‘La intervención en Siria creó el caldo de cultivo ideal para el yihadismo’

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El embajador ruso Yuri Korchagin responde en La Gaceta a las acusaciones de injerencias, los últimos episodios en la guerra contra el Estado Islámico y la crisis de valores en el viejo continente.

(Arturo García / La Gaceta)– Rusia se ha convertido en los últimos años en uno de los guardianes de la identidad cristiana en todo el mundo. Mientras Occidente reniega de estos valores y trata de ocultarlos, Vladimir Putin ha puesto en marcha una agenda para ponerlos en alza y que todos los ciudadanos conozcan de dónde venimos.

Al embajador ruso en Madrid le preocupa el terrorismo internacional y reconoce que “nadie está libre de esa amenaza”. Yuri Korchagin culpa a las intervenciones extranjeras, entre otros motivos, de la situación actual y reclama a Donald Trump que ponga a un lado las cuestiones internas norteamericanas para componer una alianza mundial contra el islamismo.

– Francia, Bélgica, Reino Unido y ahora España han sufrido ataques islamistas en los últimos dos años. ¿Qué propone Rusia para solucionar este problema?

Los recientes atentados yihadistas en estos y otros lugares, incluido Rusia, demuestran que el terrorismo es una amenaza global y no hay un país que esté inmune a ella. El deber de todo Estado es proteger a sus ciudadanos y enfrentarse a esta lacra. Hay que tener bien claras las razones que propician la propagación del fenómeno terrorista, entre ellas las intervenciones extranjeras contrarias al derecho internacional en Irak, Siria, Libia o Yemen, que debilitaron las estructuras estatales locales, llevaron a la aparición de organizaciones criminales, tráfico ilícito de armas, incluidas las químicas, creando el caldo de cultivo ideal para la aparición de grupos yihadistas.

Ahora todos tenemos un problema global, hay que sacar conclusiones colectivas y unir nuestros esfuerzos. Como propuso el presidente de Rusia, Vladimir Putin, en la Asamblea General de la ONU en septiembre de 2015, hace falta establecer una amplia coalición antiterrorista internacional que cuente con un sólido marco legal, una cooperación eficaz y sistemática de los Estados, sin enfoques politizados ni políticas de doble rasero.

– Muchos barrios y pueblos enteros son dominados por la sharia con la connivencia de las autoridades europeas. ¿Por qué Occidente no hace nada para poner fin a esto?

Obviamente, cada país tiene sus propias tradiciones y legislación para garantizar la armonía social. Yo sólo puedo hablar por Rusia que, según la Constitución, es un país plurinacional y pluriconfesional. Tenemos una experiencia milenaria de coexistencia pacífica de múltiples etnias y congregaciones religiosas que componen nuestro pueblo. Tenemos diferentes regiones cada una con sus peculiaridades. Forman parte de la Federación de Rusia varias repúblicas donde la mayor parte de población se considera musulmana, pero viven allí mismo cristianos, judíos y budistas en el ambiente de comprensión y ayuda mutua, porque ante todo nosotros nos consideramos ciudadanos de nuestro gran país, sentimos responsabilidad por la tierra y los valores tradicionales que heredamos de nuestros padres.

El diálogo intercultural e interreligioso, el enriquecimiento mutuo entre los vecinos, que está en el ADN de los ciudadanos rusos, es la clave para el desarrollo de la sociedad. Tal y como señaló Vladimir Putin durante su reunión con los representantes de las organizaciones musulmanas en Ufa el pasado 25 de enero, el Islam tradicional es una parte integral del código cultural ruso y la ummah musulmana es, sin duda, una parte muy importante del mapa multiétnico de nuestro país.

– Mientras la cultura cristiana se deja de lado en muchos países de la UE, sus dirigentes auspician la cultura musulmana. En Rusia, sin embargo, ocurre lo contrario. ¿Por qué?

El Estado de Rusia, laico según la Constitución, tiene la tarea de auspiciar la cultura de todos sus ciudadanos, independientemente de sus confesiones. Garantiza que cada uno pueda gozar de verdadera libertad de conciencia y defender sus intereses, personalmente o en asociación con otros, pero sin ofender a nadie. Ya he dicho que aquí tenemos todo tipo de variedades étnicas y religiosas. De nuestra experiencia histórica sabemos que la mejor fórmula para garantizar la armonía es preservar los valores tradicionales que son el fundamento, lo que une a toda la gente, a todos los pueblos del mundo. Si me permite una metáfora, en el bosque conviven diferentes especies de árboles, son parecidos pero diferentes al mismo tiempo, pero cada uno se nutre de sus propias raíces y sin raíces muere.

Hablando de la cultura cristiana, hay que reconocer que de ella emanan los incuestionables términos de igualdad, ayuda mutua, derechos humanos, toda la civilización europea de la cual formamos parte. Por muy alucinantes que sean los propósitos que persigamos en futuro, nunca debemos perjudicar a nuestras raíces. Los ciudadanos rusos esperamos que el Estado, entre otras cosas, nos ayude a protegerlos.

