PUBLICIDAD

La homosexualidad como espectáculo

|

Es portada hoy en la prensa generalista tras una entrevista en Il Corriere della Sera: el sacerdote Krysztof Charamsa asegura que el porcentaje de homosexuales en la Iglesia (no será la Iglesia Católica…) es más alto que en la sociedad. Este sacerdote salido de su armario con su pareja, añade que no acepta el celibato impuesto (¿acaso alguien le obligó a ser sacerdote célibe?) que le obligaría, dice a una cierta «asexualidad». No quiero debatir con Charamsa, a quien deseo la luz para volver a la comunión en la Iglesia, donde las puertas las tendrá siempre abiertas; se trata de ver la cuestión a fondo, si es que es posible con la prensa sensacionalista. Primero, el dato. Uno se niega aceptar datos sin fuentes, como el dato que asevera este señor, al que quizá sus árboles próximos han tintado su visión del bosque. Segundo, recordarle que la Iglesia es precisamente lugar para pecadores,  los que reconocemos nuestra herida y el perdón, y que siempre estará, como decía, abierta al regreso de Charamsa. La Iglesia no es la asamblea de los puros, sino el hospital de los pecadores, decía Chesterton.  ¡Qué cosa más digna es ser un buen pecador!… Tercero, que es pues rotundamente falso que, como dice, «los homosexuales son personas odiadas» en la Iglesia, donde siempre encontrarán un aliento para vivir plenamente su humanidad de forma natural y digna. No lo puedo evitar. Mientras usted lee estas líneas hay cristianos (hombres, mujeres, ancianos, niños, sanos, enfermos… pecadores) que están siendo asesinados por su fe, sean o no homosexuales, que también.  Mientras Charamsa defiende la honestidad de su pecado burgués que no estaría  en ser homosexual, sino en su comportamiento sexual  públicamente manifiesto y mantenido contra el celibato.  Parece ahora que ser homosexual es garante de honestidad… y no hay nada más cool y burgués y famoso. Pero, como decía Peguy, las personas honestas no se dejan tocar por la gracia. Nunca el hombre caído habría podido ser salvado por el buen samaritano si no hubiese caído. Un enorme tortazo, un error como en el que se ha caído Charamsa, a quien le deseo volver, como hacemos todos en este hospital de los pecadores.

Comentarios
0 comentarios en “La homosexualidad como espectáculo
  1. El comentario sobre el buen samaritano de Francisco Pou es correcto. No dice en su escrito que el samaritano cayese ni que fuera ayudado, sino que si no hubiera habido un caido, el samaritano no hubiera podido ayudar (o salvar) a nadie.

    Así que, Don Francisco, no necesita usted disculparse por un error inexistente. En cuanto a Charamsa, parece clara su intención lesiva al anunciar su condición y estado en el momento en que lo ha hecho, pero como usted reitera, siempre tendrá las puertas de la Iglesia abiertas.

  2. Todo esto está muy bien. Pero me gustaría conocer los últimos movimientos de la cuenta corriente de Charansa. Es una movida para envenenar el Sínodo. Y habría que desacreditarla

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *