imagen de la Virgen. «Es muy importante no quedarse encerrado en uno mismo», aconseja el prelado gallego.
El obispo de Orense, José Leonardo Lemos Montanet, sale sentado, junto a una fotografía del prelado saludando al Papa Francisco. Al lado, una extraña escultura que no soy capaz de describir. «Esforcémonos en convertir nuestros hogares en iglesias domésticas, insta el obispo», dice el obispo.
El arzobispo de Oviedo, Jesús San Montes, aparece de pie junto a una librería en la que destaca una fotografía del prelado junto al Papa Francisco. El arzobispo de la capital habla de una enfermedad que «no sabe de fronteras ni de idiomas, no tiene pudor por las edades ni las condiciones». «Quedemos con María para reconquistar la esperanza», aconseja.
El administrador apostólico de Astorga, José Luis Catro, habla en una sala en la que destacan dos enormes retratos del Papa Francisco y de Juan Antonio Menéndez, el último obispo de la diócesis fallecido el año pasado. «Apoyaos en la oración confiando en el Señor para tener ánimo firme», dice el sacerdote.
Julián López, obispo de León, habla desde el patio del museo diocesano. El prelado cita a San Pablo, y asegura que «la esperanza no defrauda».
Manuel Sánchez Monge, obispo de Santander, junto a un cuadro de Jesucristo con los brazos extendidos, comenta que «es una ocasión para pensar dónde se asentaba nuestra manera de vivir». «Dios tiene que ser el cimiento de nuestra vida», afirma.
El arzobispo de Burgos, Fidel Herráez, hace su aparición en una capilla con un precioso sagrario coronado por una imagen de la Virgen. «Tratemos de darle un sentido cristiano y humano a esta situación», comenta el prelado. Anima a usar los medio de comunicación, él mismo confiesa estar llamando uno a uno a todos sus sacerdotes.
Juan Carlos Elizalde, obispo de Vitoria, asegura estar viviendo esto «muy solo», en el obispado, pero «en compañía del Señor». El prelado vasco, que aparece junto a una estatua de la Virgen, asegura estar muy comunicado con sus sacerdotes, «muy en comunión». «Estoy rezando más que nunca», confiesa Elizalde, quien quiere recordar a las personas más vulnerables, como son los inmigrantes y refugiados.
Mario Iceta, obispo de Bilbao, nos habla desde su capilla, junto al sagrario, presidido por un cuadro de la crucifixión. «Dios nos bendice, seamos también una bendición para los demás», arenga el prelado.
Desde la villa episcopal de Burgo de Osma nos habla el obispo de Osma-Soria, Abilio Martínez Varea, junto a la escultura policromada de san Roque, patrón de Burgo de Osma y protector contra las pestes y epidemias. «Igual que la Cuaresma termina en la victoria de Cristo para el mundo, este tiempo de enfermedad terminará», dice. Aprovecha a agradecer la labor de esos «héroes anónimos» que se entregan por los demás.
El arzobispo de Pamplona-Tudela, Francisco Pérez González, se dirige al público junto a una escultura de la Virgen con el niño. «El Señor ha venido para darnos la luz. Siempre está y en Él confiamos», dice el prelado. «Nunca nos abandona», asegura, «porque Dios es bondadoso».
José Ignacio Munilla, obispo de San Sebastián, aparece en un despacho de la Catedral del Buen Pastor. Sobre la mesa, junto a una impresora, una enorme estatua de la Virgen de Fátima. Munilla cree que «estamos ante una oportunidad de nueva evangelización, de llegar a personas a las que anteriormente no habíamos podido llegar». «Hay una gran sensibilidad generada por este sufrimiento» y esto «permite la recepción de los valores evangélicos de una manera superior» que en otras circunstancias.
Carlos Escribano, obispo de Calahorra y La Calzada-Logroño, aparece también junto a una imagen de la Virgen. «La esperanza debe convertirse en oración y gratitud», observa el prelado.
Julián Ruíz, obispo de Huesca y Jaca, habla en una sala junto a un gran cuadro de la crucifixión de Cristo. «Le pedimos al Señor que a través de la intercesión de la Virgen nos conceda fortaleza en la fe», comenta.
El arzobispo de Zaragoza, Vicente Giménez, aparece en el exterior, junto a un edificio moderno. Insta a los fieles a «permanecer constantes en la oración, pacientes en la tribulación y pacientes en la esperanza», emulando a San Pablo.
El obispo de Barbastro-Monzón, Ángel Pérez Pueyo, se dirige a los fieles desde el hall de la casa sacerdotal donde reside junto a otros sacerdotes. Apelando a la figura de san José, el prelado anima a que «cada uno de nosotros nos podamos convertir en custodios los unos de los otros».
El obispo de Tarazona, Eusebio Hernández Sola, aparece en su oratorio particular, con la Anunciación en mosaico elaborado por Rupnik. «Pido al Señor que sepamos acoger esta situación que estamos viviendo», ha manifestado el prelado.
El obispo de Teruel y Albarracín, Antonio Gómez Cantero, ha aparecido en su despacho junto a dos niños. «Todos los días rezamos juntos, jugamos juntos, ‘hacemos el indio’, hacemos los deberes» ha dicho el prelado mientras una niña enseñaba un dibujo del Arca de Noé. «Igual que Noé, oramos a Dios, confiamos en Él y nos ayudamos unos a otros».
El arzobispo de Tarragona, Joan Planellas, habla en el claustro de la catedral primada, y manda un saludo a «todos los fieles de España» en «estos tiempos convulsos». «Tenemos que pedir una oración sincera. Lo más importante es estar unidos en la oración», ha asegurado.
Enrique Benavent, obispo de Tortosa, aparece en un despacho junto a una biblioteca. El prelado asegura que los cristianos, a pesar de la situación, hemos «de celebrar con fe gozosa la Pascua».
Salvador Giménez, obispo de Lleida, dice que a todos «nos cuesta aceptar» este tipo de situaciones. Asegura que «Dios nos ayudará a salir de esta situación actual».
Joan Enric Vives Sicilia, obispo de Urgell y copríncipe de Andorra, aparece con un bucólico escenario con los Pirineos de fondo. «El Señor nos da el sol de su gracia pase lo que pase», ha manifestado el prelado.
Román Casanova, obispo de Vic, aparece junto a un arbolito, y nos dice que el Señor nos pide «que seamos portadores de esperanza, creadores de comunión y con el corazón lleno de caridad». «Dios está con nosotros, no nos abandona ni en los momentos más difíciles», afirma el prelado.
El obispo de Girona, Francesc Pardo, habla junto a un crucifijo. «El Señor está con nosotros para darnos fortaleza y capacidad para afrontar la situación», dice el obispo catalán.
Junto a una escultura de la Virgen con el niño habla el obispo de Tarrasa, Josep Ángel Saiz Meneses. «Llegaremos a la meta de superar todos los virus biológicos y espirituales que nos acechan en la vida», asegura el prelado. «No estamos solos, Cristo camina con nosotros», dice.
Agustín Cortés, obispo de Sant Felíu de Llobregat, sale junto a la Virgen de Montserrat. «Nada ni nadie nos apartará del amor de Cristo», es el esperanzador mensaje de este prelado.
También junto a la Virgen María aparece Juan José Omella, arzobispo de Barcelona y presidente de la Conferencia Episcopal Española. «El coronavirus nos ha cambiado la vida», asegura el purpurado. «Parece que Dios está ausente y dormido, pero no dudemos de que nos acompaña», asegura.
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Mensajes de confianza, de esperanza, de bondad… Muy bien, pero echo de menos llamadas a la conversión y a la penitencia, siendo así que esta peste llega en Cuaresma y como un signo evidente de prueba y de invitación al arrepentimiento por tantas cosas… tantas cosas que han pasado hace tiempo la raya de lo que clama al cielo.
1. Alguien sabe la causa de la ausencia del Obispo Novell??
2. Vaya rollo esta conferencia episcopal…, las reuniones serán así??
3. Las técnicas de comunicación son escasas y malas. Compadezco a los respectivos diocesanos.
4. No dudo de sus sacrificios, pero jubilarse es importante y bueno. Además de una actitud humilde y noble.
Completamente de acuerdo. Los he leído todos. Nadie hace mención del pecado, de la necesidad de reparar, del ayuno o la penitencia. De un Dios ofendido.
😭🤣 y 🤔
Estos obispos son a la fe lo que el pp a la política.
Qué mensajes tan bondadosos, correctos, sin excesos de estos señores. No tienen la valentía ni el coraje de pedir misas para sus fieles que no sean por la tele y menos batirse el cobre por la comunión para aquellos que queden dentro del católico mundo que crean que en la hostia está Dios. ( mi madre entre ellas). Estos señores mucho blablabla y poco trigo, han logrado hacer de su misa y de su sacramento algo prescindible y asi no se dan cuenta que si todo vale por la tele y la radio, se están ellos haciéndose prescindibles. Ellos solo defienden una religión y viven de ella, a su grey la dejan fuera del perdon ( confesiónn) y de recibir a Dios ( dicen)….vaya coherencia la de estos prelados. Vomito sobre ellos y mi respeto por los que antaño murieron por lo que estos Sres no son capaces de defender, propagar. No lo olviden ahora en el IRPF, de X si, pero sobre ellos.