– La Unión Europea apostó en 2016 por la acogida masiva. ¿Qué visión tiene Rusia de la crisis de refugiados?

Dejando de lado la retórica sobre la crisis de refugiados, podemos observar que el número de acogidos en la UE no ha sido elevado como en los países vecinos a los focos de emigración. En Rusia recibimos muchos migrantes de diferentes partes del mundo. Por ejemplo, hemos dado acogida, vivienda y trabajo a más de un millón de ucranianos que huyeron de su país después del golpe de Estado auspiciado por Occidente. Pensamos que la mejor manera para ayudar a la gente que huye de tales horrores es contribuir a la estabilización en sus países de origen. Por eso Rusia ha promovido los Acuerdos de Minsk para Ucrania, la lucha contra el terrorismo y la reconciliación nacional en Siria, apoyamos todos los intentos de diálogo entre las partes en Libia, Yemen, Afganistán, etc. Pero los países de Occidente también tienen que contribuir de manera constructiva a resolver los problemas causados por sus anteriores intervenciones y evitar crear nuevos epicentros de éxodo de refugiados en el mundo.

– Rusia colaboró activamente en la derrota del ISIS. ¿Qué futuro le espera a Siria?

Rusia está haciendo todo lo posible para que los mismos sirios decidan el futuro de su país. En plena concordancia con el derecho internacional atendemos a la petición del legítimo Gobierno de Siria para ayudar a derrotar allí a los terroristas internacionales y junto con Turquía e Irán logramos garantizar la paz en la mayor parte del territorio del país promoviendo los encuentros en Astana entre los grupos que antes estaban enfrentados en esta guerra sectaria. Ahora, por primera vez desde el inicio de la crisis, existe una oportunidad de promover el diálogo inclusivo con la participación de todos los representantes de la sociedad siria. Por eso hemos propuesto convocar en la ciudad de Sochi el Congreso de Diálogo Nacional Sirio que podría acercar las visiones de diferentes partes sirias sobre el futuro del país y poner los cimientos para el diálogo político previsto por las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU.

– ¿Por qué Al Assad tiene tan mala imagen en Occidente?

No es el primer caso en el que un líder que había sido amigo de muchos en Occidente se vuelve enemigo por la coyuntura política. Basta recordar a Gadafi. No resulta sorprendente que el “establishment” occidental, desde el inicio del conflicto, apostara por denigrar la imagen del presidente sirio. Era el motivo que necesitaban para justificar su intención de derrocar el Gobierno legítimo y el patrocinio a los grupos rebeldes.

Desde esa óptica a uno ya no le sorprende que los medios occidentales -en función de sus dueños, accionistas o publicistas que forman parte del mismo establishment- lanzaran campañas de desinformación sobre la liberación de Alepo por las tropas sirias y después hicieran caso omiso de la destrucción total de Raqqa por la coalición liderada por EEUU. Tampoco informaron acerca de las armas suministradas por Occidente a los llamados “rebeldes moderados”  y que no tardaron en llegar a las manos de grupos islamistas radicales.  La prueba de ello son los recientes ataques desde posiciones de grupos considerados “moderados” por Occidente en la provincia de Idlib, donde lanzaron cohetes contra las zonas pobladas y drones contra la base rusa. Ningún periódico occidental ha escrito sobre ello.

– ¿Se equivocó la UE armando a los “rebeldes moderados”?

No existen datos oficiales acerca del suministro de armas letales por parte de los países de la UE. No conviene echar más leña al fuego, pues no es la mejor manera de alcanzar los objetivos de paz lo más rápido posible. Además resultaría una injerencia en el conflicto en un país soberano, contraria a lo establecido en la Carta de la ONU.

– ¿Por qué la OTAN centra parte de sus esfuerzos en Rusia?

Es una buena pregunta que los Estados miembros deberían hacer a los generales de Bruselas. La OTAN fue creada con el único objetivo de hacer frente al bloque comunista. Tras la disolución del Pacto de Varsovia y la URSS, con el final de la Guerra Fría, el mundo cambió.

Vivimos en un mundo multipolar, lleno de desafíos y oportunidades. La Alianza, en lugar de adaptarse a las nuevas circunstancias, trata de ajustar la realidad a su visión obsoleta. Su razón de ser continúa siendo la confrontación con Rusia, que aceptó la continuidad jurídica de la URSS pero políticamente es un Estado absolutamente diferente. No hablaré de los cambios geográficos de nuestro país, pero parece que la OTAN tiene la necesidad de vigilar nuestras fronteras trasladando permanentemente el grueso de su infraestructura bélica hacia el Este. Por nuestra parte, simplemente decir que buscamos las respuestas adecuadas.

– El presidente Putin aseguró que no permitiría construir mezquitas saudíes en Rusia mientras que las iglesias no fueran legales. ¿Por qué la UE no sigue su ejemplo?

