La Conferencia Episcopal alemana y su “camino sinodal” hace ya tiempo que nos tiene perplejos por sus heterodoxas propuestas, recientemente calificadas de heréticas y apóstatas por los cardenales Gerhard Müller y Walter Brandmüller respectivamente, pero en los últimos meses pareciera que la “infección alemana” se va extendiendo rápidamente por ciertos sectores de la Iglesia, a juzgar por las frecuentes declaraciones de un número considerable de prelados que se manifiestan en el mismo sentido que los alemanes. Podemos citar al respecto un buen número de ejemplos:
- En enero de este año hemos conocido que el liberal arzobispo de San Diego Robert McElroy, recientemente creado cardenal por el papa Francisco, en un ensayo publicado por America Magazine, considera que a los homosexuales y a las parejas divorciadas y casadas civilmente en estado objetivo de pecado, se les debe permitir recibir la Eucaristía, y que las mujeres deben ser admitidas al diaconado. McElroy llama a una “transformación” de la Iglesia a través del Sínodo (1).
- También en enero nos ha llegado la noticia de que el jesuíta James Martin, nombrado por el papa Francisco consultor del Secretariado Vaticano para las Comunicaciones y notorio por su abierta promoción del estilo de vida homosexual y su celebración de la homosexualidad como un gran “don” para la Iglesia, defendió en Twitter el “matrimonio” homosexual como legal y legítimo (2).
- El pasado mes de diciembre nos enteramos de que el Cardenal Jozef De Kessel, presidente de la Conferencia Episcopal belga, defendió en Roma, durante la visita ad limina de los obispos flamencos, la bendición de las parejas homosexuales que dichos obispos habían aprobado anteriormente (3).
- El pasado noviembre supimos que el presidente del Instituto Juan Pablo II de Estudios sobre el Matrimonio y la Familia, Philippe Bordeyne, hablando para La Croix, diario no oficial del episcopado francés, defendió la bendición de las parejas del mismo sexo argumentando que “nadie puede ser privado de la bendición de Dios” (4).
- El mismo mes tuvimos conocimiento de que el obispo John Arnold de Salford (Gran Bretaña) confirmó en declaraciones a LifeSiteNews que los obispos ingleses seguirán promoviendo las “Misas LGTBI”, de acuerdo con el “informe sinodal” del episcopado de Inglaterra y Gales (5).
- En octubre, el Cardenal Jean-Claude Hollerich, arzobispo de Luxemburgo, presidente del episcopado europeo y relator general del Sínodo de la Sinodalidad, en una entrevista concedida a L’Osservatore Romano, abogaba por bendecir las parejas homosexuales y por un evangelio “sin normas ni prohibiciones” (6).
- Retrocediendo un poco en el tiempo, en el mes de agosto, el obispo John Dolan fue instalado como nuevo obispo de Phoenix, Arizona, a pesar de su promoción de actividades LGTBI, incluyendo la celebración de una Misa en la parroquia de San Juan Evangelista de Hillcrest, en la que la homilía fue leída por una “drag queen” transexual (7).
- Deteniendo esta crónica en el pasado mes de junio, supimos que los franciscanos alemanes eligieron como superior de la orden al hermano Markus Fuhrman, de la Orden de los Hermanos Menores, que semanas atrás se había declarado públicamente homosexual, manifestándose a favor del fin del celibato y de la ordenación de mujeres (8).
- Y no podemos dejar de recordar que, entre los elevados al cardenalato en ese mismo mes de junio, encontramos a varios obispos declaradamente pro-LGTB, como Wilton Gregory de Washington D.C., el mencionado más arriba Robert McElroy de San Diego o el arzobispo de Manaus Ulrich Steiner (9).
La crónica podría seguir, pero creo que es suficiente como muestra del avance de la “infección” que está afectando a la Iglesia en todos sus niveles, ante lo cual cabe preguntarse qué papel debemos jugar los laicos. Pienso que, con todo el respeto que merece la jerarquía y el orden sacerdotal en general, y sin faltar al mismo, no es este un momento para callar.
La seriedad de esta situación viene puesta todavía más de manifiesto por el contenido de la carta recientemente dirigida por el papa Francisco al jesuíta James Martin en relación con la práctica de la homosexualidad, carta que ha sido objeto de comentario en todos los medios, en la que el papa afirma: “por supuesto que hay que tener en cuenta las circunstancias que disminuyen o anulan la culpa”, añadiendo: “y a quien quiera criminalizar la homosexualidad le diría que está equivocado” (10).
Con todo respeto, considero necesario puntualizar que la llamada “ética situacional”, derivada de la “nouvelle téologie” modernista, que defiende que las circunstancias pueden modificar la naturaleza de un acto, es contraria a la teología que la Iglesia siempre ha defendido. Santo Tomás afirma claramente que las circunstancias nunca pueden eliminar totalmente la culpabilidad de un pecado grave por un acto cuya condición de pecado grave es conocida y, sin embargo, se opta por realizarlo. En otras palabras, la naturaleza buena o mala de un acto no depende de las circunstancias, sino del acto mismo, y las circunstancias no pueden modificar esa naturaleza, sino simplemente atenuar o agravar la culpa que, en cualquier caso, sigue existiendo. Por otra parte, tal como nos recuerda el canonista Fr. Gerald Murray: “la Iglesia no reconoce ningún derecho a la homosexualidad que cualquier ley anti-sodomía pudiera infringir (…) El magisterio católico condena explícitamente la protección legal de la homosexualidad y niega que pueda ser considerada un derecho” (10).
Los laicos, en general, estamos acostumbrados a aceptar acríticamente lo que viene “de arriba”, y experimentamos cierto desasosiego ante la eventualidad de opinar críticamente en asuntos de la Iglesia. Nos olvidamos de que la Iglesia somos también nosotros.
El pasado octubre, el obispo Athanasius Schneider declaraba a LifeSiteNews: “La autoridad viene definida por sus límites, e incluso la obediencia se define por sus límites. La conciencia de estos límites conduce a la perfección en el ejercicio de la autoridad y en el ejercicio de la obediencia (…) La obediencia no es ciega ni incondicionada, sino que tiene límites (…) Cuando los que tienen autoridad en la Iglesia no cumplen fielmente su deber de custodiar y defender la integridad y la claridad de la fe católica y de la liturgia, Dios llama a los subordinados, incluso a los pequeños y a los sencillos, a compensar las deficiencias de los superiores mediante llamados, propuestas y correcciones, y, con gran fuerza, mediante sacrificios vicarios y oraciones” (11).
Sacrificios y oraciones, por supuesto, pero también, con todo respeto y serenidad, decir las cosas claras. Probablemente muchos sacerdotes están en este momento desconcertados y temerosos de poner de manifiesto con claridad sus opiniones. Es necesario manifestarles nuestro apoyo sobre la base de la recta doctrina y de la fidelidad al Magisterio de la Iglesia, del mismo modo que es necesario corregir, cuando sea necesario y con el debido respeto, aquellas actitudes que se apartan de la ortodoxia.
Pedro Abelló
FUENTES:
2. https://www.pillarcatholic.com/cardinal-mcelroy-pope-francis-and-the-synod/
4.https://www.infocatolica.com/?t=noticia&cod=45051
5. https://www.infocatolica.com/?t=noticia&cod=44446
6.https://www.churchmilitant.com/news/article/flemish-bishops-publish-gay-union-liturgy
8.https://infovaticana.com/2022/11/21/los-obispos-ingleses-seguiran-promoviendo-las-misas-lgtbi/
9.https://www.infocatolica.com/?t=noticia&cod=44741
12.https://www.lifesitenews.com/news/pro-lgbt-bishop-takes-over-as-head-of-phoenix-diocese/
16.https://www.infocatolica.com/?t=noticia&cod=44303
18.https://www.churchmilitant.com/news/article/pope-offers-escape-clause-on-homosexuality
Ayuda a Infovaticana a seguir informando
Dice la Biblia: «Os ruego, hermanos, que os guardéis de los que suscitan divisiones y escándalos contra la doctrina que habéis recibido; apartaos de ellos, pues esos tales no sirven a Nuestro Señor Jesucristo,» (Rm, 16,17-18)
Debemos apartarnos de de los errores del Papa Francisco, de Hollerich, Marx, y compañía, y perseverar en fidelidad a la Iglesia Católica y al magisterio pontificio bimilenario.
¿También de los tuyos?
Claro, troll. Si los cometiese, también. Pero Sacerdote mariano no difunde errores (de ahí la enfermiza obsesión que usted tiene con él).
La Biblia dice «apartaos de ellos» no solo de sus errores.
Algunos atacan al Papa Francisco por sus errores pero alaban al Cardenal Müller que negó la Transubstanciación y la Virginidad de María. A eso se le llama hipocresía. Va a haber un cisma y se producirá, como todo cisma, contra el Pontífice de la Iglesia, que es Francisco.
«Algunos atacan al Papa Francisco por sus errores»
Corregir éstos no es atacarle. Es una obra de misericordia: corregir al que yerra, y una obra de caridad para con el prójimo para que no adhiera al error.
«…pero alaban al Cardenal Müller que negó la Transubstanciación y la Virginidad de María»
Transcriba usted un solo comentario publicado en esta página en el que alguien haya alabado al Card. Müller por negar la transubstanciación o la virginidad de la Santísima Virgen María.
«A eso se le llama hipocresía»
No, a éso no se le llama hipocresía: a lo de usted se le llama calumnia.
«Va a haber un cisma…»
Ya lo hay, aunque no declarado formalmente.
«…y se producirá, como todo cisma, contra el Pontífice de la Iglesia, que es Francisco»
Claro: los sinodales gays alemanes le desobedecen con la excusa de que comparten ideología con él. Pero la unidad que hay que tener con el Sucesor de Pedro es en la Verdad, no en sus errores.
Me parece que no es misericordia precisamente lo que hay en general aquí respecto al Papa Francisco. Y me parece que sí hay hipocresía al alabar a un Cardenal hereje en un contexto de ataques inmisericordes contra el Papa, como efectivamente he visto por aquí en más de uno de los muchos comentarios erráticos y lamentables de Infovaticana. Pero sobre todo (esto es una apreciación personal, vale) lo que más abunda en los comentarios de Infovaticana son las tonterías, a secas.
Usted sí que es Tonto….pero tonto del tó, tonto del haba….rey León…ció!!!!
Usted sí que es tonto…pero tonto del tó,tonto del haba…rey León….ció!!!
`Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; guárda lo y arrepiéntete. Por tanto, si no velas, vendré como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré apocalipsis 3,3
Ladrones de la verdad
Lobos
Engañadores
Leoncio déjese de monsergas y lea lo que Lucifer les dirá a sus acólitos al llegar al averno; Ya sabemos que el destino nuestro es el arder para siempre, vagar con el peso enorme de nuestro propio cadáver, chapotear en el pantano pestilente de nuestra alma culposa.
Solo existen dos posiciones llegados a estos tiempos decisivos, o misticismo o cinismo, usted ha elegido lo segundo como tanto modernista que van hundiendo a la iglesia poco a poco hasta un pozo sin fondo. Yo no les arriendo la ganancia.
Mi querido y apreciado amigo, me parece que en este tiempo es bastante prudente y conveniente, contrariamente (una vez más) a lo que dicen los infovaticanos, quedarse un poco calladitos y no «hacer lío», como decía no recuerdo muy bien quién.
No podemos permitirnos un cisma, los católicos fieles deben permanecer en la Iglesia para luchar por ella contra el Enemigo que se ha infiltrado hasta los más altos cargos de la jerarquía. Oración, penitencia, Rosario, petición a Dios de que haga el milagro de la conversión de los lobos disfrazados de ovejas, y mantener la sana doctrina y la obediencia a Dios por encima de cualquier hombre, por muy encumbrado que esté. Recordemos las palabras de San Pablo en Gálatas.
8 Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema.
9 Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema.
10 Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo.
11 Mas os hago saber, hermanos, que el evangelio anunciado por mí, no es según hombre;
«creo que es suficiente como muestra del avance de la “infección” que está afectando a la Iglesia en todos sus niveles, ante lo cual cabe preguntarse qué papel debemos jugar los laicos».
Yo no veo que esto afecte para nada a la Iglesia, por la sencilla razón de que esta gentuza con su jefe a la cabeza están fuera de la Iglesia. No porque lo diga yo, Dios me libre, porque lo dice San Pablo, y lo repite: «Pero aun cuando nosotros mismos o un ángel del cielo os anunciara un evangelio distinto del que os hemos anunciado, ¡sea anatema!
Como lo tenemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os anuncia un evangelio distinto del que habéis recibido, ¡sea anatema!» (Gálatas 1:8,9).
No faltará la Mari Pili meapilas que diga que la Escritura la tiene que interpretar la jerarquía de la Iglesia; ciertamente así es, en aquellos casos en que sea necesaria la interpretación.