Exacto, que se callen, que abran las misas públicas…
Aclaración-. El obispo de Osma-Soria, envía su mensaje junto a «la escultura policromada de un santo». Ese santo es San Roque, protector contra las pestes y las epidemias. Se trata, por tanto, de una puesta en escena oportuna y que viene mucho a cuento. San Roque se caracterizó por su labor de ayuda a los que padecieron la pandemia del siglo XIV y murió también él contagiado. Por eso es muy popular y el patrón de muchos pueblos, como El mismo Burgo de Osma, que le hicieron su patrono hace muchos siglos porque a pesar de que en los alrededores se moría la gente de peste, El Burgo de Osma se libró.
Ninguno de los obispos se atreve a abordar la siguiente cuestión:
Ya se está aplicando, ahora mismo, la eutanasia, y no precisamente a petición del contagiado, sino al decidir, ante la saturación de casos y escasez de medios, supuesta o real, qué contagiados entran en las UCI y cuales no, descartándose de plano los ancianos y los que padecen otras patologías, a los que se abandona a la muerte en solitario y sin sacramentos. La ley que se apruebe va a ser casi simbólica comparada con la que, sin haberse aprobado, se está aplicando ya.
Ancianos y no tan ancianos. Según la información que está circulando por you tube, si bien de una médico que no ha querido identificarse ante el temor a represalias, los descartan a partir de 65 años, rebajablle más y más si continúa el chorro de contagios.
Confirmo por otra fuente que en Madrid, por el hecho de tener 65 años o más, son descartados para el uso del respirador, se quedan sin oxígeno. Así funciona el Estado del Bienestar con nosotros dentro de unos años: eutanasia activa por descarte en el triaje.
Eché de menos mensajes de conversión, de volver el corazón a las cosas de Dios, de penitencia, de oración, de ayuno. «Cuando les sea quitado el novio ayunarán», pues ni por esas.
Y no dicen nada ante la terrible eutanasia que se está aplicando, ni siquiera Bergoglio, que tanto habla de descarte. Aquí estamos ante descarte de personas. Se les abandona a su suerte.
Como ha de ser tan terriblemente malo el pecado que se tenga que expiar con tanto sufrimiento
Pero bienvenido sea este dolor si nos acerca mas a Dios por medio de la penitencia oracion conversion
Que pena da que halla tantos que trabajen de sacerdotes y no lo sean
Jesus les diria CARNICEROS !!!!!
¡¿Todo este sanedrín de ordinarios hablo?! Puff, menuda plasta infumable de tópicos y lugares comunes políticamente correctisois tuvo que ser.
Falta monseñor Alfonso de Galarreta!
Bueno, mejor que no esté, no se pierde nada.
Parece un tik tok
De obispos y obispísimos
La pandemia del coronavirus es un castigo de Dios por las muchas maldades del pueblo español, especialmente por haber aprobado democráticamente una serie de leyes impias (divorcio, aborto, gaymonio, próxima eutanasia, etc.) que se saltan a la torera las más elementales leyes divinas y que convierten en derechos y libertades civiles los mas horrendos y execrables pecados.
Puede ser que venzamos al virus en esta ocasión, pero si no hacemos pública penitencia, tanto los ciudadanos como los líderes políticos que han gestado dichas leyes inicuas, nos vendrán nuevos castigos divinos peores aún que el coronavirus y la España será duramente castigada.
La única solución es que todos los españoles, tanto simples ciudadanos como líderes políticos, reconozcamos que hemos hecho entre todos una sociedad que se rige por leyes impías, y hagamos una solemne procesión penitencial encabezada por los representantes políticos entonando el mea culpa y haciendo propósito firme de derogar tales leyes.
y los obispos también podrían hacer penitencia pública, empezando por Novell y su soberbia política, que el tío parece que se cree un santo varón y que los que viven en el mundo son los otros, esos consumistas.
¿al pueblo español? Anda, pon la tele un poco. Vaya ensalada mental que tenéis alguno.
Muy pésimos exceptuando a los obispos Munilla, Elizalde, Sanz Montes…, incluso Sánchez Monge. Estos obispos son profetas.
De poco valdrán las exhortaciones episcopales y todas la misas y demás ritos sacros que podamos hacer, si no quitamos de la sociedad española las leyes impías que osan alzarse contra la Ley divina. En resumen, Dios nos está llamando a penitencia y a arrepentirnos de nuestras maldades. Sin esa penitencia a nivel individual y tambien social y político, Dios nos seguirá enviando castigos peores.
