Robert Finn fue el primer prelado de la Iglesia católica de EE UU en ser declarado culpable en un escándalo sexual. Tres años después, el Papa Francisco le destituye como Obispo de Kansas City.
La Santa Sede ha informado hoy de la renuncia de Robert W. Finn de conformidad con el Canon 401.2 del Código de Derecho canónico, esto es, por razones de salud o motivos graves. Robert Finn, el obispo de Kansas City, fue declarado culpable en 2012 de encubrir los actos de pedofilia de uno de los curas de su diócesis, el padre Shawn Ratigan, en cuyo ordenador se encontraron fotografías de menores desnudas. Finn se convirtió así en el primer prelado de la Iglesia católica en ser condenado por su relación con un caso relacionado con abusos de menores en Estados Unidos. Finn, de 59, que se enfrentaba a una pena máxima de un año de cárcel y una multa de 1.000 dólares dólares, finalmente fue sentenciado a dos años de libertad condicional. “Estoy agradecido de que la acusación y los tribunales hayan permitido que este asunto llegue a su fin. La protección de los menores es lo prioritario”, dijo el obispo minutos antes de conocer el veredicto. Además fue condenado a crear un fondo de 10.000 dólares destinado a ayudar económicamente a los menores víctimas de abusos sexuales y a iniciar un programa para asesorar a los miembros de su comunidad a detectar signos de abusos a menores. En diciembre de 2010, Ratigan, que impartía clases en una escuela católica de primaria de Kansas, llevó su ordenador a reparar. Cuando el técnico descubrió que el disco duro estaba repleto de fotos de genitales de menores y de niñas desnudas, informó inmediatamente a los oficiales de la diócesis. El obispo, a quien, según la fiscalía, Ratigan había confesado sus problemas con la pornografía infantil y que en mayo de ese año había recibido una carta del director del colegio alertando de que en una ocasión aquél había llevado sobre su regazo a una de las alumnas en un viaje en autobús y que solía animar a los niños a que rebuscaran caramelos directamente de sus bolsillos, decidió únicamente trasladar al sacerdote a un convento y ordenarle verbalmente que se mantuviera alejado de los menores. Ratigan, sin embrago, continuó durante cinco meses más tomando fotografías de menores desnudas, hasta que los oficiales de la diócesis alertaron a las autoridades sin contar con la autorización de Finn. Finn es uno de los obispos norteamericanos más activos en la promoción de la Forma Extraordinaria del Rito Romano, y cedió el Oratorio de San Patricio, el más antiguo de la ciudad, al Instituto de Cristo Rey Sumo Sacerdote. Desde su condena penal en 2012, muchos católicos americanos pidieron al Papa un nuevo obispo para Kansas City. El pasado mes de septiembre la Santa Sede inició una investigación sobre su diócesis, y en noviembre el Cardenal O`Malley, emblema de la lucha contra la lacra de la pedofilia, afirmó que el Vaticano «tiene que tratar el tema de Kansas City con urgencia». 
Ayuda a Infovaticana a seguir informando
Ya se han quitado los enemigos de la Iglesia a un obispo peligroso para ellos con la arma de destrucción masiva de la pederastia.
Si los defensores de la tradición y de la Sagrada Liturgia han de ser estos tipejos, mal servicio hacen. Este Obispo ha actuado de manera repugnante y ha recibido el justo castigo. Mucho ropaje y pompa pero aunque la mona se vista de seda…
Por favor, no empecemos con lo de siempre. A ese obispo habría que haberle destituido hace años.
Lo que es difícil de entender no es que se le haya «invitado» a dimitir, si no que esto haya tardado tanto, un encubridor de pedófilos no puede tener autoridad en la Iglesia ni un minuto, y no empecemos con el rollo de que si es conservador y que si está por la tradición, es un delincuente y no puede ejercer de obispo, punto.
«El Papa destituye al Obispo de Kansas City por proteger a un pederasta», nos dice el título de la notcia. Así cualquiera pensaría, que el motivo de la destitución sería el combate contra la pedofilía en la Iglesia y su encubrimiento. Muy bien entonces! Pero, ¿realmente es eso?
Pues vemos que por otro lado, el Cardenal Danneels, rey del encubrimiento de pedofilía en Bélgica, durante largo tiempo el paraiso para los pederastas en la Iglesia Católica, no solo, que no fue destituído del cardenalato, sino incluso promovido, por deso personal del mismísimo Papa Francisco, al Sínodo de Obispos sobre la familia (!).
Ahora, ¿cual es la diferencia entre los casos de Finn y Daneels?
1.) Finn en exactamente 1 caso tomó una decisión errónea e irresponsable, al no denunciar al padre Shawn Ratigan ante las autiridades civiles, como está establecido en el protocolo de acción de los obispos de EE.UU., sino que decidió únicamente trasladar al sacerdote a un convento y ordenarle verbalmente que se mantuviera alejado de los menores.
2.) Danneels durante decenios presidía el cartel de los obispos belgas del encubrimiento de curas e incluso obispos pedófilos. Incluso se llegó a imprimir por arte de la Iglesia belga material de instrucción colegial de inspiración y contenido claramente pedófilos. Quejas de los fieles fueron no solo desatendidas por el Cardenal, sino incluso bruscamente rechazadas como ataques a la línea progresista de los obispos belgas, que incluía una total apertura a los «logros» de la «revolución sexual» de los ’68.
¿Conclusión?
1.) Si eres progre, puedes hacer lo que te dé la gana, aunque sea encubrir los más abominables crímenes, pues el Papa Francisco tenderá su manto protector sobre tí.
2.) Pero si eres uno de aquellos, que se muestran públicamente reservas a las «novedades del espíritu» progresista, propuestas en nombre del progresista «dios de las sorpresas», cuídate de cometer un solo error, porque este nunca te será perdonado, sino que será utilizado para removerte de la faz de la tierra y por supuesto de cualquier cargo eclesiástico. Si tienes la osadía de querer «permanecer en la verdad» revelada o mostrar inclinaciones de respeto hacia la forma trdicional del rito romano, tienes que ser impecable y no cometer error alguno, aunque ni siquiera eso te asegura quedar a salvo, como lo demuestra la defenestración del Cardenal Burke, que no hizo nada erróneo.
Solo con verle como viste este tipejo es para sospechar de su talante parece que va de reyna madre con capa de cola y todo.
Has dado en el clavo «Esteban de Alemania» de acuerdo al 100% Es de vergüenza el doble rasero…
GloriaTV dice lo siguiente, todo lo contrario del titular:
«Thank You Bishop Finn: The Vatican has forced brave Bishop Robert Finn of Kansas City-Saint Joseph into retirement. The pretext for the move was Finn’s unjust conviction for allegedly having failed to report a suspected child pornography case of a priest. Because of his Catholic stances Finn was not popular in the Vatican. Catholic League’s Bill Donahue points out that in the case Finn contacted the authorities, though it had no legal mandate to do so and he ordered an independent investigation, even though there was no complainant.»
ciertamente es otra muestra de hipocresía farisaica que «misericordea» al primer error a obispos buenos, y hace la vista gorda con los Ricca, los Dannels, los Mahonney, los Tuchos Fernández, los Marx, los Casper y otros de piel de oveja y olor a lobo con piel de obispo…
Y el de Osorno de Chile, Juan Barros, sigue sin problemas.
Sobre la Confesión Sacramental:
Vsión del Santa Catalina de Siena:» Ella vio un día la belleza del alma en estado de gracia. Eso la hiza tan enamorada de las almas, que entendían la preciosidad de la Sangre de Jesús que nos limpia de todo pecado. ¡Qué hermoso es el sacramento de la confesión, la penitencia! Él Señor dice:
«En el momento en que se rescata un alma, es como si estuviera salpicada por la sangre de Jesús y no hay pecado que pueda resistir a este poder infinito de la salvación y la intercesión de esa Sangre que clama al cielo con más fuerza que la sangre del justo Abel! »
Santa Catalina tuvo siempre presente esta visión mística de la Sangre de Jesús y del fuego del Espíritu Santo. Era grande el sufrimiento que experimentaba a causa de las almas que iban a la la perdición.
Cuando los confesores asistían a almas impenitentes en la muerte, llamaban a la Santa y le decían: «Por favor, ruega para que esta alma se salve» Santa Catalina se postraba ante el crucifijo, y tras una durísima flagelación, oraba, obteniendo la salvación de estas almas».