Sigue…
Aquí cabe aplicar aquello que tuvo que dejar claro el Tribunal Supremo Español, con el fin de evitar que algunos jueces, vía interpretación, hicieran de su capa un sayo. No le es lícito al juzgador, ni a nadie, desvirtuar el texto claro y preciso de una norma. Yo no soy teólogo, pero me parece clarísimo lo dicho por San Pablo, y que esta basura está enseñando un evangelio distinto lo sabe hasta un niño de teta. En cuanto a lo que hay que hacer: ser descaradamente católico y no conformarnos en modo alguno con medias tintas ni con jerarcas tibios, que en cuanto vemos alguno que habla del pecado o menciona de pasada el infierno, aunque sea en versión light, ya lo colocamos en un pedestal. ¡Para poca salud ninguna!
La decadencia y la vergüenza a la que va siendo llevada la Iglesia, tiene dentro de sus murallas artífices y cómplices de todos conocida. No podemos ser ciegos ni avestruces. El demonio está muy activo y a punto de conseguir desfigurar a la Iglesia como nunca en la Historia, nos la muestra como una mujer perdida, sin nadie o muy pocos que la defienden.
Muy activos quienes reconocemos como esa «otra iglesia» de partidarios del lgtbi y otras sandeces, agenda 2030 o lo queráis llamar, cual nuevos arrios, luteros, julianos apóstatas, sacerdotes del templo, o cohermanos del iscariotes ora avanzan ora se mimetizan, ora encuentran inercia, ora se esconden en sofismas. NO HAY SOLUCION HUMANA. La Iglesia para salir de este asalto infernal, sólo con mártires, apóstoles de la denuncia y sobretodo, sobretodo oración y la Gracia Divina. No hay vuelta atrás, pero próxima está su derrota.
«Apartaos de ellos». Pero el caso es que es difícil apartarse de «ellos», porque dirigen puestos relativamente importantes en la Iglesia de Cristo. ¿Es la Iglesia actual responsable de esta «infección» modernista o se trata de «ovejas negras» puntuales que existen hasta en las mejores familias?. Esta sería la pregunta clave, porque dependiendo de la respuesta, nos podríamos encontrar en un callejón sin salida. Si la Iglesia está en contra, ¿Por qué no amonesta a estos descarriados?. No parece estar por la labor de esto último, piensen mis improbables lectores que el cardenal Groucho Marx presentó su dimisión al papa y no le fue aceptada o que el apóstol de los gaytiles tiene un puesto nombrado directamente por el papa y entra y sale del Vaticano como el aire por las columnas de la plaza de san Pedro. Cuando recibió al cardenal Batzig no le comentó nada, al parecer, del sínodo teutón, pues monseñor afirmó posteriormente que «No quiso decírmelo a la cara».
Todos estos lamentables personajes se han distinguido, aparte de por su heterodoxia, de ser firmes partidarios del actual pontífice. Entonces llegamos al momento clave ¿No estamos ante la postura oficial de la Iglesia?. ¿Por qué ni siquiera reciben la más mínima amonestación papal?. Porque congregaciones religiosas enteras han sido disueltas durante el pontificado y todas tenían en común su querencia por la tradición católica. Así pues, llego a la conclusión de que el papel de la Iglesia, en este momento es, en el mejor de los casos, el de «colaboradora pasiva» de esta infección demoníaca que la recorre. Esa infección es la misma que padeció san Pedro, cuando rodeado de enemigos, negó conocer a Jesucristo. Ahora, asediada por los poderes que dominan el mundo, no se atreve ni a defender la doctrina moral de la que es depositaria, sigue la corriente, bendice sodomitas y sodomías, relativiza el adulterio, pone ídolos amazónicos sobre los altares, etc…
Pero aún no hemos respondido la gran pregunta. Si bien la Iglesia es la responsable de todo lo que está sucediendo en su seno, ¿Debemos apartarnos de la Iglesia?. La respuesta es no. No podemos apartarnos de la doctrina de Jesús, pues nos va en ello la salvación de nuestras almas, pero si seguimos el consejo de «apartaos de ellos», lo que hay que hacer es, simplemente, ir con los sacerdotes ejemplares, los que se atienen a la doctrina católica y de los demás, pues eso, «apartarse», no ir a sus misas, salir de cualquier reunión en la que tomen la palabra, rebatir sus barbaridades y leer publicaciones libres de «infección», por ejemplo, Infovaticana.