No podemos contestar por la Unión Europea porque no formamos parte de ella. Como ya he dicho anteriormente, en Rusia tratamos de cuidar nuestras raíces, valores tradicionales y, como cualquier otro Estado, encaminamos nuestra política exterior y relaciones con otros países bajo la premisa de proteger nuestros intereses nacionales.

– La crisis de refugiados ha cambiado el panorama político en Europa. Ahora los grandes medios hablan del término migrante económico y no refugiado…

Por ahora no existe una definición universal del término. La Organización Internacional para las Migraciones, en su glosario, marca tres significados diferentes de “migrante económico”. La variedad en el vocabulario corresponde a un fenómeno complejo y requiere una intensa cooperación entre los diferentes países para alcanzar acuerdos no sólo sobre los términos, sino también sobre los propios problemas migratorios.

Rusia valora positivamente las intenciones de la ONU para elaborar un Tratado Global de la Migración segura, regular y legal, tal y como se estableció en una sesión plenaria en la Asamblea General en septiembre de 2016. Tenemos la esperanza de que ese documento sirva de base para lograr una cooperación internacional entre todos los Estados del mundo en materia migratoria y de movilidad humana.

– La Península de Corea se ha convertido en uno de los puntos más calientes del globo. ¿Cómo valora el Kremlin la compleja situación política?

Estamos convencidos de que esta disputa sólo puede solucionarse por vía diplomática. Hay que cumplir las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU que no sólo prevén las sanciones contra Pyongyang, sino la promoción de un espacio de diálogo. Junto a China presentamos una hoja de ruta que contiene una renuncia conjunta de Corea del Norte y Estados Unidos a las peligrosas actividades militares que se llevan a cabo para contribuir a generar un ambiente de confianza. El objetivo es crear un sistema de paz y seguridad en el noroeste asiático.

Tenemos la esperanza de que todos los países participen de forma activa en esta iniciativa y por eso hemos apoyado activamente los contactos de las últimas semanas entre las dos Coreas.

– Con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca parecía que iban a cambiar muchas cosas en materia exterior, también su relación con Rusia y Vladimir Putin. ¿Se ha producido algún cambio?

La verdad es que no veo ningún cambio estratégico en la política estadounidense. Es la misma que la llevada a cabo en las últimas décadas. Washington trata de asegurar su predominio global y detener la evidente tendencia a la multipolaridad.

Donald Trump, como antes Barack Obama, llegó a la Casa Blanca con la idea de mejorar las relaciones con Rusia y eso demuestra el interés existente entre los votantes norteamericanos. Sin embargo, el complejo sistema político -el establishment o ‘deep state’- tiene otros intereses, tal y como aseguró el propio Trump. Hoy en día las relaciones entre nuestros dos países, tan relevantes para el mundo global, son rehenes de la lucha política interna en Estados Unidos.

– Hablemos de las supuestas injerencias rusas…

La clase gobernante norteamericana impone al mundo las llamadas “injerencias rusas” con el único objetivo de ocultar sus propios problemas. Carecen de pruebas que son sustituidas por la histeria mediática y actos que van contra el derecho internacional, como la expropiación de propiedades diplomáticas. Quizás Washington trata de juzgarnos partiendo de sus propias experiencias, de su influencia en otros países soberanos. De todas maneras, en Rusia desde hace tiempo hemos decidido dar una respuesta moderada a estos actos hostiles para no perjudicar a los ciudadanos de ambos países. La puerta al diálogo siempre está abierta, pero los políticos estadounidenses deben madurar.

– Rusia ha puesto en marcha numerosas leyes en defensa de la familia. ¿Con qué objetivo?

Existe el Código de la Familia que prevé, entre otras normas, la protección por parte del Estado del instituto de la familia y define el significado social de la misma y su rol fundamental en la propagación de valores morales y tradiciones culturales de nuestra sociedad. Dentro de esta política estatal se enmarcan también las Leyes Federales del 29 de diciembre de 2006 Nº 256 y del 28 de diciembre de 2017 Nº 418 que prevén las ayudas financieras a las familias con niños.

También hay que destacar la Ley Federal del 29 de junio de 2013 Nº 135 que garantiza los derechos legítimos de los niños y los protege de informaciones que puedan desorientarlos hasta que lleguen a la mayoría de edad y puedan tomar sus propias decisiones, inclusive su orientación sexual. Esta norma, aprobada por el Parlamento ruso ante la demanda social existente, se basa en el principio de la máxima garantía de los intereses de los menores de edad según el Convenio de la ONU sobre los Derechos del Niño. Los objetivos concordados del Estado y de los ciudadanos para defender la familia son más que obvios: preservar nuestros valores tradicionales, apoyar el crecimiento de la población y asegurar el mejor futuro para las generaciones venideras.

Me gustaría poner especial énfasis en que Rusia no trata de imponer sus valores, que compartimos con el resto de países europeos, a nadie. El Estado simplemente se limita a defenderlos.

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