Seminarios II

|
SEMINARiOS II
Queremos, en primer lugar, recordar algún caso de seminario “rígido” desaparecido,
como el de la diócesis de Ciudad del Este en el Paraguay, dirigido por mi gran amigo el P. Víctor
Sequeiros que llegó a tener 200 seminaristas, con el obispo Livieres, misericordiado y
destruido por la tiranía vaticana.
Queremos recordar al floreciente seminario de la diócesis de Frejus-Tolon que contaba
con un centenar de seminaristas cuando fue misericordiado sin misericordia por Francisco que
prohibió 10 ordenaciones sacerdotales y diaconales burlándose de las expectativas de los
ordenandos y sus familias, situación que se destrabó en forma parcial con la designación de un
coadjutor. Recordamos el comentario de ese gran obispo que es monseñor Rey: “hemos
cometido errores y estamos arrepentimos, pero hemos hecho cosas. Quien no hace nada,
como esas diócesis francesas sin seminarios, no se equivocan”. No se equivocan los obispos de
Carcasona donde desde 2006 no hay ordenaciones, ni de Pamiers donde la última fue en el
2011, ni de Aire y Dax, donde no hay desde 2012. Por si Rey nos lee le pasamos un dicho que
se difunde en Buenos Aires: “Errar es humano, perseverar en el error es bergogliano”
Aquí en la Argentina, entre los “rígidos” del Instituto del Verbo Encarnado (IVE), se
anuncian este año ocho ordenaciones, que muestran su resistencia a una persecución
constante. Pensemos que los sacerdotes de esa congregación pueden vivir bajo las bombas de
Gaza, pueden subsistir en el frío de Islandia y hasta tienen desde hace poco un obispo en la
sufrida Ucrania, pero no pueden tener un espacio en la Ciudad de Buenos Aires, bajo el
gobierno de un cuervo que hasta convierte a su catedral en un gran comedor.
Queremos confrontar el anémico catolicismo argentino encabezado por jerarcas
lamentables, que ojean, pero no ven su triste realidad, en la que se mueven gustosos e
hipócritas, confundiendo su misión con una política de baja estofa, mezcla de misas, comités y
unidades básicas, con otro catolicismo de hoy, que muestra que lo mejor, también es posible,
a pesar de negativas circunstancias: el catolicismo de Vietnam, tolerado por un gobierno
comunista.
En ese pequeño país de Asia, se vive el ejemplo de sus mártires y de ese santo que fue
el cardenal Francisco Javier Nguyen van Thuan, quien espera su beatificación. Esta
ejemplaridad es la que nutre a un catolicismo viril, sacrificado, valeroso, que se expresa en
estos números: cristianos: 9 millones 600 mil, de los cuales 6 millones 800 mil, son católicos, el
7,4% de la población del país, atendidos por 4.500 sacerdotes 2.300 religiosos y casi 15.000
monjas. Y en formación para el reemplazo: 3.200 seminaristas mayores. Además, hoy,
seminaristas de Vietnam llegan a Francia para llenar vacíos por ausencia de aspirantes galos y
este es otro signo de la grandeza de la Iglesia de siempre: el país asiático muestra su gratitud a
los misioneros franceses que un día abandonaron su familia y su patria, para evangelizar en
serio esa lejana nación.
Queremos denunciar la mentira de María Nöllmann en su artículo de ayer “Iglesia en
crisis. La de las vocaciones obliga a los seminarios a reinventarse” donde sostiene cosas
inverosímiles, como cuando se hace eco de las palabras del sacerdote Larrosa: “En las cosas de
Dios no es bueno guiarse solo por la cantidad. Los seminarios más integristas a menudo están
llenos, a fuerza de ofrecer una visión en la que casi el único modo de ser generoso con Dios y
con la causa del Evangelio es siendo sacerdotes o consagrados”. Y este pobre infeliz, rubrica su
mentira con un pretendido chiste “es enriquecedor que haya tanto curas de sotana como
curas de chancleta”. Otra vez la Biblia junto al calefón, colocados por este cura de chancleta,
​ignorante del valor de la sotana, un hábito que identifica y a la vez protege a quien la lleva con
legítimo orgullo.
Basta ver la diferencia entre el episcopado de Bielorrusia, vestido con especial
dignidad y nuestro episcopado donde abundan las chombas y camisetas. Una foto comparativa
muestra más que mil palabras la diferencia entre la sotana y las chancletas. En el bielorruso,
tan digno, ninguna chancleta, en el nuestro tan indigno, ninguna sotana.
El artículo de “La Nación” también acoge la palabra de un sacerdote de San Isidro “que
prefiere resguardar su identidad” o sea no tiene el valor de dar la cara, a quien preocupa más
que la falta de vocaciones en los seminarios diocesanos, “es que el fenómeno tenga una
contracara en los seminarios de las congregaciones religiosas más conservadoras del país,
estos grupos, que son minoritarios dentro de la Iglesia, actualmente no tienen problemas de
vocaciones. Algunos, incluso, crecen… Me preocupa que en estos lugares, con estructuras muy
rígidas, haya más pibes, porque estas congregaciones muchas veces pueden funcionar como
refugio de personas que por alguna razón quieren escapar de la sociedad o pasan un momento
de vulnerabilidad”.
Este cauto sacerdote, quien, como su ordinario, ojea, pero no ve la realidad de esos
seminarios de “rígidos”, de prófugos de la sociedad, de pobres vulnerables, como los acusa sin
conocerlos. Si visitara alguno del IVE o alguna casa de formación de las Servidoras del Señor y
de la Virgen de Matará, sin los prejuicios que le nublan la inteligencia, vería que están repletos
de personas normales, virtuosas, alegres, libres y fervorosas.
Ante la debacle de los seminarios, Francisco no nos propone como modelo aquellos
que funcionan bien, sino nos invita a “soñar juntos”, olvidando la enseñanza de Calderón de la
Barca:
“Yo sueño que estoy aquí
de estas prisiones cargado
y soñé que en otro estado
más lisonjero me vi.
¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción
y el mayor bien es pequeño;
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son” (La vida es sueño, Espasa Calpe, Madrid, 1978, n°1200, p. 74)
Por todo esto nos indigna el espíritu cerrado y tendencioso de una cacatúa “católica”,
que escribe un artículo, lleno de acusaciones, sin dar espacio para hablar y defenderse a los
acusados.
Buenos Aires, junio 28 de 2024. Bernardino Montejano
Comentarios
3 comentarios en “Seminarios II
  1. Esperar que el destructor Bergoglio haga algo para que haya más seminaristas es una locura. Véase la destrucción de los Franciscanos de la Inmaculada, las diócesis que ha comisiarado o destruido, lo que hay que hacer es lo contrario. Comisario a los Heraldos del Evangelio. Nombró a un cardenal brasileño y él no encontró nada digno de la destrucción bergogliana. Tienen hasta 350 jóvenes esperando la muerte de Bergoglio para que puedan ser ordenados. A mí parecer, los cardenales que lo promevieron en el cónclave de 2013, y no todos eran Sangalianos, deberían de hacer mucha penitencia. Si no la hacen en esta vida, la tendrán que hacer en el purgatorio, y Dios no quiera que sea en el infierno. ¡Cuantas confesiones y Santas Misas se hubieran celebradas si no fuera por este Papa Destructor y sus paniaguados?

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *