El presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, Georg Bätzing, se mostró sorprendido y «algo confundido» por las recientes declaraciones del Papa Francisco en una entrevista, donde rechazó la idea de ordenar a mujeres en la Iglesia católica.
«Nunca lo había escuchado hablar así y he discutido personalmente con él sobre estas cuestiones varias veces», dijo el obispo de Limburgo el lunes por la noche en Frankfurt. Además, según recoge Katholisch.de «para mí, el magisterio no se define por lo que el Papa dice en entrevistas, sino por lo que decide y establece en documentos oficiales».
En una entrevista con la cadena estadounidense CBS durante Pentecostés, la presentadora le preguntó al Papa si alguna vez una mujer católica tendría la posibilidad de ser diaconisa y, por tanto, miembro del clero. La respuesta de Francisco fue un simple «No». Al ser cuestionado al respecto, explicó: «si se trata de diáconos ordenados, entonces no. Pero las mujeres siempre han asumido tareas de diaconisas, sin ser diáconas. Las mujeres son magníficas en su servicio como mujeres, pero no en el servicio con ordenación».
La cuestión del diaconado femenino como primer paso de la ordenación ha sido siempre un tema importante en todas las deliberaciones del Sínodo Mundial y en los informes de los distintos países, continuó Bätzing. Francisco estableció un grupo de trabajo específico sobre esto y nunca dio la impresión de que la cuestión estuviera ya resuelta. Sin embargo, que el Papa quiera derivar este tema, al igual que otros puntos conflictivos, a grupos de trabajo y excluirlo de la segunda etapa del Sínodo Mundial, lo hace sentir un poco escéptico, añadió el obispo: «No se puede hablar de sinodalidad de manera abstracta; eso solo se puede hacer con ejemplos concretos».
Hasta ahora, sin embargo, el Sínodo ha desarrollado una dinámica muy viva, añadió Bätzing: «Las preguntas están ahí, y el impulso está ahí y no se puede detener más». La presión por reformas es considerable, y no solo en Alemania. El Papa «abre puertas», pero no quiere realizar cambios fundamentales en la doctrina, según la valoración del obispo de Limburgo. No obstante, Bätzing se pregunta con frecuencia cuánto tiempo le queda a la Iglesia en Alemania.
Al presentar su nuevo libro de conversaciones «Roma no es un adversario: Por qué la Iglesia necesita reformas», Bätzing respondió a la pregunta sobre su propia postura respecto a la ordenación de mujeres, diciendo que creía que hay muchos argumentos a favor de «que vivimos en una situación cultural en la que la mujer y el sacerdocio pueden estar muy bien conectados».
Además, el obispo de Limburgo volvió a manifestarse favorable a que haya sacerdotes casados. Él vive el celibato, es decir, la obligación de los sacerdotes de no casarse, por convicción, dijo Bätzing. Pero si esto lleva a que casi nadie quiera ser sacerdote, se pregunta si a largo plazo no se están poniendo en riesgo elementos esenciales del ser Iglesia por estos requisitos de acceso: «¿Es más importante el celibato o es más importante la sacramentalidad de la Iglesia?«.
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