El cardenal Müller se ha referido también a uno de los grandes males que aflige a la Iglesia contemporánea: los abusos sexuales.
El anterior prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el cardenal Gerhard Ludwig Müller, ha concedido una extensa entrevista al semanario Der Spiegel; entrevista en la que arremete contra el círculo de asesores del Papa Francisco – a quienes moteja de ‘aduladores’ – y manifiesta su pesadumbre por la deriva actual de la Iglesia católica.
En este sentido, ha reflexionado sobre la naturaleza de la misión del Pontífice, comprometida precisamente por ese círculo de aduladores con pulsiones progresistas: ‘Es el deber del Papa unificar la Iglesia en torno a la verdad y sería peligroso que cayese en la tentación de inclinar la balanza en favor de aquéllos que se ufanan de ser progresistas en contraposición con el resto de la Iglesia’.
Así, el Santo Padre, católico ortodoxo, estaría rodeado por un grupo de personas ignaras de las nociones teológicas fundamentales y que, además, invitan a aquél a pensar que su relación con la Iglesia puede ser la misma que la del General de los Jesuitas con los provinciales de la congregación: ‘Regir la Iglesia en su conjunto de acuerdo con las normas jesuíticas es simplemente inaceptable’, ha señalado Müller, que ha enfatizado la mentalidad ‘cortesana’ de los hombres cercanos al Pontífice.
Sobre los abusos sexuales
Asimismo, el cardenal Müller se ha referido a uno de los grandes males que aflige a la Iglesia contemporánea: los abusos sexuales. De acuerdo con él, éstos no deben presentarse como la consecuencia lógica del celibato, sino como una dramática realidad cuyas ‘causas estriban en el carácter depravado del abusador y no con su ministerio’.
En esta línea, ha vinculado los abusos sexuales a la homosexualidad: ‘Gracias a las estadísticas, en la Congregación para la Doctrina de la Fe gozábamos de una perfecta visión general. Algo más del 80% de las víctimas de abusos sexuales eran adolescentes masculinos, menores de 18 años. Desafortunadamente, estas estadísticas no van a ser tenidas en cuenta en la próxima cumbre sobre los abusos’.
Continuando con el razonamiento, se ha mostrado proclive a establecer un control más estricto de los seminaristas: ‘La visión de la Iglesia es clara. Quien no pueda controlarse a sí mismo no es elegible para el sacerdocio. Soy, además, de la opinión de que nadie nace homosexual. Nacemos como como hombres o mujeres’.
Mons. Müller tampoco ha desperdiciado la oportunidad de replicar al cardenal Walter Kasper, quien criticó cáusticamente el manifiesto de fe redactado por aquél unos días atrás. Así, ha señalado que Kasper juzgó el texto – cuyo objetivo radicaba en exponer la verdad de la Revelación en un tiempo de confusión – sirviéndose de las ‘gafas equivocadas’.