La conmovedora historia del niño que cayó en una piscina durante la beatificación de Álvaro del Portillo

Los médicos pensaban que no podría sobrevivir. Sus padres, sin embargo, se encomendaron a la intercesión de don Álvaro. 

El 12 de mayo la Iglesia celebraba la fiesta del Beato Álvaro del Portillo, sucesor de San Josemaría al frente del Opus Dei. Álvaro del Portillo fue beatificado el 27 de septiembre de 2014 en Madrid, en una ceremonia a la que acudieron miles de personas procedentes de distintas partes del mundo.

Entre los asistentes se encontraba la familia Salazar, de origen peruano, que decidieron acudir a Madrid para estar presentes en la beatificación del que fuera prelado del Opus Dei tras la muerte de San Josemaría. Durante su estancia en la capital española, y un día antes de que tuviera lugar la ceremonia de beatificación de don Álvaro, se produjo un incidente que les cambió la vida.

La familia Salazar, el matrimonio formado por Chana y Lalo y sus ocho hijos, se encontraban en casa de unos amigos en Madrid cuando notaron la ausencia del pequeño Francisco, el menor de sus hijos. Después de buscarle por toda la casa, finalmente se dirigieron a la piscina, donde encontraron al niño flotando cabeza abajo y totalmente inmóvil. Se había acercado a la piscina buscando uno de sus juguetes.

Cuando sacaron al pequeño de la piscina estaba inconsciente, totalmente blanco y sin responder a ningún estímulo. Su padre, al ver al niño en aquel estado, comenzó a llorar desconsolado y agitarle con fuerza sin resultado. Su madre se arrodilló junto al cuerpo del niño y comenzó a rezar a don Álvaro. «Don Álvaro, hemos venido aquí por ti, no nos puedes hacer esto», repetía la madre.

Mientras los presentes en la casa rezaban a don Álvaro, apareció un hombre que se encontraba trabajando en una vivienda cercana y que había escuchado los gritos. Se trataba de Rafael, peruano que había ejercido de bombero voluntario en su país y que comenzó a aplicar al niño los primeros auxilios, al tiempo que trataba de calmar a los padres.

Al cabo de unos minutos llegó la Policía y los servicios del SAMUR, que tardaron un cuarto de hora en reanimar al niño y lo trasladaron a la UCI del hospital de La Paz de Madrid. El niño había permanecido mucho tiempo inconsciente y los médicos temían que no pudiera recuperarse.

Sin embargo, al día siguiente, Chana escuchó cómo su hijo despertaba, decía «mamá» y a los médicos asegurar que evolucionaba favorablemente. «Es el poder de la oración», decía esta madre a sus conocidos.  A última hora del día, los padres recibieron una llamada del hospital que proporcionaba la noticia anhelada: el niño había salido de peligro.