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Otro viaje a Huesca, éste imprevisto

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Interrumpí mi descripción de mi viaje a Huesca porque se murió mi tío y tuve que ir a Barbastro. Eso significa recorrer media España hacia el norte. Antes de salir para coger el tren, me dio tiempo a poner mi artículo sobre los dubia y los cardenales que lo tenía escrito ya desde hacía días.
Me ha apenado no quedarme medio día más para pasear por mi querida ciudad natal. Al menos, he podido saludar a mucha gente que conocí en mi infancia y juventud.
Lo que más me ha alegrado ha sido leer los comentarios de tantos lectores a ese artículo sobre los dubia. Si mis palabras pueden traer paz y unión, me siento completamente recompensado. Devolver la tranquilidad a las almas sencillas, qué misión tan bonita. Y la paz sólo se puede fundamentar en la verdad. La verdad puede ser usada como arma, como piedra que se arroja. La verdad puede ser usada como medicina, como bálsamo.
En mi vida he aprendido a ver el orden sagrado que hay en la Iglesia. Eso no significa que los encargados de salvaguardar ese orden sagrado sean siempre personas perfectas, santas e iluminadas por Dios. Algunos sí, pero no todos. Sin embargo, debemos esforzarnos por ver ese orden sagrado en la Iglesia. La armonía celestial debe ser preservada, a pesar de nuestras limitaciones.
Es difícil ver ese orden sacrosanto cuando uno se encuentra aquí o allí a un pastor que es pecador, soberbio, que no hace oración y maltrata (espiritualmente) a los siervos de la casa. Pero cuántas mayores sean las taras del siervo encargado de otros siervos, mayor debe ser nuestro afán por tratar de ver ese orden divino detrás de la costra.

En mi vida he aprendido a ver el plan divino detrás de las debilidades humanas. La Iglesia DEBE ser defendida sólo por medios eclesiales, por aquellos medios que cuentan con la bendición de Jesús de Nazaret. Reitero mi amor y respeto por todos los cardenales, por todos los obispos, por el Papa, incluso por los presbíteros y diáconos de toda la Santa Iglesia. 

Puedo aseguraros que a cada fiel que aparece por la sacristía de mi convento intento tratarlo con la misma deferencia con que trataría a un purpurado que en ese momento entrase en la iglesia.

Algún comentarista me ha acusado de ingenuidad en la defensa del ordo hierarchicus. Reconozco esa candidez y le pido al buen Dios que me la aumente.
Comentarios
1 comentarios en “Otro viaje a Huesca, éste imprevisto
  1. Judas el traidor también formaba parte de la jerarquía y el propio Jesucristo dijo de él » Más le valiera no haber nacido «. La realidad es como es, con un cisma de hecho en el seno de la Iglesia, que puede acabar formalizándose, y no es la ingenuidad la que la embellece sino la estulticia.

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