El Papa, galardonado por su lucha contra la pena de muerte

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el-pap-en-caserta-con-los-pentecostales Francisco recibirá el premio ‘Abolicionista del Año 2015’ por ser la personalidad pública más comprometida con el fin de este tipo de penas.  La asociación Nadie toque a Caín, compuesta por ciudadanos y parlamentarios contra la pena de muerte, ha otorgado al Papa Francisco el premio ‘El Abolicionista del Año 2015’ como reconocimiento a la personalidad que más se ha comprometido para la eliminación de esta práctica, vigente en países tan importantes como China o Estados Unidos. Desde el inicio de su Pontificado, Francisco se ha mostrado totalmente comprometido para intentar eliminar la pena capital, prueba de ello es que su mandato fue inaugurado con la abolición de la cadena perpetua y la introducción del delito de tortura en la normativa de la Ciudad del Vaticano. Además el Santo Padre se ha pronunciado en numerosas ocasiones no sólo contra la pena de muerte, sino también «contra la muerte por pena y contra la pena hasta la muerte». Tampoco hay que olvidar las «presiones» internacionales que tanto la Iglesia como el propio Francisco han realizado a diversos organismos internacionales. Durante la 28ª sesión del Consejo de los Derechos Humanos sobre la pena de muerte, el observador permanente del Vaticano ante las Naciones Unidas pidió la «suspensión global del uso de la pena de muerte». También en una audiencia a una delegación de la Asociación Internacional de Derecho Penal celebrada en Marzo, el Papa reiteró el primado de la vida y la dignidad de la persona, reafirmando la condena absoluta de la pena de muerte, que «para un cristiano es inadmisible».

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Comentarios
2 comentarios en “El Papa, galardonado por su lucha contra la pena de muerte
  1. Bien por el Santo Padre. Pensar que hay quienes defienden la barbarie de la pena de muerte, habiendo hoy en día sistemas muy eficaces para la lucha contra el crimen y siendo totalmente injustificable.

  2. «el Papa reiteró el primado de la vida y la dignidad de la persona, reafirmando la condena absoluta de la pena de muerte, que “para un cristiano es inadmisible”.

    De lo cual se deduce que Dios es anticristiano, porque Él sí admite la pena de muerte.

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