Zanotti, un misionero católico en el corazón de la Francia musulmana

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La iglesia de San Vicente de Paúl, situada en un barrio de Marsella donde menos del 1% de la población era católica, iba a ser demolida. Sin embargo, todo cambió con la llegada de este sacerdote.

Michel-Marie Zanotti Sorkine, conocido por muchos como «el nuevo cura de Ars», nació en 1959 en la ciudad francesa de Niza. Sus padres, de familia rusa y corsa, murieron cuando él tan solo era un niño. Pronto descubrió su vocación como sacerdote, aunque tardó varios en años en ordenarse.

Dejando su llamada de un lado, decidió seguir por un tiempo su otra vocación, la de la música. Zanotti llegó a tocar en los nights-clubs de toda Francia, llevando una vida vibrante, divertida y llena de aventuras.

En 1988 entró en la orden dominica por su devoción a Santo Domingo. Junto a ellos pasó cuatro años hasta que decidió trasladarse a la orden franciscana. Con 40 años, ya en 1999, fue ordenado sacerdote para la diócesis de Marsella por el entonces arzobispo de Marsella, el cardenal Bernard Panafieu.

Desde entonces se ha limitado a cumplir con su misión como sacerdote, una tarea que ha llevado siempre con una gran humildad. De hecho, en una ocasión defendió que «somos nosotros los que ya no tenemos el sagrado fuego. La imagen que damos del sacerdocio es demasiado insignificante. Ya no llega al corazón».

Y con ese objetivo, el de llegar al corazón de las personas, Michel-Marie consiguió hacer de su vida como sacerdote un ejemplo que admirar y agradecer, y es que es su peculiar «normalidad» es lo que le hace ser tan especial.

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Una misión especial

«Traer tantas almas para Dios como sea posible». Con estas palabras, según recoge Religión en Libertad, el obispo de Marsella pidió a este humilde sacerdote que «salvara» la iglesia de San Vicente de Paúl en el centro de Marsella, un templo que iba a ser clausurado y demolido debido a que se encontraba en un barrio donde menos del 1% de la población era católica practicante.

Utilizamos el verbo «era», en pasado, porque todo cambió con la llegada de Zanotti. Y es que este sacerdote, con su gran humildad y trabajo diario, consiguió, como él decía, «hacer presente a Dios en el mundo de hoy».

Michel-Marie no solamente logró que no se cerrara la iglesia, sino que fue capaz de multiplicar los fieles en uno de los barrios musulmanes más conocidos de Marsella. En diez años-ya que se trasladó a otra parroquia en 2014-, casi 200 adultos se convirtieron gracias a este sacerdote, quien se encargó de bautizar a cada uno de ellos.

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Las puertas siempre abiertas

La iglesia de San Vicente de Paúl pasó de celebrar una misa dominical para un pequeño grupo de personas a mantener las puertas abiertas de par en par cada día.

«Si hoy en día la iglesia no está abierta es que de cierta manera no tenemos nada que proponer, que todo lo que ofrecemos se acabó. Mientras que en este caso la iglesia está abierta todo el día, hay gente que viene, prácticamente nunca hemos tenido robos, hay gente que ora y le garantizo que esta iglesia se transforma en un instrumento extraordinario que favorece el encuentro entre el alma y Dios», dijo Zanotti en una ocasión.

Si antes la inquietud era la posible clausura del templo, gracias a este hombre, la única preocupación era ver de dónde podía sacar más sillas para sentar a más de los 700 fieles que acudía a su misa. Y es que Zanotti logró transmitir y llevar a Dios a un lugar donde parecía estar completamente olvidado.

«Ama, aunque sea torpemente, pero ama». Este ha sido el lema de Michel-Marie, el hombre que cada mañana, a las ocho en punto, recibió durante diez años a decenas de feligreses que acudían a su parroquia para confesarse.

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‘Esta es la belleza que conduce a Dios’

Además de renovar la iglesia por dentro, también se ocupó de mejorar su apariencia por fuera. Junto a un grupo de laicos, consiguió limpiar y mejorar el aspecto del templo. «Cómo quiere que se crea que Cristo vive en un lugar si todo no es impecable. Es imposible».

«Con el trabajo bien hecho nos damos cuenta del amor que manifestamos a los seres y a las cosas. Creo que cuando se penetra en una iglesia donde todo no está impecable, es imposible creer en la presencia gloriosa de Jesús».

Hermandad de los Santos Apóstoles

Michel-Marie Zanotti-Sorkine es también el inspirador de la Hermandad de los Santos Apóstoles, asociación pública de fieles fundada el 7 de abril de 2013, por el arzobispo  Andre-Joseph Leonard, arzobispo de Malinas-Bruselas y primado de Bélgica.

Cabe destacar que el 15 de de julio de 2016, el Obispo y futuro cardenal De Kesel, el sucesor de monseñor Leonardo como arzobispo de Malinas-Bruselas, tomó la decisión de disolver dicha Hermandad.

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Comentarios
7 comentarios en “Zanotti, un misionero católico en el corazón de la Francia musulmana
  1. El Padre Zanotti, mucho antes de optar por la vida eclesiástica, tuvo como director espiritual al Padre Marie-Dominique Philippe OP, quien le planteó un discernimiento vocacional. Bajo su dirección espiritual estuvo cuatro años en los dominicos, que le sirvieron para profundizar en la vida espiritual y en la doctrina de Santo Tomás, en el Angelicum, y bajo la misma guía estuvo en los franciscanos. Fue el mismo Padre Marie-Dominique Philippe OP, quien lo presentó al Arzobispo de Marsella, Cardenal Bernard Louis Auguste Paul Panafieu quien lo ordenó Sacerdote.
    El Cardenal le dijo que había en Marsella una Parroquia que estaba a punto de echarle el cierre, pues casi nadie iba a Misa. Se trataba de la Iglesia de San Vicente de Paul de los Reformados. El Padre Zanotti mostró su disponibilidad y empezó a rrabajar en serio.
    Estuvo 11 años de Párroco.
    A primera hora de la mañana abría, decía Misa, confesaba e iba a desayunar a un bar. Y siempre le rodeaba un variopinto grupo de obreros, unos católicos indiferentes, alguno practicante, otros ateos, y otros musulmanes. Con su buen humor, su cercanía y su saber adaptarse a la psicología de esta gente, fueron cambiando sus esquemas, y la Parroquia empezó a llenarse de gente, entre ellos un grupo de juventud, chicos y chicas que ayudaban en todo, y tomaban apuntes de las homilías del Padre Zanotti, poniéndolas en el ordenador. Se formó un dinámico equipo de liturgia, de catequesis y de apostolado asistencial.
    A pesar de tanto apostolado, el Padre Zanotti tuvo tiempo de escribir varios libros, de ir acá y allá -donde le llamaban- a predicar retiros y dar conferencias.
    Por las tardes se sentaba en el confesonario y había filas interminables de gente que querían confesarse, procedentes, muchos de toda Francia. Alguno cuenta que quedó impresionado, pues siendo la primera vez que veia al Padre Zanotti, le contó sus pecados, pero voluntaria o involuntariamente omitió uno. Le dijo el Sacerdote: Olvidas tal cosa. Simplemente refiero lo que he leido de buenas fuentes, sin entrar en juicios de valor.
    La Parroquia de San Vicente de Paul se convirtió en un referente para Marsella y toda Francia. El Cardenal Panafieu quedó muy contento y dio gracias a Dios por este resurgir. Pero con su sucesor Pontier, lo peor del episcopado francés y además presidente de la Conferencia, afloraron las típicas envidias enmascaradas en “pías consideraciones” y Pontier se sintió molesto ante la entrega y el fruto pastoral de este sacerdote, y más cuando un grupo de jóvenes le dijeron que querían ser sacerdotes, pero según su carisma, enteramente ajeno a lo que se enseña en el seminario de Marsella. Pontier les puso el veo y removió de la Parroquia al Padre Zanotti. No encontró receptividad en Monseñor Rey de Toulon, entre otras cosas, porque su Diócesis es sufragánea de la de Marsella, que comprende las Diócesis de Aix en Provence, la archidiócesis de Avignon, la Diócesis de Ajaccio, la Diócesis de Fréjus-Toulon, la Diócesis de Digne y la Diócesis de Gap.
    El Padre Zanotti, en lo que respecta a su ministerio personal fue acogido por Monseñor de Falco, Obispo de Gap, para formar parte del equipo Sacerdotal que dirige el Santuario de Notre Dame de Laus, donde hace un gran bien con la predicación y el confesonario. Respecto a los seminaristas, formó con ellos, de acuerdo con Monseñor Leonard, la Fraternidad de los Santos Apóstoles, que en este momento cuenta con seis Sacerdotes, un diácono y 26 seminaristas, obra sobre la que se ha ensañado la malquerencia del neocardenal De Kesel. Pero si esta Obra es de Dios, saldra adelante, a pesar de esas miserias humanas con mitra.
    Respecto a lo dicho por Vd. el Padre Zanotti ha sido llamado apredicar retiros en Conventos de Padres Dominicos, como el de la Sainte-Beaume, donde está enterrada Santa María Magdalena.
    https://www.youtube.com/watch?v=6_mcDraTYO8
    Viene como anillo al dedo este comentario de Canali en la entrada de la Cigüeña Bélgica está muy mal.

