Monseñor Conesa, obispo de Solsona: «Tuve una conversación con Xavier Novell al poco de llegar»

Francisco Simón Conesa

El pasado 3 de enero el Papa Francisco nombró a Mons. Francisco Simón Conesa Ferrer obispo de Solsona. Mons. Conesa era en ese momento obispo de Menorca.

Mons. Francisco Simón Conesa nació en Elche, (Alicante) el 25 de agosto del año 1961. Fue ordenado sacerdote el 29 de septiembre de 1985  en la Basílica de Santa María de Elche. Es doctor en Teología (1994) y en Filosofía (1995) por la Universidad de Navarra.

Entre 1998 y 2014 fue el vicario general de la diócesis de Orihuela-Alicante. El 27 de octubre de 2016 se hizo público su nombramiento como obispo de Menorca. Recibió la ordenación episcopal y tomó posesión de esa diócesis el 7 de enero de 2017. Recientemente, ha sido elegido Presidente de la Subcomisión Episcopal para la las relaciones interconfesionales y el diálogo interreligioso.

El pasado 12 de marzo tomó posesión como obispo de Solsona. Monseñor Conesa ha atendido a las preguntas de este medio para repasar cómo están siendo las primeras sensaciones como obispo de la diócesis catalana:

P-Apenas lleva algo más de dos meses como obispo de Solsona pero, ¿con qué Iglesia se ha encontrado?

R-Me he encontrado con una tierra con una fuerte secularización y, al mismo tiempo, con una Iglesia que desde hace años ha apostado por fortalecer el primer anuncio y por poner en marcha escuelas y procesos de evangelización. Es una Iglesia viva, que intenta vivir en fidelidad a Jesucristo en medio de la marea de indiferencia religiosa que la rodea.

Tengo la impresión de que la pérdida de las raíces cristianas ha sido más fuerte en Solsona

P-¿Qué diferencias destacaría con respecto a la diócesis de Menorca de donde era anteriormente obispo?

R-Al estar circunscrita a una isla y no tener una población excesiva, la diócesis de Menorca facilitaba mucho el contacto personal con la gente. Solsona es una diócesis en la que las distancias son más grandes, lo que hace perder algo de la cercanía del obispo a los cristianos. Por otra parte, tengo la impresión de que la pérdida de las raíces cristianas ha sido más fuerte en Solsona. Muchos elementos de religiosidad popular, que en Menorca aún se conservan, han desparecido de Cataluña.

P-Supongo que no habrá sido tarea fácil llegar a la diócesis de Solsona tras la repentina marcha del anterior obispo…

R-La verdad es que no ha sido tan difícil, porque he sido muy bien acogido. Desde el primer día he sentido el apoyo tanto de los sacerdotes como del resto del pueblo de Dios. Es cierto que en los cristianos de Solsona ha quedado una herida que, con la ayuda de Dios, irá sanado. De todos modos, no me gustaría remover mucho el pasado, sino mirar adelante porque tenemos el reto de anunciar a Jesucristo en esta tierra.

P-¿Ha llegado a mantener algún tipo de conversación con Xavier Novell desde que tomó posesión como obispo de Solsona?

R-Sí. A las pocas semanas de llegar, tuve una conversación con Xavier. Me parecía que debía hablar con quien fue pastor de esta Iglesia durante once años. Mantuvimos un diálogo cordial, que a mi me ayudó a entender su situación y también algunos aspectos importantes de la vida de la Diócesis.

P-En los últimos 30 años, la diócesis ha perdido cerca de 100 sacerdotes. ¿Cómo ve el futuro pastoral en una diócesis tan rural como esta en medio de la grave crisis vocacional que atravesamos?

R-Es cierto que la crisis vocacional es muy fuerte y que la escasez de sacerdotes dificulta la atención a las pequeñas parroquias que, por otra parte, se están despoblando. Por eso, desde hace algunos años se está concentrando las fuerzas en doce unidades pastorales, formadas en torno a los pueblos más grandes, en las que se concentran los sacerdotes. Por otra parte, no debemos dejar de trabajar en la pastoral vocacional, con la oración y con la propuesta valiente y la invitación a los jóvenes a entregar su vida a Cristo en el ministerio sacerdotal.

