El Ramadàn y el orgullo, Medjugorje, Papa Francisco y las vocaciones sacerdotales y religiosas.

Nos encontramos entre el final del ramadán, con especiales medidas de seguridad en Roma y alrededores, y la celebración del «mes del orgullo».

Este domingo el canal uno de la televisión pública italiana retransmitirá un especial sobre Medjugorje ,  mañana meteremos la conexión para poderlo visualizar.

Nuestra reflexión de hoy se centra sobre dos noticias  que hablan sobre la vida religiosa y las vocaciones en los seminarios. El Papa Francisco habla de la nostalgia del pasado que no puede hipotecar el futuro y sobre el miedo a  los cristianos que no quieren cambios.

Según los datos que aporta un interesante artículo tomados del Anuario Pontificio, en el pontificado de Juan Pablo II se duplicó el número de seminaristas pasando poco más de 60.000 a más de 120.000. El pontificado de papa Benedicto XVI continuó esta tendencia. Desde el año 2012 los datos de seminaristas aportados oficialmente indican que ha iniciado un descenso. El crecimiento de estos últimos decenios se ha debido sobre todo al aumento de seminarios en África y América y al desarrollo de los nuevos movimientos religiosos. En Europa es muy difícil que se produzca un descenso porque casi hemos entrado en la línea de la desaparición de las vocaciones religiosas y sacerdotales. Los datos indican que el descenso ha iniciado también en las nuevas canteras vocacionales .

 La situación actual de seminarios y noviciados, sobre todo en los países de Antigua tradición cristiana, es un fenómeno muy complejo y que no es fácil analizar en pocas líneas pero que sin duda es el elemento más trascendente de la situación que estamos viviendo. En los años 70 y 80 se produjo una gran disminución de las vocaciones sacerdotales y religiosas que no se sintió tanto porque todavía había un gran número de efectivos con una edad media aceptable que hicieron que el golpe se sintiera mucho menos. Ahora nos encontramos en otro escenario, los que en los años 80 tenían entre 40 y 50 años , en el caso de vivir,  son hoy más que octogenarios. Los alarmantes datos de una nueva disminución son el síntoma de una crisis sobre la crisis cuyas consecuencias veremos en el próximo decenio.

 El objetivo único de la iglesia, la razón de su existencia, es hacer presente la persona y el mensaje de Jesucristo en medio de nuestro tiempo. Esto es algo que no podemos perder nunca de vista , todo lo demás, actividades recreativas, culturales, museos, caridad, ecología, acogida a emigrantes, presencia en el mundo científico y cultural… no son fines en sí mismo, son un instrumento para alcanzar el fin fundamental que es acercar a Dios y predicar el evangelio a los hombres de hoy. Si la sal se vuelve sosa….

Buena lectura.