La campaña de el diario El País contra el cardenal Cipriani sigue su curso tras la noticia publicada por el corresponsal de este medio en Roma.
Íñigo Domínguez, quien se tragó el caso falso de abusos y que publicó en su medio, fue quien el sábado pasado publicó la «exclusiva» de la denuncia y sanciones que pesan sobre el cardenal peruano Juan Luis Cipriani.
La oficina de prensa salió al día siguiente (un domingo) a confirmar esas medidas disciplinarias impuestas por el Papa contra el primer purpurado del Opus Dei quien no fue sometido a un juicio ni investigación por parte de la Santa Sede. Como es habitual durante este Pontificado, de nuevo asoma esa doble vara de medir. Dureza extrema para los que no son tan amigos del régimen, que con castigados sin juicio y sin ser escuchados, y condescendencia máxima con los servidores del sistema, como por ejemplo los abusadores Rupnik o Zanchetta.
Al arzobispo emérito de Lima le tenía ganas desde ambientes políticos, mediáticos y eclesiales vinculados a la izquierda peruana por lo que no han dejado pasar esta oportunidad para sacudir y cebarse contra Cipriani, quien no está condenado ni civil ni canónicamente. Pero esta situación parece que a algunos no le importa lo más mínimo, y si no que se lo pregunten a Renzo Gómez Vega, el periodista de El País en Perú que ha escrito el siguiente titular: «Cipriani fue cardenal muy joven, doctor honoris causa, amigo del Papa. Y un depredador sexual».
Este periodista le dedica un artículo entero con el objetivo de desprestigiarle y venderlo como un monstruo por sus posturas «ultraconservadoras» porque defendió siendo arzobispo de Lima que el matrimonio es solo hombre-mujer y pedir que fuera sometido a referéndum la entrega gratuita de píldoras anticonceptivas.
Sin tener ninguna condena y tras haber negado en un comunicado cualquier tipo de agresión o abuso sexual en 1983 o en cualquier otro momento, el cardenal Cipriani tiene todas las de ganar metiéndole una demanda a este periodista que le acusa de ser un «depredador sexual».