Es el XXXVII Pontífice de la Iglesia. San Dámaso, de origen español, nació hacia el año 305. Su pontificado comprende desde el año 366 al 384. Fue diácono de la Iglesia de Roma durante el pontificado del Papa Liberio.
(Catholic.net)- Su elevación a la cátedra de Pedro no se vio exenta de contrastes debido a los enfrentamientos de los dos partidos contrapuestos. Pero los frutos de su pontificado no se dejaron esperar. Ignorando las amenazas imperiales, depuso a los obispos que se habían adherido al arrianismo y condujo a la Iglesia a la unidad de la doctrina. Estableció el principio de que la comunión con el obispo de Roma es signo de reconocimiento de un católico y de un obispo legítimo.
Durante su pontificado hubo una explosión de ritos, de oraciones y de predicaciones, con nuevas instituciones litúrgicas y catequéticas que alimentaron la vida cristiana. A la iniciativa de este Papa se deben los estudios para la revisión del texto de la Biblia y la nueva traducción al latín (llamada Vulgata) hecha por San Jerónimo, a quien San Dámaso escogió como secretario privado.
En estos años la Iglesia había logrado una nueva dimensión religioso-social, convirtiéndose en un componente de la vida pública. Los obispos escribían, catequizaban, amonestaban y condenaban pública y libremente.
En el año 380, con ocasión del sínodo de Roma, el Papa Dámaso expresó su agradecimiento a los jefes del imperio que habían devuelto a la Iglesia la libertad de administrarse por sí misma. Con esta libertad conquistada, los antiguos lugares de oración como las catacumbas se habrían arruinado si este extraordinario hombre de gobierno no hubiera sido al mismo tiempo un poeta sensible a los antiguos recuerdos y a las gloriosas huellas dejadas por los mártires. Efectivamente, no sólo exaltó a los mártires en sus famosos “títulos” -epigramas grabados en lápidas por el calígrafo Dionisio Filocalo-, sino que los honró dedicándose personalmente a la identificación de sus tumbas y a la consolidación de las criptas en donde se guardaban sus reliquias.
En la cripta de los Papas de las catacumbas de San Calixto, él añadió: “Aqui, yo, Dámaso, desearía fueran enterrados mis restos, pero temo turbar las piadosas cenizas de los mártires”. San Jerónimo sostiene que el Papa Dámaso murió casi a los ochenta años. Fue enterrado en la tumba que él mismo se había preparado, humildemente alejada de las gloriosas cenizas de los mártires, sobre la vía Ardeatina. Más tarde sus restos mortales fueron trasladados a la iglesia de San Lorenzo.
Publicado en Catholic.net.
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Qué bien, así que era español, pues muchas felicidades, que desde entonces España esté dando santos al mundo, para desmundalizarlo , pienso que por éso, el diablo la agarró con fuerza contra ustedes, no le ha gustado nadita la cantidad, ni la gran calidad de sus santos, !Y era Papa! Pues doble felicitación
Otros Papas de origen español, como Calixto III y Alejandro VI dejaron un recuerdo dispar.
Un saludo,
Gracias a ese santo Papa existe la Biblia. La Biblia no cayó del cielo. Fue escrita por los profetas y apóstoles, y hecha por la iglesia católica. Ante la figura del papa san Dámaso I y su gran obra y legado, la Biblia, los hernanos protestantes se vuelven optan por ser ciegos y sordos.
«Gracias a ese santo Papa existe la Biblia».
Hombreeeee, no exagere usted. A este Papa le debemos la traducción del griego -lengua en la que se proclamaba en la liturgia y que el pueblo ya no entendía- al latín.
La Biblia existe gracias a Dios, que «ha hablado desde antiguo por medio de los profetas y en la última etapa de la Historia nos ha hablado por medio del Hijo» (comienzo de la Carta a los Hebreos)
Se «depone» a los católicos?. En serio?, y esto ahora, no en los últimos 40 años por lo menos?
Un saludo,