Francisco: ‘Sólo la paz es santa y no la guerra’

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Durante la ceremonia de clausura del encuentro interreligioso de Asís, el Papa Francisco ha afirmado que «ninguna forma de violencia representa la verdadera naturaleza de la religión», sino que es su deformación y «contribuye a su destrucción».

Ante los líderes religiosos y políticos presentes en la plaza de San Francisco de la ciudad de Asís, el pontífice ha pedido que se condene la utilización del «nombre de Dios para justificar la violencia» y ha advertido que «sólo la paz es santa y no la guerra»:

Santidades, Ilustres Representantes de las Iglesias, de las Comunidades cristianas y de las Religiones, queridos hermanos y hermanas:

Los saludo con gran respeto y afecto, y les agradezco su presencia. Hemos venido a Asís como peregrinos en busca de paz. Llevamos dentro de nosotros y ponemos ante Dios las esperanzas y las angustias de muchos pueblos y personas. Tenemos sed de paz, queremos ser testigos de la paz, tenemos sobre todo necesidad de orar por la paz, porque la paz es un don de Dios y a nosotros nos corresponde invocarla, acogerla y construirla cada día con su ayuda.

«Bienaventurados los que trabajan por la paz» (Mt 5,9). Muchos de ustedes han recorrido un largo camino para llegar a este lugar bendito. Salir, ponerse en camino, encontrarse juntos, trabajar por la paz: no sólo son movimientos físicos, sino sobre todo del espíritu, son respuestas espirituales concretas para superar la cerrazón abriéndose a Dios y a los hermanos. Dios nos lo pide, exhortándonos a afrontar la gran enfermedad de nuestro tiempo: la indiferencia. Es un virus que paraliza, que vuelve inertes e insensibles, una enfermedad que ataca el centro mismo de la religiosidad, provocando un nuevo y triste paganismo: el paganismo de la indiferencia.

No podemos permanecer indiferentes. Hoy el mundo tiene una ardiente sed de paz. En muchos países se sufre por las guerras, con frecuencia olvidadas, pero que son siempre causa de sufrimiento y de pobreza. En Lesbos, con el querido Hermano y Patriarca ecuménico Bartolomé, he visto en los ojos de los refugiados el dolor de la guerra, la angustia de pueblos sedientos de paz. Pienso en las familias, cuyas vidas han sido alteradas; en los niños, que en su vida sólo han conocido la violencia; en los ancianos, obligados a abandonar sus tierras: todos ellos tienen una gran sed de paz. No queremos que estas tragedias caigan en el olvido. Juntos deseamos dar voz a los que sufren, a los que no tienen voz y no son escuchados. Ellos saben bien, a menudo mejor que los poderosos, que no hay futuro en la guerra y que la violencia de las armas destruye la alegría de la vida.

Nosotros no tenemos armas. Pero creemos en la fuerza mansa y humilde de la oración. En esta jornada, la sed de paz se ha transformado en una invocación a Dios, para que cesen las guerras, el terrorismo y la violencia. La paz que invocamos desde Asís no es una simple protesta contra la guerra, ni siquiera «el resultado de negociaciones, compromisos políticos o acuerdos económicos, sino resultado de la oración» (JUAN PABLO II, Discurso, Basílica de Santa María de los Ángeles, 27 octubre 1986: L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española [2 noviembre 1986, 1]). Buscamos en Dios, fuente de la comunión, el agua clara de la paz, que anhela la humanidad: ella no puede brotar de los desiertos del orgullo y de los intereses particulares, de las tierras áridas del beneficio a cualquier precio y del comercio de las armas.

