El Dicasterio para la Doctrina de la Fe, que preside Víctor Manuel Fernández, ha publicado las respuestas a nueva tanda de dubias presentadas por el cardenal Duka en representación de la Conferencia Episcopal checa.
El trabajo se le acumula al cardenal argentino y es que, con lo que está saliendo a la luz estos días previos al comienzo del Sínodo, parece que desde que Fernández tomó posesión como prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, trabajo no le ha faltado.
Por tanto, a las dubia presentadas por Sarah, Burke, Brandmüller, Sandoval y Zen, hay que sumarle 10 nuevas cuestiones planteadas por Duka sobre los divorciados vueltos a casar. Además, también hay que señalar que el cardenal Müller ha mostrado su apoyo a los cinco cardenales que presentaron las dubia por lo que todo apunta a que las aguas bajan revueltas en el seno del Colegio cardenalicio de cara a la Asamblea sinodal que está a punto de comenzar.
Presentada originalmente por el arzobispo emérito de Praga el 13 de julio en nombre de la Conferencia Episcopal Checa, la respuesta del Dicasterio (firmada tanto por el Papa Francisco como por el nuevo prefecto cardenal Víctor Fernández) había sido enviada al cardenal checo el 25 de septiembre.
El pecado, a conciencia de cada uno
Sobre la cuestión de la admisión a la Eucaristía de un católico divorciado de su cónyuge sacramentalmente casado pero vuelto a casar civilmente con otro, el purpurado argentino respondió que si bien los sacerdotes deben brindar acompañamiento pastoral al individuo, “es cada persona, individualmente, quien está llamada ponerse delante de Dios y exponerle su conciencia, tanto con sus posibilidades como con sus límites”.
“Esta conciencia, acompañada de un sacerdote e iluminada por las directrices de la Iglesia, está llamada a formarse para evaluar y dar un juicio suficiente para discernir la posibilidad de acceder a los sacramentos”, añade el prefecto del Dicasterio.
Amoris Laetitia también “abre la posibilidad de acceder a los sacramentos de la reconciliación y la Eucaristía cuando, en un caso particular, existen limitaciones que atenúan la responsabilidad y la culpabilidad (culpabilidad)” – aunque el cardenal Fernández señala que “este proceso de acompañamiento no necesariamente termina con los sacramentos”, pero podría señalar otras formas no sacramentales de comunión e inclusión.
Tomando directamente de Amoris Laetitia , la respuesta del Dicasterio afirma que en el necesario proceso de discernimiento, “los divorciados vueltos a casar deberían preguntarse cómo se comportaron con sus hijos cuando la unión conyugal entró en crisis; si ha habido intentos de reconciliación; cómo se abandona la situación de la pareja; qué consecuencias tiene la nueva relación para el resto de la familia y la comunidad de fieles; qué ejemplo ofrece a los jóvenes que deben prepararse para el matrimonio. Una reflexión sincera puede fortalecer la confianza en la misericordia de Dios, que no es negada a nadie».
“Una reflexión sincera puede fortalecer la confianza en la misericordia de Dios, que no se le niega a nadie”, se lee en la respuesta del Vaticano, citando a Amoris Laetitia.
La respuesta también afirmó que los obispos deberían desarrollar en sus diócesis criterios basados en Amoris Laetitia que “puedan ayudar a los sacerdotes en el acompañamiento y discernimiento de las personas divorciadas que viven en una nueva unión” y que los obispos de la región pastoral de Buenos Aires aplicaron Amoris, que Francisco llamó “la única interpretación”, debe tomarse como “magisterio auténtico” y no se dará ninguna otra explicación integral.
Las respuestas evitaron responder directamente a si los actos cometidos en la vida sexual de la pareja formada por al menos un católico divorciado vuelto a casar deberían “ser mencionados en el sacramento de la reconciliación”, pero el prefecto del DDF escribió que la vida sexual de la pareja debería ser “sujeto a un examen de conciencia para confirmar que es una verdadera expresión de amor y que ayuda al crecimiento en el amor”.