Grupos LGTB ‘católicos’ cargan contra ‘Dignitas infinitas’ y acusan al Vaticano de «apoyar y propagar ideas que conducen a daños físicos»

Víctor Manuel Fernández Víctor Manuel Fernández
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La reciente Declaración del Dicasterio para la Doctrina de la Fe ‘Dignitas infinitas’ ha sentado como un jarro de agua fría dentro del lobby rosa infiltrado dentro de la Iglesia católica.

La contundente Declaración de Tucho Fernández sobre cuestiones como la ideología de género o la transexualidad ha sido recibido como un «latigazo» según reconocen públicamente algunas caras visibles del lobby LGTB.

Francis DeBernardo, Director Ejecutivo de ‘Ministerio New Ways’, ha emitido una feroz declaración contra el nuevo documento. DeBernardo dirige una organización que se autodefine como «católica que educa y aboga por la equidad, la inclusión y la justicia para las personas LGBTQ+, equipando a los líderes para construir puentes de diálogo dentro de la Iglesia y la sociedad civil». La presidente de esta organización es la controvertida religiosa Jeannine Gramick, que fue condenada por Benedicto XVI por sus escritos y enseñanzas heterodoxas y posteriormente fue ‘rehabilitada’ por el Papa Francisco.

Para esta organización heterodoxa que hace lobby dentro de la Iglesia por cambiar las enseñanzas morales de la Iglesia en no pocas cuestiones de índole sexual, la reciente Declaración del Vaticano -aprobada por el Papa Francisco- «falla terriblemente al ofrecer a las personas transgénero y no binarias una dignidad humana no infinita, sino limitada«.

Críticas a los autores de la Declaración Dignitas infinitas

Aseguran que el documento se basa en la «teología obsoleta del esencialismo de género que afirma que la apariencia física de una persona es la evidencia central de su identidad de género natural. Esta perspectiva fisicalista encadena al Vaticano a la creciente conciencia de que el género de una persona incluye los aspectos psicológicos, sociales y espirituales naturalmente presentes en sus vidas». Siguiendo esa argumentación, no dudan en contradecir las enseñanzas de la Iglesia y aseguran que «la identidad de género se basa en el descubrimiento de para quién nos creó Dios a cada uno de nosotros, teniendo en cuenta otros factores además de la apariencia física del cuerpo».

Este grupo critica que el documento no defiende correctamente la dignidad humana «por su asombrosa falta de conciencia sobre las vidas reales de las personas transgénero y no binarias«. Arremeten directamente contra Víctor Manuel Fernández porque los autores del texto no han escuchado «atentamente la experiencia vivida por personas que descubrieron, a menudo después de viajes dolorosos y tortuosos, que Dios los creó naturalmente con una identidad de género más allá de las expectativas sociales, generalmente basada en la apariencia física».

Por si fuera poco, critican que la Declaración de Roma «categoriza arrogantemente la inclusión LGBTQ+ como un fenómeno occidental impuesto de manera colonialista a otras culturas, los autores ignoran el hecho antropológico«.

Además, acusan sin tapujos al Vaticano de «apoyar y propagar ideas que conducen a daños físicos reales a personas transgénero, no binarias y otras personas LGBTQ+«. Según esta organización, «son perjudicados por la misma violencia que este documento condena en formas económicas, psicológicas, espirituales, sociales y, lo que es más trágico, físicas, lo que provoca graves daños que a menudo conducen a la muerte».