Nuestras tradiciones religiosas son diversas. Pero la diferencia no es para nosotros motivo de conflicto, de polémica o de frío desapego. Hoy no hemos orado los unos contra los otros, como por desgracia ha sucedido algunas veces en la historia. Por el contrario, sin sincretismos y sin relativismos, hemos rezado los unos con los otros, los unos por los otros. San Juan Pablo II dijo en este mismo lugar: «Acaso más que nunca en la historia ha sido puesto en evidencia ante todos el vínculo intrínseco que existe entre una actitud religiosa auténtica y el gran bien de la paz» (ID., Discurso, Plaza de la Basílica inferior de San Francisco, 27 octubre 1986: l.c., 11). Continuando el camino iniciado hace treinta años en Asís, donde está viva la memoria de aquel hombre de Dios y de paz que fue san Francisco, «reunidos aquí una vez más, afirmamos que quien utiliza la religión para fomentar la violencia contradice su inspiración más auténtica y profunda» (ID., Discurso a los representantes de las Religiones, Asís, 24 enero 2001), que ninguna forma de violencia representa «la verdadera naturaleza de la religión. Es más bien su deformación y contribuye a su destrucción» (BENEDICTO XVI, Intervención en la Jornada de reflexión, diálogo y oración por la paz y la justicia en el mundo, Asís, 27 octubre 2011). No nos cansamos de repetir que nunca se puede usar el nombre de Dios para justificar la violencia. Sólo la paz es santa y no la guerra.

Hoy hemos implorado el don santo de la paz. Hemos orado para que las conciencias se movilicen y defiendan la sacralidad de la vida humana, promuevan la paz entre los pueblos y cuiden la creación, nuestra casa común. La oración y la colaboración concreta nos ayudan a no quedar encerrados en la lógica del conflicto y a rechazar las actitudes rebeldes de los que sólo saben protestar y enfadarse. La oración y la voluntad de colaborar nos comprometen a buscar una paz verdadera, no ilusoria: no la tranquilidad de quien esquiva las dificultades y mira hacia otro lado, cuando no se tocan sus intereses; no el cinismo de quien se lava las manos cuando los problemas no son suyos; no el enfoque virtual de quien juzga todo y a todos desde el teclado de un ordenador, sin abrir los ojos a las necesidades de los hermanos ni ensuciarse las manos para ayudar a quien tiene necesidad. Nuestro camino es el de sumergirnos en las situaciones y poner en el primer lugar a los que sufren; el de afrontar los conflictos y sanarlos desde dentro; el de recorrer con coherencia el camino del bien, rechazando los atajos del mal; el de poner en marcha pacientemente procesos de paz, con la ayuda de Dios y con la buena voluntad.

Paz, un hilo de esperanza, que une la tierra con el cielo, una palabra tan sencilla y difícil al mismo tiempo. Paz quiere decir Perdón que, fruto de la conversión y de la oración, nace de dentro y, en nombre de Dios, hace que se puedan sanar las heridas del pasado. Paz significa Acogida, disponibilidad para el diálogo, superación de la cerrazón, que no son estrategias de seguridad, sino puentes sobre el vacío. Paz quiere decir Colaboración, intercambio vivo y concreto con el otro, que es un don y no un problema, un hermano con quien tratar de construir un mundo mejor. Paz significa Educación: una llamada a aprender cada día el difícil arte de la comunión, a adquirir la cultura del encuentro, purificando la conciencia de toda tentación de violencia y de rigidez, contrarias al nombre de Dios y a la dignidad del hombre.

Aquí, nosotros, unidos y en paz, creemos y esperamos en un mundo fraterno. Deseamos que los hombres y las mujeres de religiones diferentes, allá donde se encuentren, se reúnan y susciten concordia, especialmente donde hay conflictos. Nuestro futuro es el de vivir juntos. Por eso, estamos llamados a liberarnos de las pesadas cargas de la desconfianza, de los fundamentalismos y del odio. Que los creyentes sean artesanos de paz invocando a Dios y trabajando por los hombres. Y nosotros, como responsables religiosos, estamos llamados a ser sólidos puentes de diálogo, mediadores creativos de paz. Nos dirigimos también a quienes tienen la más alta responsabilidad al servicio de los pueblos, a los líderes de las Naciones, para que no se cansen de buscar y promover caminos de paz, mirando más allá de los intereses particulares y del momento: que no quede sin respuesta la llamada de Dios a las conciencias, el grito de paz de los pobres y las buenas esperanzas de las jóvenes generaciones. Aquí, hace treinta años, san Juan Pablo II dijo: «La paz es una cantera abierta a todos y no solamente a los especialistas, sabios y estrategas. La paz es una responsabilidad universal» (Discurso, Plaza de la Basílica inferior de San Francisco, 27 octubre 1986: l.c., 11). Asumamos esta responsabilidad, reafirmemos hoy nuestro sí a ser, todos juntos, constructores de la paz que Dios quiere y de la que la humanidad está sedienta.

(Traducción de Radio Vaticano)

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Comentarios
14 comentarios en “Francisco: ‘Sólo la paz es santa y no la guerra’
  1. Qué razón tenía el Santo Padre Francisco cuando dijo en su video de Enero que todas las religiones sólo tenían una certeza, que todos somos hijos de Dios y cada uno le adora a su manera. Porque todos adoramos al mismo Dios, porque todas las religiones son la misma y todas las religiones son verdad, algo que ya dejó claro el Santo Concilio Vaticano II cuando dijo que «todas las religines tienen algo de verdad».
    .
    Bueno todas las religiones son verdad menos una, los herejes lefrevbrianos. Esos fanáticos que dicen que la única religión verdadera es la Católica y que recuerdan no sé qué de alguien que dijo una vez: «yo soy el camino, la verdad y la vida, nadie va al Padre sino por mí».
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    De verdad hay que ser fanático para creer que «Extra Ecclesia nula salus» y que sólo salva la Redención de Cristo y no Mahoma, Buda o la Pacha Mama…

  2. El comentario precedente de Luis parece un poco irónico, mas si no es irónico acaso esté errado en su apreciación de que los «lefebvristas» afirman que FUERA DE LA IGLESIA NO HAY SALVACIÓN («extra ecclesia nulla salutis»), toda vez que los sedevacantistas (la tendencia más ultra en la extremísima derecha, neofascista e integrista de cuantas quepan imaginar en la Iglesia) afirman que precisamente los lefebvristas son herejes porque no creen que «extra ecclesia nulla salutis».

    Como rechazan el Vaticano II con odio feroz, los «antipapas» de ese falso concilio (para más señas, Conciliábulo de Satanás), se pudren en el Infierno, en compañía de la apóstata, herética y falsa profeta Madre Teresa de Calcuta. Pero ¡oh sorpresa!, también se pudre en el infierno monseñor Marcel Lefebvre, igual haciéndole compañía a ese gran teólogo, grande por hereje, que fue Hans Urs von Balthasar, quien se abrevió en algún lugar de su abundante obra a afirmar que «creía en el infierno pero confiaba en que estuviera vacío».

    Para el severo e implacable juicio de los sedevacantistas, el 100% de los que apoyan el encuentro interreligioso de Asís, con su presencia o con su aplauso, también tiene el infierno eterno ganado a pulso, por traidores a Cristo y a su verdadera Iglesia, que ya no está «cum Petro et sub Petro», pues Roma ha perdido la fe y es apóstata (en este juicio coinciden con los lefebvristas), sino en un pequeño rebaño o remanente del Pueblo de Dios que tampoco coincide con el pequeño remante de ese Pueblo de Dios en que creen los católicos que defienden que el Papa legítimo es Benedicto XVI y Francisco es un falso papa o antipapa.

    De manera que ante todo esto…

  3. El comentario precedente de Luis parece un poco irónico, mas si no es irónico acaso esté errado en su apreciación de que los «lefebvristas» afirman que FUERA DE LA IGLESIA NO HAY SALVACIÓN («extra ecclesia nulla salutis»), toda vez que los sedevacantistas (la tendencia más ultra en la extremísima derecha, neofascista e integrista de cuantas quepan imaginar en la Iglesia) afirman que precisamente los «lefebvristas» son herejes porque no creen que «extra ecclesia nulla salutis».

    Como rechazan el Vaticano II con odio feroz, los «antipapas» de ese falso concilio (para más señas, Conciliábulo de Satanás), se pudren en el Infierno, en compañía de la apóstata, herética y falsa profeta Madre Teresa de Calcuta. Pero ¡oh sorpresa!, también se pudre en el infierno monseñor Marcel Lefebvre, igual haciéndole compañía a ese gran teólogo, grande por hereje, que fue Hans Urs von Balthasar, quien se abrevió en algún lugar de su abundante obra a afirmar que «creía en el infierno pero confiaba en que estuviera vacío».