¿Dónde se encuentra el Sr.Obispo de Solsona? Yo no le he visto por ninguna parte, salvo que me quedara dormido en ese momento
Aquí hay realmente una excelente explicación de la CONFECIÓN, en estos tiempos actuales, y en los que vienen:
https : / / youtu.be/8QDHMW1L5cg
(Quitar espacios)
Y aquí una excelente explicación de la COMUNIÓN ESPIRITUAL:
https : / / youtu.be/k-pDN3zfu04
(Quitar espacios, al link)
Aquí, en España, ha habido un antes y un después del 8M. Antes se nos vendió que no había que alarmarse, pues el coronavirus era como una gripe y, en cualquier caso, la mujer estaba por encima de la salud. Es la nueva diosa del Olimpo. Poco después de las manifestaciones se declaraba el estado de alarma. Esta actitud merece el calificativo de geno cidio ante el resultado que ha conseguido el Gobierno de España: 87.956 contagios de un total de 756.000, la novena parte del mundo, siendo así que España tiene tan sólo 45,7 millones de habitantes de un total mundial de 7.530 millones, lo que representa una ciento sesenta y cincoava parte.
Pero es que, aún hay más: las muertes por coronavirus en España se han elevado a 7.716 de un total de 36.000, algo más de LA CUARTA PARTE DEL MUNDO, lo que está llevando a descartar de las UCI y los respiradores a mayores de 65 o 70 años según comunidades.
Bergoglio, quien compareció ante sus amigos de la Secta y tanto habla de descarte, descartó hablar de este genio cidio practicado por los suyos.
¿ Dónde están los señores obispos ante tanto descarte euta násico ?
Como órgano colegiado aquejado de sanedrinitis, Don-Oppas-itis y correctitis, los obispos carecen de credibilidad real ante los católicos serios. Hasta una «mueca colegiada» hace subir el pan.
Uno por uno, en su propio fuero (no en la 13) hay algunos que dan la talla. ¡Qué miedo tienen a defender sus posiciones cuando se reúnen!
Y, efectivamente, muchos «lugares comunes», pero por lo general le han dado un cerrojazo a los sacramentos y a los fieles cuando más falta hace: cuando salvar el alma es esencial (siempre, en epidemia más) a riesgo de perder la salud del cuerpo. Si repasan epidemias del pasado, la actitud de la Iglesia nunca fue la actual. Y las epidemias del pasado eran muy serias: peste, cólera, fiebre española…..
Pónganse las pilas….y las estolas. Esperanza…y sacramentos.
¿La Iglesia tiene una palabra para decir sobre la muerte? Sí que la tiene, y es la única en tenerla porque la ha recibido de Cristo, quien es el único que está en condiciones de pronunciarla, porque es el único que sabe qué es la muerte, por haberla sufrido y por haberla vencido.
Pero esta palabra única es también una palabra dura que el mundo moderno no quiere escuchar. San Pablo la formula así: “Ninguno de nosotros vive para sí mismo y ninguno muere para sí mismo, porque si vivimos, vivimos para el Señor, y si morimos, morimos para el Señor. Sea que vivamos o que muramos, somos entonces del Señor” (Rm 14, 7-8).
Aquí está todo lo que es esencial saber para vivir y para morir, y el virus que nos provoca tanto miedo no desmiente esto en absoluto, más bien hace más convincente la verdad literal de esta afirmación, que es el perno de toda la vida cristiana. También podemos estar acogotados por el miedo y no encontrar algún aparente consuelo psicológico en la fe, las prácticas de piedad, las palabras y los gestos de la Iglesia, pero todo esto no socava la objetividad del hecho que “somos del Señor”. Gracias, Señor, por ser tuyo y no de los señores de la tierra, que morirán todos. Quiere resucitar contigo, el único que ha resucitado por su propio poder.
La forma de pensar de todos presúntamente es la siguiente porque en privado no sé qué pensarán:
«Como Cristo por su encarnación se ha unido a todo hombre para siempre porque lo hemos dicho en Concilio ecuménico y pa pas presuntamente santos lo han repetido hasta la saciedad, que más dará coronavirus que no coronavirus, pecado que no pecado,todos somos salvos por nuestra conciencia pues estamos unidos a Cristo para siempre por la encarmación q salvó al género humano en su totalidad».
El problema de muchos modernistas es que no terminan el argumento de las proposiciones q ellos mismos exponen. Hablan como las cacatúas, sin conocer el significado de las palabras q dicen.
Sigo insistiendo: podrian haber hecho un tik tok, y de paso, lo de poner la x.
Habrá excepciones, pero veo más BURÓCRATAS que pastores… De las Diócesis catalanas, que conozco bien… Sin comentarios… El resto… Pues eso… Parecen de la rama religiosa del gobierno… Iglesia oficial española( lo de Patriota lo omito)… Me prwgunto:que haría Jesús en su lugar o más bien QUE LES DEBE ORDENAR HACER A LOS SUCESORES DE LOS APÓSTOLES… A mi no me Dan ningún ejemplo. Perdonen si adopto una posición crítica y negativa. Es puro asco y cansancio. Es un «sálvese quien pueda» y MUY BUENAS PALABRAS… Dios es el único que juzgará. Yo ya me callo y a esperar.