En la tarde del pasado domingo, 7 de abril, monseñor Luis Argüello presidente de la Conferencia Episcopal Española, publicó a través de sus redes sociales una breve reflexión sobre la cuestión migratoria.
El arzobispo de Valladolid ha señalado que se trata de unas «reflexiones sobre cuestiones en juego en el debate de las migraciones». Argüello apunta a «la dignidad de miles de personas, un debate sobre las causas, las mafias, la acogida posible y el uso de la biopolítica». Para el presidente de la CEE, «un primer paso de salud ética y democrática es admitir a trámite el debate de la IPL».
Reflexiones sobre cuestiones en juego en el debate de las migraciones: la dignidad de miles de personas, un debate sobre las causas, las mafias, la acogida posible y el uso de la biopolitica. Un primer paso de salud ética y democrática es admitir a trámite el debate de la IPL. pic.twitter.com/gHix2NgAhi
— Mons. Luis Argüello (@MonsArguello) April 7, 2024
Quien ha comentado en profundidad esta reflexión de Argüello ha sido el filósofo y profesor de ISSEP Miguel Ángel Quintana Paz quien califica de «inteligente y formada aportación» la de Argüello al debate sobre la inmigración masiva.
Luis Argüello entiende, en primer lugar, que aceptar esta ILP supondría un apoyo a la “regeneración de nuestra democracia”, más aún tratándose de una “cuestión ética basada en la dignidad sagrada de toda vida humana” y subraya que la acogida de este tipo de iniciativas populares es “imprescindible para que el Estado no se reduzca a una ‘banda de ladrones’”.
El marco ético del debate sobre inmigración ilegal
Sobre este primer apartado, Quintana Paz agrega que el presidente de la CEE pone el debate en el marco ético. «Los que somos escépticos ante la inmigración masiva, ilegal y descontrolada no debemos tener miedo a ese marco, al contrario: nuestros argumentos son mejores SOBRE TODO en términos éticos, asegura Quintana Paz.
En el segundo punto de su reflexión, Argüello considera que “regularizar” la situación de cerca de medio millón de personas que “ya viven-malviven entre nosotros-, trabajan y participan en nuestra sociedad” se trata de “nacer normal en el Estado lo que ya es normal, aunque con las limitaciones de la ilegalidad en nuestra sociedad”.
Quintana Paz discrepa del argumento usado por Argüello de que «se debe ‘regularizar’ lo que ya es normal en la sociedad» ya que, según él, «siguiendo esa lógica, un cristiano debería aceptar la legalización del aborto o el desprecio a los mayores en una sociedad que los ha normalizado».
El Director Académico de ISSEP Madrid recuerda que el Catecismo de la Iglesia católica en el punto 2241 «reconoce a los Estados el derecho a limitar la inmigración, en pro del bien común. Y a poner requisitos legales al inmigrante (requisitos que aquellos que se quiere regularizar se han saltado)». Además, citando a Benedicto XVI ha recordado que «los inmigrantes tienen el deber de integrarse en el país de acogida, respetando sus leyes e identidad nacional». Así pues, que España dé preferencia a inmigrantes que mejor pueden integrarse aquí es bueno y justo», ha agregado.
Las críticas al globalismo y a Oenegés de la Iglesia
En el tercer apartado de su reflexión, Argüello señala el necesario análisis de las causas políticas y económicas de las migraciones, así como el papel de las mafias que trafican con inmigrantes. En este sentido, subraya que “deben ser denunciadas y combatidas y, desde ahí, cuestionar la involuntaria colaboración con sus objetivos criminales de muchas de las organizaciones ‘compasivas’, también las de la Iglesia”.
Por otro lado, Mons. Argüello recuerda que la acogida del inmigrante debe hacerse “desde la necesaria regulación de los flujos” ya que “una sociedad no puede acoger, acompañar, promover e integrar a todos los que llegan”. Sin embargo, añade, cada sociedad “sí debe promover una respuesta internacional para todos”.
Es aquí donde Quinta Paz destaca que esta afirmación de Argüello es la más innovadora. «Por fin un análisis profundo de la inmigración desde la jerarquía católica que no se limita a melosos cantos a la compasioncita y apertura (cantos que además chocan con la realidad: el Vaticano es un Estado amurallado por completo)».
Quintana Paz aplaude el señalamiento de monseñor Argüello a las «mafias inmigracionistas»; su crítica» a las ONG que colaboran con tales mafias, incluidas algunas de la Iglesia» y su denuncia «de quien fomenta el invierno demográfico (aborto…) en España».
Para Quintana Paz, lo más «potente» del mensaje de Argüello es la crítica que hace el prelado vallisoletano «al capitalismo moralista y al reemplazo poblacional«.
«Por fin la jerarquía eclesial se cosca de que hay un proyecto alternativo al cristiano en el mundo, el globalismo. Y que cuando la ONU, Trudeau o las universidades lo fomentan, aunque usen términos bonitos, NO PERSIGUEN LO MISMO, sino LO CONTRARIO al Reino de Dios cristiano», escribe Miguel Ángel Quintana Paz.
Esta reflexión de Argüello, no lo olvidemos, viene precedida de una entrevista de hace una semana en la que afirmó que «se está produciendo un fenómeno global de reemplazo y de sustitución» y tras la nota de la Conferencia Episcopal Española (que él preside) del pasado viernes en la que se pedía la regulación masiva de inmigrantes ilegales.