    Para el severo e implacable juicio de los sedevacantistas, el 100% de los que apoyan el encuentro interreligioso de Asís, con su presencia o con su aplauso, también tiene el infierno eterno ganado a pulso, por traidores a Cristo y a su verdadera Iglesia, que ya no está «cum Petro et sub Petro», pues Roma ha perdido la fe y es apóstata (en este juicio coinciden con los «lefebvristas»), sino en un pequeño rebaño o remanente del Pueblo de Dios que tampoco coincide con el pequeño remante de ese Pueblo de Dios en que creen los católicos que defienden que el Papa legítimo es Benedicto XVI y Francisco es un falso papa o antipapa.

    De manera que ante todo esto… Uno sabe poca teología -y no es falsa modestia-, pero en las bitácoras y sitios de Internet de los sedevacantistas y y de los «lefebvristas o lefebvrianos» se encuentra uno con un tono de desprecio al otro, al prójimo que piensa, siente, sufre, cree distinto… Ni en las bitácoras de los dizque católicos progresistas o liberales, también llamados modernistas, es fácil encontrar insultos, ataques, críticas demoledoras, a tope feroces, despiadadas, y sumarísimas condenas como uno se encuentra en el común de esas páginas. Algunos llegan a afirmar no solo que Juan Pablo II fue un falso papa o antipapa, sino que ni siquiera fue católico por hereje, y habiendo sido un hereje, no fue ni católico, y sí un malvado enemigo de Jesucristo y de su Iglesia, y de María Santísima y de toda la corte celestial de santos y santas de Dios.

    Bendito sea Dios.

  4. Jesús llamó bienaventurados a los que trabajan por la paz, pero no hay que olvidar que también dijo que no había venido a traer la paz a la tierra sino la división (Lc 12,51), por causa del anuncio del Evangelio. San Francisco de Asís se reunió con musulmanes para procurar evangelizarlos, pero reunirse para rezar por la paz hasta con fieles de una religión cuyo dios manda no tomar como amigos a los cristianos, y hacer la yihad, entre otras ´´lindezas´´, es el colmo de los despropósitos.

  5. Mira Luis , aquí te paso el inicio del Evangelio de San Juan . Donde esté la Palabra de DIOS que se quiten los concilios y los falsos profetas .
    En el principio el Verbo era, y el Verbo era junto a Dios, y el Verbo era Dios. 2 Él era, en el principio, junto a Dios: 3 Por Él, todo fue hecho, y sin Él nada se hizo de lo que ha sido hecho. 4 En Él era la vida, y la vida era la luz de los hombres. 5 Y la luz luce en las tinieblas, y las tinieblas no la recibieron. 6 Apareció un hombre, enviado de Dios, que se llamaba Juan. 7 Él vino como testigo, para dar testimonio acerca de la luz, a fin de que todos creyesen por Él. 8 Él no era la luz, sino para dar testimonio acerca de la luz. 9 La verdadera luz, la que alumbra a todo hombre, venía a este mundo. 10 Él estaba en el mundo; por Él, el mundo había sido hecho, y el mundo no lo conoció. 11 Él vino a lo suyo, y los suyos no lo recibieron. 12 Pero a todos los que lo recibieron, les dio el poder de llegar a ser hijos de Dios: a los que creen en su nombre. 13 Los cuales no han nacido de la sangre, ni del deseo de la carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios. 14 Y el Verbo se hizo carne, y puso su morada entre nosotros –y nosotros vimos su gloria, gloria como del Unigénito del Padre lleno de gracia y de verdad

  6. A mi juicio, vale que inevitablemente modesto, el discurso del papa Francisco -soy consciente de que ya es clamor en Internet la muchedumbre de católicos que sostienen que Bergoglio es un falso papa, un antipapa, o sea, es hereje, apóstata, usurpador del trono de Pedro…- contiene y exhibe cualidades, verdades católicas, pero ¿cómo se explica que el discurso del que es -o hace las veces- del vicario de Cristo no se refiera directamente a Él, ni una sola vez, al que es el único salvador de la humanidad, el Hijo del Padre, la segunda persona de la Trinidad?

