Terminamos semana, otro sábado, pasados los idus de junio, y seguimos rodeamos de un mundo que se nos va desmoronando por por civil y por lo eclesiástico. Dos noticias se entrecruzan en la información de hoy, el encuentro del Papa Francisco con los ‘cómicos’ y su presencia en el G7. En las cortes de toda la vida no podía faltar un personaje poco considerado al que llamamos ‘bufón’. Nuestro diccionario lo define como «personaje cómico encargado de divertir a reyes y cortesanos con chocarrerías y gestos». Nuestro idioma, como los demás, es muy rico se sinónimos: cómico, payaso, gracioso, bromista, chocarrero, burlón, chufletero, hazmerreír, juglar, albardán.
Ayer tuvimos a los cómicos y a los G7, como noticia entorno al Papa Francisco. Los bufones escenifican, son personas con una inteligencia especial para decir las cosas de forma que provoquen la risa, los políticos se nos ponen estupendos y pretenden escenificar seriedad. Hay tantos momentos en los que es complicado saber donde estamos, nos cuesta distinguir sin nos están tomando el pelo o la cosa va en serio. Para ser un juglar hay que ser un artista, para ser político también, hay que captar la atención del respetable y llevarlo a tu molino, el cómico se alimenta de risas, el político de votos. Los dos saben que no va en serio lo que nos dicen, los dos buscan sus propios fines. Los cómicos no buscan nuestro mal, a los políticos les da lo mismo. El día de ayer se mezclan ambas cosas, teatrales las dos, nos quedamos con la nobleza del inteligente bufón y tendemos a ponernos en guardia de los complicados políticos.
Empezamos por lo serio, el Papa Francisco con los cómicos: “Ustedes son de los pocos que tienen la capacidad de hablar con personas muy diferentes entre sí, de diferentes generaciones y orígenes culturales”. “A su manera, unen a las personas, porque la risa es contagiosa. Es más fácil reír juntos que solos: la alegría abre el compartir y es el mejor antídoto contra el egoísmo y el individualismo». “Miro con estima a vosotros, artistas que os expresáis con el lenguaje de la comedia, del humor, de la ironía. “¡Cuánta sabiduría hay ahí!». ¿Podemos siquiera reírnos de Dios? ¡Y esto no es una blasfemia! Por supuesto, cómo jugar y bromear con las personas que amamos». “Se puede hacer, pero sin ofender los sentimientos religiosos de los creyentes, especialmente de los pobres”.
Pasamos a la presencia del Papa Francisco en el G7 presente en todos los medios. Justo antes de sentarse a la mesa, en la cena ofrecida por el presidente Mattarella, Meloni dijo a algunos de sus invitados que estaba «orgullosa al máximo» porque el Papa había aceptado estar allí: «Nos hizo el favor de acompañarnos». Meloni, que hasta ahora ha sido la gran estrella, como anfitriona del G7, dice que quiere ser «fiel entre los fieles». El bloqueo del tema del aborto denota una especial armonía entre ella y el Papa Francisco. En cuanto a la inteligencia artificial, el mero hecho de que el gobierno italiano haya confiado al padre Benanti la dirección de la comisión ad hoc, anteriormente confiada al laico Giuliano Amato, dice mucho.
El Papa Francisco es un personaje difícil de ubicar, predispuesto a aperturas, pero dispuesto a retroceder de repente y sin demasiadas dudas, incluso de forma clara, pero quizás demasiado a juzgar por los últimos acontecimientos. Las frases barriobajeras sobre los homosexuales son un cambio respecto a la posición expresada hace años. Incluso en otros casos, las tendencias liberales del Papa Francisco parece que se han atenuado abruptamente: para el diaconado femenino, por ejemplo, el pontífice había establecido comisiones de estudio que no condujeron a cambios reales.
Y pasamos a temas de fondo mucho más serios. Marian Eleganti, obispo auxiliar de Chur, nos cuenta lo que ha visto en el reciente documento sobre el primado. «En mi opinión, es un error considerar la aceptación de la primacía de jurisdicción papal católica por otros cristianos como un criterio para su validez y legitimidad y entender o ejercer el papado en consecuencia (de una manera nueva y diferente) que antes. No se puede degradar el oficio de Pedro hasta que sea aceptable para el mayor número posible de cristianos separados, pero ya no es lo que Cristo quiere que sea».
«El criterio es si, en su forma actual, corresponde a la voluntad y a la verdad del Evangelio, si sigue teniendo su fundamento en Cristo (es decir, en el derecho divino), y si su desarrollo y dogmatización a lo largo del tiempo se produjo en el Espíritu Santo o no. Siempre hemos estado convencidos de que el Espíritu Santo guía a la Iglesia a la verdad plena y la mantiene en la verdad, por eso se considera infalible». «La realidad, lo que se ha logrado hasta ahora, es decir, lo que Cristo quiso, no puede cuestionarse ahistóricamente según el lema «¡Volver al principio!»». «El factor decisivo debe ser la verdad o voluntad de Dios, no el consenso con hermanos separados. La cuestión es de carácter fundamental. Toca las raíces del catolicismo romano».
«Queremos un ministerio de unidad, pero sinodal, es decir, capaz de conquistar una mayoría y vinculante sólo si la mayoría de los interesados (es decir, todos los cristianos) han decidido en este sentido: el Papa como moderador y guía del sínodo, nada más, a lo sumo como testigo creíble, al que evidentemente también se le contradice». «Afirmar nuevamente que el papado es de derecho divino y humano, para relativizar histórica y críticamente su ejercicio jurisdiccional mediante este último añadido, significa para mí no creer en la Iglesia como institución divina».
Raymond J. de Souza en el Registro Católico Nacional también reflexiona sobre el primado. «La sinodalidad está de moda en Roma, pero nunca fue mencionada en Ut Unum Sint. Además, la sinodalidad hoy no produce unidad sino división. Las estructuras sinodales existen desde hace mucho tiempo y por lo tanto no es seguro que la sinodalidad siempre produzca división, pero ahora sí. El hecho de que el Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos proponga que una mayor sinodalidad conducirá a la unidad de los cristianos ignora importantes acontecimientos en el mundo cristiano». «La sinodalidad probablemente atraviesa la mayor crisis de su historia. La tarea urgente de los pastores cristianos es contener el daño, no ampliar su impacto. El documento de estudio habla de sinodalidad y primado en términos abstractos. La realidad del siglo XXI es la división, no la unidad».
«El documento ignora las realidades actuales y el Papa Francisco ha retrocedido dos pasos respecto del enfoque del Vaticano II. Primero con su destitución sumaria de obispos, los cristianos ahora separados de Roma probablemente no estarían entusiasmados con una primacía papal que pueda despedir a los obispos como si fueran subordinados locales. El segundo con su decisión de que el gobierno puede ser ejercido por laicos, lo que significa que la autoridad no proviene del cargo de obispo, sino de una delegación del Papa». «La idea de que la autoridad deriva de un mandato papal y no de la participación en la sucesión apostólica es un paso atrás enorme del Vaticano II. Es poco probable que un enfoque tan retrógrado del ejercicio del oficio papal resulte atractivo para otros cristianos.
Y terminamos con un interesante artículo que nos ofrece Tosatti sobre la gracia y el libre albedrío. «¿En qué sentido dice que “sin mí nada podéis hacer”? Por otro lado, también nos pide que hagamos uso de los talentos que hemos recibido, sin enterrarlos por temor a utilizarlos mal o desperdiciarlos. La dotación es ciertamente diferente de persona a persona (cada uno es llamado de manera especial: por Dios no somos clones). Para algunos de los límites objetivos (físicos o intelectuales) pueden ser el medio por el cual el plan divino, desconocido para nosotros». ¿Puede el Mal convertirse en parte del plan de Dios? Somos los sarmientos de la vid y damos fruto porque estamos conectados con el Señor. Las que dan fruto, el Señor las poda para que den aún más, mientras que las que están secas las corta y las echa al fuego eternamente».
«La Providencia llega también a aquellos a quienes juzgaríamos mal: el hijo pródigo que despierta la envidia de su hermano mayor, la adúltera que escandaliza al fariseo, la cananea que es curada, el publicano que es juzgado por otro fariseo malévolo… Publicanos y prostitutas precederán en el Reino de Dios a muchos «justos» satisfechos de sí mismos que no sienten la necesidad de ser perdonados por Dios y su misericordia, porque ya están magníficamente satisfechos».
«Sea vuestro lenguaje: «Sí, sí»; «no, no»: que lo que pasa de aquí viene del Maligno».
Francisco, blasfemo. De Dios nadie se ríe.