  2. Los Zanottis sobreviven porque tienen vocaciones; los Bergoglio, Cupich, De Kesel, Kasper, etc, se extinguirán por dedicarse a los movimientos sociales y afanes políticos, de los que estamos saturados. La sed de Dios la colman los hombres de Dios.

  3. Así es, Máximo. Cuando un sacerdote encarna bien a Jesucrsto, atrae, no por él, sino por Jesucristo. Necesitamos muchos Zanottis y que los kaspergoglios se marchen a su medio natural, con los protestantes. Ya rezaremos para que vuelvan, pero como católicos. Los protestantes dentro de la Iglesia hacen mucho daño.

  4. Me pregunto, también existe una España musulmana (y no hablo de Ceuta y Melilla). También existen parroquias que están a punto de cerrar (o deberían considerarse así).

    ¿Por qué aquí no nos encontramos con sacerdotes así?

  5. El comienzo del primer comentario parece de un cristiano ferviente, que siembra el buen trigo del testimonio, para extender el Evangelio por el mundo…. Pero desaparece esa buena impresión al leer los improperios, las faltas de respeto a la Jerarquía y los comentarios siguientes, que parecen de un enemigo de la Iglesia Católica.

  6. Si la jerarquía no se da a respetar, como podemos respetarle? Si el mismo Jesús fue capaz de insultar a las autoridades como Herodes (al que le dijo zorra), a los fariseos (ustedes tienen por padre al diablo), no veo porque no podamos llamarle la atención a aquellos que se dicen pastores y que lo único que hacen es abandonar a su suerte al rebaño. Si este buen sacerdote hace el bien es gracias a que Jesús vive en el. Por lo demás, si muchas parroquias agonizan, es porque han abandonado a Jesús, hablando de cualquier otra cosa, predicando todo lo humano, pero olvidando la gloriosa divinidad de Cristo Jesús. Si no se predica a Cristo, toda parroquia, toda escuela católica, todo seminario, toda catedral dejará de serlo, porque no se puede afirmar ser católico sino se predica a Cristo. Por lo tanto, si esos pseudopastores siguen con sus posturas anticristianas, no veo porque se les deba un respeto que hace ya mucho que lo han perdido.

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