    No sé si mi sentimiento es injusto en estos momentos con el papa Bergoglio, pero mi sentimiento es muy contundente: tristeza, perplejidad, indignación incluso. Todo esto mezclado se da en lo que siento y experimento. Mas si me equivoco, que Dios me perdone; en todo caso, que mi error de apreciación y mi pecado no sean por tibieza sino porque la sangre me hierve al ver el estado de pavorosa crisis que vive la Iglesia, esposa del Esposo.

  7. Esta tierra es y será un valle de lágrimas hasta que Jesús en su glorioso segundo advenimiento traiga la Paz perdida por nuestro pecado original ,reinstaurándolo todo en él , a quien en ÉL crea , espere y acepte como REY .
    Ahora , pasa que predicar la Verdad no es políticamente correcto y el que se junta con apóstatas , herejes y anticristos , pues apóstata , hereje y anticristo es .

  8. OJO , no confundamos «creaturas de Dios» que eso son hasta los sapos y las serpientes , con «hijos de Dios» (filiación divina adoptiva) por la fe de quienes creen en el Santo Nombre de Jesús Rey del Universo , el Único que quita el pecado del mundo y reconcilia con Dios saldando nuestras infinitas deudas con nuestro Creador a causa de nuestro pecado original .
    Bergoglio dice :todos somos hijos de Dios.
    El Espíritu Santo dice : Él (el Verbo) estaba en el mundo; por Él, el mundo había sido hecho, y el mundo no lo conoció. 11 Él vino a lo suyo, y los suyos no lo recibieron. 12 Pero A todos LOS QUE LO RECIBIERON, les DIO EL PODER DE SER HIJOS DE DIOS : A LOS QUE CREEN EN SU NOMBRE . 13 Los cuales no han nacido de la sangre, ni del deseo de la carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios. (Evangelio de San Juan 1, 1-14) .
    La diferencia entre lo que dice Bergoglio y el Espíritu Santo es bien clara , no dicen lo mismo . Teniendo pues que escoger entre lo dicho por Bergoglio y la Biblia , me quedo con la Palabra de Dios .
    Bergoglio pseudoprofeta de los últimos tiempos .

  9. Luis , eres un BLASFEMO hijo de la serpiente , y si es que alguna vez has sido católico cosa que no se , también apóstata y cismático al burlarte de las Palabras de Nuestro Señor en tu ABOMINABLE iniquidad cuando dices: -«no sé qué de alguien que dijo una vez: “yo soy el camino, la verdad y la vida, nadie va al Padre sino por mí”-.

  10. …Y dime ingrato Luis si ¿ acaso mahoma , buda , pacha mama o el demonio han derramado una sola gota de sangre por ti o han dado la vida por ti ? , o como atestiguó públicamente Bergloglio mostrando un via crucis de bolsillo ¿crees que la Cruz es el fracaso de Dios?…

  11. ondasatlánticasycatolicas , eso del pequeño rebaño o remanente del Pueblo de Dios no se lo ha inventado nadie .Lo dice el mismo Señor en Lucas 18,8 : Pero el Hijo del hombre, cuando vuelva, ¿hallará por ventura la fe sobre la tierra? , y en Mateo 24,22 nos dice Nuestro Señor : Y si aquellos días no fueran acortados, nadie se salvaría; mas por razón de los elegidos serán acortados esos días.

  12. Acepto los papas del Concilio Vaticano II, salvo la permanente duda que me suscita el papa Francisco: ¿será el Papa legítimo?, ¿sus permanentes heterodoxias no lo «inhabilitan» como legítimo sucesor de Pedro?, ¿no es doctrina católica que un hereje no puede ser Papa porque un hereje cae en excomunión «laetae sententiae»? A este respecto, el sedevacantismo sentencia que se puede afirmar sin ninguna duda que Jorge Mario Bergoglio es un hereje formal; en general el «lefebvrismo» tiene al respecto una postura más matizada, más de reserva: Jorge Mario Bergoglio es un hereje material, pero solo compete a la alta jerarquía de la Iglesia sentenciar si es también un hereje formal. Asimismo, hay católicos que no tienen por qué ser todos ellos propiamente tradicionalistas, que en efecto asumen la realidad actual de Iglesia «remanente» (en efecto, cfr. Lucas 18, 8; Mateo 24, 22). Pero estos católicos sí aceptan el Concilio Vaticano II como integrante del Magisterio infalible de la Iglesia, y por ende a todos los papas del Concilio, menos a Francisco, al que consideran un hereje, apóstata, falso papa, usurpador del trono de Pedro.