P-¿Ve factible una unificación de las diócesis rurales más pequeñas para hacer frente a esta problemática?

R-Sinceramente, creo que una fusión con otra Diócesis no solucionaría el problema de atención a la población dispersa en pequeños núcleos. Las diócesis vecinas tienen la misma dificultad que nosotros para ofrecer un servicio pastoral a los pueblos más pequeños.

A veces se detecta también una concepción del sacerdocio como un poder y se olvida que es un servicio

P-Recientemente la diócesis de Solsona ha publicado la síntesis de los trabajos del Sínodo. Algunas de las cuestiones planteadas hablan de la ordenación de mujeres o romper con el celibato obligatorio de los sacerdotes. ¿Qué le parecen estas propuestas?

R-En la Síntesis se han recogido todas las opiniones manifestadas, que gracias a Dios han sido muy plurales. Las propuestas que usted menciona aparecen entre las cuestiones que han suscitado diferentes puntos de vista, porque han sido realizadas por algún grupo o persona, pero no son asumidas por todos. Creo que nuestros fieles padecen, como nosotros, por la falta de sacerdotes y algunos piensan -en mi opinión equivocadamente- que si el celibato no fuera obligatorio, se solucionaría la escasez de ministros. A veces se detecta también una concepción del sacerdocio como un poder, que debe estar al alcance de todos, y se olvida que es, sobre todo, un servicio.

P-Dentro de la CEE usted ha sido miembro de la Comisión Episcopal de Doctrina de la Fe. ¿Qué valoración hace de la realidad doctrinal actualmente en España?

R-Esta comisión realiza un servicio a la transmisión de la fe, dando a conocer lo que la Iglesia cree sobre algunos temas de interés. En este sentido recientemente se ha trabajado el tema de la oración cristiana, la fe en la resurrección y el derecho a la objeción de conciencia en relación con leyes que legitiman acabar con una vida humana. También promueve el diálogo y encuentro de los obispos con los teólogos, como el que tendremos próximamente sobre la presencia de la Iglesia en el espacio público. En relación con la realidad doctrinal en España creo que en los últimos años se advierte un crecimiento en la calidad de las facultades de teología y en la cualificación de su profesorado.

P-En la pasada Asamblea Plenaria fue elegido presidente de la Subcomisión Episcopal para las Relaciones Interconfesionales. ¿Con qué se ha encontrado al tomar posesión de este cargo?

R-Creo que en este tema la Iglesia de España viene haciendo un buen trabajo. Yo estoy dando los primeros pasos y manteniendo los primeros encuentros con los representantes de otras iglesias cristianas. Al mismo tiempo, continuamos impulsando proyectos como la difusión de la doctrina de la Iglesia sobre el ecumenismo (jornadas, revista, encuentros de formación), la animación de la pastoral ecuménica en las Diócesis y las mesas de trabajo conjunto con otros cristianos. Esta comisión tiene también la tarea de promover el diálogo con los creyentes de otras religiones, que tanta importancia tiene en el magisterio y praxis del Papa Francisco.

P-Por último, ¿qué retos se ha marcado de cara a los próximos meses como obispo de Solsona?

R-El primer paso que estoy dando es poner en marcha los consejos diocesanos. Necesito escuchar la voz de los cristianos de Solsona -sacerdotes y laicos- antes de tomar decisiones. Después me gustaría que entre todos estudiáramos las necesidades y urgencias de nuestra Diócesis y fijáramos algunos objetivos claros, dirigidos a crecer como Iglesia que evangeliza. En la Síntesis diocesana del Sínodo se pide que nuestra Iglesia sea más acogedora, que se ponga a la búsqueda de los más alejados y que preste atención a los más vulnerables. Hemos de adoptar el estilo de Dios y ser Iglesia de la cercanía, la compasión y la ternura.