La verdad sobre el caso de los monaguillos denunciado por Viganò

Imagen de la basílica de San Pedro

El Washington Post mantuvo extensas entrevistas con el arzobispo Carlo Maria Viganò, pero no lo publicó todo. Hoy hemos sabido por LifeSiteNews que el prelado también acusó a la cúpula vaticana de conocer y no denunciar casos de abusos contra monaguillos de la propia Santa Sede. InfoVaticana ha contrastado la información aportada por Viganò descubriendo graves inexactitudes.

Dice Viganò en la entrevista: sucedió presuntamente dentro de las mismas murallas vaticanas, en el seminario menor Pío X, que está ubicado a pocos pasos de la Domus Sanctae Marthae, donde vive el Papa. Ese seminario enseña a menores que sirven como monaguillos en la Basílica de San Pedro y en ceremonias papales.

Uno de los seminaristas, Kamil Jarzembowski, compañero de habitación de una de las víctimas, asegura haber sido testigo de docenas de incidentes de agresión sexual. Junto con otros dos seminaristas denunció al agresor, primero en persona a sus superiores del seminario, luego por escrito a los cardenales, y, por último, en 2014, al propio Papa Francisco. Una de las víctimas era un chico, supuestamente abusado durante cinco años seguidos, empezando cuando tenía 13 años. El supuesto agresor era un seminarista de 21 años, Gabriele Martinelli.

Aquí es donde empiezan las inexactitudes de Viganò. Hay que comenzar hablando de la persona que denunció los supuestos abusos, Kamil Jarzembowski . Este seminarista polaco es homosexual reconocido y fue entrevistado por el conocido periodista italiano Gianluigi Nuzzi, protagonista de la publicación del famoso caso Vatileaks.

Jarzembowski, que acabó siendo expulsado del seminario tras numerosos escándalos, se enamoró en el preseminario de un chico algo menor que él, al que acosaba. Éste último no quería nada con él, le rechazaba, hasta que la situación se hizo insostenible y se fue del seminario, regresando con su familia al norte de Italia.

El seminarista polaco, Jarzembowski, tras la marcha del compañero, entró en depresión, y a veces abandonaba el seminario, desaparecía, teniéndose en ocasiones que recurrir a los carabinieros para buscarle. El rector del seminario estaba desesperado con Jarzembowski y acabó por expulsarle.

El chico del que habla Viganò, que fue supuestamente víctima de los abusos de Gabriele Martinelli, era un compañero de curso del propio Martinelli y compartía habitación con Jarzembowski. Al parecer Martinelli, en ocasiones, acudía a esa habitación cuando se apagaban las luces y tenía comportamientos sexuales ‘inadecuados’ con el compañero de Jarzembowski, mientras éste último fingía estar dormido. Tenían ambos entre 13 y 14 años. Con lo cual el caso es totalmente diferente a lo relatado por Viganò, que se ciñe a las denuncias de Jarzembowski. El polaco se inventó que se trataba de un abuso a menores, cuando ambos tenían la misma edad.

Viganò también dice en la entrevista con el Washington Post: «Junto con lo que acabo de contar, me enteré de cómo las autoridades de la Santa Sede se habían ocupado de este caso. Después de que el padre Stabellino hubiera reunido las pruebas, el caso fue inmediatamente tapado por el entonces obispo de Como, Diego Coletti, junto con el cardenal Angelo Comastri, Vicario General del Papa Francisco para la Ciudad del Vaticano, Además, el cardenal Coccopalmerio, entonces presidente del Consejo Pontificio para los Textos Legislativos, consultado por Stabellini, le exhortó firmemente a detener la investigación.

Quizá se pregunte cómo pudo cerrarse este horrible caso. El obispo de Como retiró a Stabellini del puesto de Vicario General; el denunciante, el seminarista Kamil Jarzembowski, fue expulsado del seminario; los otros dos seminaristas que se le unieron en la denuncia abandonaron el seminario; y el supuesto abusador, Gabriele Martinelli, fue ordenado sacerdote en julio de 2017.  Todo esto sucedió dentro de los muros vaticanos, y ni una palabra de todo ello se pronunció durante la cumbre.

Ya hemos visto cómo fue expulsado Kamil Jarzembowski, y no fue precisamente por denunciar este caso, que por otra parte dista mucho de ser un caso de abusos a menores. Gabriele Martinelli efectivamente fue ordenado sacerdote, no sin embargo su compañero de habitación, que acabó abandonando el seminario.

Este caso que ha completado la entrevista que Viganò concedió al Washington Post, está lleno de inexactitudes y denota que el exnuncio no está bien informado sobre esta cuestión.

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