    De modo que en mi comentario primero quise exponer esta realidad eclesial. Ante la cual yo mismo tengo pocas respuestas, más bien perplejidades. Desde luego, me parece grosero y de una falta total de caridad cristiana que en algunos sitios sedevacantistas manifiesten certeza de que -por ejemplo- el santo papa Juan Pablo II no solo no es santo (o beato, si no se acepta como válido el pontificado de Bergoglio), sino que fue un falso papa, un hereje y apóstata de la fe enemigo de Cristo, la Iglesia y la Santísima Virgen, y que por tanto se pudre ahora y por toda la eternidad en el infierno en compañía de los falsos papas del Concilio Vaticano II (Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo I, Juan Pablo II, Benedicto XVI cuando Dios lo llame de esta vida a la otra…). Todos estos falsos papas del Vaticano II estarían pudriéndose en el infierno, también en compañía de falsos santos como la Madre Teresa de Calcuta y de los demoledores teólogos que hicieron posible o vertebraron todo el edificio doctrinal del Vaticano II: Henry de Lubac, el dominico Congar, el eminente cardenal Augustin Bea, el arzobispo brasileño Dom Hélder Cámara -actualmente abierto su proceso de beatificación-, el ya beatificado monseñor Óscar Romero…

    Para los sedevacantistas, todos estos «herejes» y muchos de su jaez o estilo están pudriéndose en el infierno. Y no se cortan un pelo y lo aseguran, con expresones a mi juicio inmisericordes, de un rigorismo impresentable que al menos a mí -igual será porque sé poca teología- corresponden a sensibilidades INTEGRISTAS. Tan integristas, que al mismísimo Marcel Lefebvre, no en balde considerado el paladín del integrismo católico, lo llaman hereje también, con todo lo que esto entraña de peligro: los herejes salvo milagro de Dios, se condenan al Hades.

    De manera que en mi comentario primero más bien quise hacerme eco de que en efecto existen católicos que aplican este rigor -a mi juicio de simple católico de a pie, del montón, RIGOR INTEGRISTA E INMISERICORDE Y SOBERBIO E INTOLERANTE A TOPE- a otros católicos de sensibilidad eclesial, teológica o pastoral distinta a la de ellos, que se erigen así en los únicos católicos que van quedando en este tiempo que sí es de apostasía universal y de pavorosa crisis de la Iglesia.

    Solo que también insisto en esto: dado que no es tanta la filosofía y la teología que domino, me podrán replicar con que el errado soy yo. Pero errado y todo -supongamos, hipótesis-, me parece de un SALVAJE E INMISERICORDE INTEGRISMO INTOLERANTE afirmar -pongamos por ejemplo, como botón de muestra- que en la vida y obra de alguien como el Mahatma Gandhi no hay nada digno de aplauso, dado que el pensador, activista y político hindú no fue cristiano. O que no hay nada digno de aplauso en el legado de alguien como Abraham Lincoln, ni siquiera considerando el magnicidio de que fue víctima, o su imprescindible lucha en pro de la abolición de la esclavitud de la raza negra en EUA, dado que Abraham Lincoln solo profesó tibias ideas cristianas protestantes y además fue simpatizante de la masonería.

    Como los dos anteriores, se podrían miles y miles de testimonios de personalidades «próceres» de la humanidad a las que empero habría que despreciar absolutamente y por supuesto mandar al infierno si se aplicara el RIGORISTA INTEGRISMO de tendencias como el sedevacantismo o incluso el «lefebvrismo» en sus tendencias más extremas.

    II no solo no es santo, sino

  13. Y los otros 263 papas que durante 2.000 años sostuvieron la teoría de la guerra justa estaban equivocados y el humilde Bergoglio tiene la razón???

  14. Y los otros 263 papas que durante 2.000 años sostuvieron la teoría de la guerra justa estaban equivocados y el humilde Bergoglio tiene la razón???

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