¿Qué hay detrás de la insólita decisión del obispo de Barbastro con Torreciudad?

Ángel Pérez Pueyo, obispo de Barbastro Ángel Pérez Pueyo, obispo de Barbastro
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«Sorpresa» y «perplejidad» son las palabras más repetidas entre los miembros de la prelatura que recibieron la noticia con asombro y tristeza.

Son muchos quienes no entienden que si el santuario de Torreciudad, que lleva funcionando así desde 1975 y es un lugar de abundantes gracias espirituales, deba ser intervenido ahora por el obispo de Barbastro, monseñor Ángel Pérez Pueyo. Pero vayamos por partes.

El santuario de Torreciudad fue levantado por iniciativa de san Josemaría. El fundador de la Obra, natural de Barbastro, cuando tenía 2 años, fue llevado por sus padres a la ermita de Torreciudad para agradecer la curación de una grave enfermedad. El emblemático santuario ubicado en un paraje espectacular, fue levantado con el dinero y aportaciones de personas del Opus Dei. En los inicios, por indicación del fundador, muchos miembros de la Obra se metieron en otro trabajo remunerado con el fin de destinar ese segundo suelo para costear las obras del santuario.

Desde su inauguración en 1975, el rector del santuario (propiedad de una Fundación canónica vinculada a la prelatura) ha sido siempre un sacerdote de la Obra nombrado por el prelado. En el año 2021, fue nombrado rector del santuario Ángel Lasheras en sustitución de Pedro Díez-Antoñanzas, que se incorporó en octubre de 2016.

Sorprendentemente, el obispo Ángel Pérez Pueyo pidió una terna al Opus Dei para nombrar un nuevo rector a pesar de que el sacerdote gallego solo lleva dos años al frente de Torreciudad. Aunque la prelatura pidió tiempo y diálogo, de manera arbitraria y unilateral, el obispo ha decidido destituir a Ángel Lasheras y ha nombrado como rector a un sacerdote de la diócesis como nuevo rector.

¿Dónde está el espíritu sinodal en esta decisión? Es lo que muchos se preguntan. El Opus Dei desveló en su comunicado que llevan tiempo de negociaciones con el obispado «con el fin de iniciar un trabajo conjunto -que no ha concluido- para preparar unos nuevos estatutos, con objeto de erigir Torreciudad como santuario diocesano y establecer un convenio de atención pastoral con la diócesis». La prelatura reconoce que «ese trabajo conjunto, aunque desarrollado en un clima de mutua colaboración, no ha estado exento de dificultades de comprensión y de interpretación por parte de la diócesis».

El propio rector de Torreciudad, Ángel Lasheras, ha reconocido a Religión Confidencial que el obispo ni siquiera le ha llamado para comunicarle la noticia. Envió al sacerdote que ha nombrado como nuevo rector para que le entregase en mano la carta a Ángel Lasheras. Si la decisión ya de por sí es insólita y poco sinodal, el trato y ninguneo del obispo al rector tampoco parece estar muy en la línea del Papa Francisco.

Motivación económica

Torreciudad es el ejemplo del modelo de santuario que todo obispo querría para su diócesis. No podemos perder de vista que la diócesis de Barbastro agoniza, no solo económicamente, sino también pastoralmente. No hay vocaciones y la edad de los escasos sacerdotes de la diócesis es muy elevada.

La falta de vocaciones provoca que muchos sacerdotes no se jubilen y sigan atendiendo parroquias para poder cubrir las necesidades pastorales que requiere una diócesis tan rural como la de Barbastro. Además, durante estos últimos años la diócesis ha incardinado a numerosos sacerdotes de fuera de España para atender cada uno 15 o 20 parroquias en zonas del Pirineo como Aínsa, Bielsa, Benasque o Benabarre.

Torreciudad es un enclave importante para el Opus Dei. Además de las actividades que se organizan allí habitualmente, la temporada de Semana Santa y verano son momentos de mucho trasiego en el santuario y sus alrededores gracias a la movilización de miembros de la Obra que acuden allí a vivir la Semana Santa, pasar unos días de retiro o el periodo estival. Pero el obispo de Barbastro debería saber que muchas de estas personas no van allí por ver los millones de ladrillos que componen el santuario sino porque la atención espiritual del mismo está encomendada a sacerdotes de la prelatura.

Fondo de 30 millones de euros

Hace unos años, el Patronato de Torreciudad y la Fundación Cárdenas Rosales elaboraron un plan estratégico para los próximos 10 años con el que adecuar la oferta religiosa, social, turística y económica de este centro mariano a los nuevos tiempos.

Para financiar las actividades de futuro, los promotores del plan decidieron crear un fondo de dotación que permita asegurar su sostenibilidad financiera con una dotación de 35 millones de euros. De estos, cinco se destinarán a infraestructuras y actuaciones en breve plazo. Con los otros 30 se pretende instituir un remanente cuyos rendimientos se utilizarán para proyectos de futuro.

El director que llevó a cabo este desarrollo del plan estratégico, Antonio Quintana, señaló al Heraldo de Aragón que los objetivos pasan por aumentar el número de peregrinos y reforzar la visión universal de Torreciudad, generando a la vez mecanismos que garanticen la suficiencia económica y la sostenibilidad del santuario, ubicado en Secastilla (Ribagorza).

Por su parte, la Fundación Cárdenas Rosales explicaba en su página web cuando nació esta idea, que «se propone, principalmente, conseguir un fondo de dotación económica que, mediante una gestión adecuada, permita al Santuario de Torreciudad contar a largo plazo con una financiación estable de las actividades que en él se realizan».

De esta manera este Proyecto contribuirá a dar continuidad a esas actividades y redundará en multiplicar el numero de beneficiarios, su pluralidad internacional y el servicio social extraordinario inherente en cada una.

«La Fundación Cárdenas Rosales ha firmado un Convenio de Colaboración con el Patronato de Torreciudad, que da cauce a una relación estable y comprometida entre ambas entidades».

Dicho fondo está operativo y hace de Torreciudad que sea un lugar rentable y sostenible por si mismo gracias a esta campaña que se lanzó hace unos años y en la que colaboraron con donativos muchísimas personas vinculadas al Opus Dei. ¿Se atreverá el obispo a adueñarse de todo esto?

La sombra del motu propio

Otras fuentes apuntan a este medio que además de la motivación económica que hay detrás de adueñarse de Torreciudad, no se puede perder de vista que esta decisión también estaría motivada por el motu proprio del Papa Francisco Ad charisma tuendum.

Mover la prelatura del Dicasterio de los Obispos al del Clero ha sido entendido por muchos como un intento por dejar claro que el Opus Dei no es una diócesis. De ahí también la decisión del Papa de dejar por escrito que el prelado nunca más será obispo.

Fuentes próximas al obispo Pérez Pueyo señalan a este medio que la decisión extraña e insólita que ha tomado está coordinada y apoyada desde Roma vía Barcelona.

El Opus Dei parece decidido a dar la batalla hasta el final en esta causa aunque lo cierto es que en caso de conflicto será necesaria la mediación del Vaticano en este asunto y la prelatura tiene todas las de perder. Estas fuentes señalan que Pérez Pueyo no habría dado este paso sin el consentimiento y apoyo de importantes purpurados cercanos a Francisco como Omella o Ghirlanda.

Además, estas fuentes consultadas señalan que el hecho de que en el comunicado del obispado de hable tanto de la «sinodalidad» sería un claro gesto de referencia a que la decisión viene amparada y protegida por Roma.

Esta decisión del obispo de Barbastro puede sentar un peligroso precedente: un obispo que se entromete en la autonomía de una Institución (la prelatura del Opus Dei) para gestionar el clero ajeno a su responsabilidad.