Nuevo en Barcelona

|

omella Las cosas ya no son lo que solían ser. Llega ahora un nuevo arzobispo a Barcelona, y una vez más las cosas no son las que solían ser. Llega un arzobispo, Mons. Omella que, como le recuerda la prensa local, no nació “en” Cataluña, pero que entiende y habla el catalán. Hace años tendríamos un conflicto, como las campañas vividas de “volem bisbes catalans” que ha pasado ya a la Historia. El nacionalismo eclesiástico va desapareciendo, con algunos estertores disonantes como los de Mons. Novell y su reciente apoyo acrobático a esa opción que cada vez más se va confirmado no sólo nacionalista, sino también independentistas de izquierda radical. Y no “dominante” sino que, evidente tras las elecciones, corta a los catalanes exactamente casi por la mitad. A pesar de la propaganda.   En la opinión pública catalana el nuevo arzobispo no es portada. Y el hecho de  no ser nacido en Cataluña, aunque recordado (¡uf, que persistencias!) y advertido por algunos, como “La Vanguardia” y como el abad de Montserrat, ha pasado sin más problemas. La noticia ahora es el órdago secesionista de Artur Mas, que es lo que llena las páginas y los comentarios.   Ciertamente Mons. Sistach ha pasado con una loable armonía por encima de los embates nacionalistas en los que otros han caído.  Hoy el reto no es la cultura del 68. Ni siquiera es el nacionalismo excluyente ahora en portadas. Hoy el reto es, sobre todo, la indiferencia. Una generación que llega sin ninguna solvencia ni siquiera cultural por el hecho religioso. En la ciudad donde se alza el monumental templo de la Sagrada Familia a punto de acabar, está todo por empezar. Como hace dos mil años aquella sagrada Familia; todo por empezar.

Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *