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Qué es justicia social

TEOLOGÍA, ECONOMÍA Y LIBERTAD
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Por mucho que se lea sobre justicia social, es prácticamente imposible encontrar una definición…

Ni la define el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia. Ni la define el Catecismo de la Iglesia Católica. A pesar de que el Catecismo dedica todo un capítulo[1] a la justicia social.

La única definición que he encontrado es la que figura en Wikipedia.[2] Empieza así “La justicia social solo puede definirse a partir del hecho concreto de la injusticia social.” Y sigue: “Los temas que en realidad interesan a la justicia social se encuentran la igualdad social, la igualdad de oportunidades, el Estado de bienestar, el tema de la pobreza, la distribución de la renta, los derechos laborales y sindicales, etc.

En la Doctrina Social de la Iglesia subyacen dos visiones muy distintas de en qué consiste la justicia social.

PRIMERA ACEPCIÓN DE JUSTICIA SOCIAL

La primera de ellas está representada por la primacía de la sociedad civil sobre el Estado y por el principio de subsidiariedad. Así dice el Catecismo:

La sociedad asegura la justicia social cuando realiza las condiciones que permiten a las asociaciones y a cada uno conseguir lo que les es debido según su naturaleza y su vocación. (Catecismo de la Iglesia Católica, 1992: 1928)

La Iglesia Católica siempre ha fundamentado la acción del Estado en el principio de subsidiariedad: no es lícito quitar a los individuos y traspasar a la comunidad lo que ellos pueden realizar con su propio esfuerzo e iniciativa. Así lo recordaba Pío XI hace casi 100 años:

Sigue, no obstante, en pie y firme en la filosofía social aquel gravísimo principio inamovible e inmutable: como no se puede quitar a los individuos y dar a la comunidad lo que ellos pueden realizar con su propio esfuerzo e industria, así tampoco es justo, constituyendo un grave perjuicio y perturbación del recto orden, quitar a las comunidades menores e inferiores lo que ellas pueden hacer y proporcionar y dárselo a una sociedad mayor y más elevada. (Pio XI, Quadragesimo Anno, 1931: 79).

El Compendio de Doctrina Social de Iglesia afirma de modo claro que el Estado no debe sustituir la acción de los particulares:

… la intervención pública deberá atenerse a criterios de equidad, racionalidad y eficiencia, sin sustituir la acción de los particulares, contrariando su derecho a la libertad de iniciativa económica. El Estado, en este caso, resulta nocivo para la sociedad: una intervención directa demasiado amplia termina por anular la responsabilidad de los ciudadanos y produce un aumento excesivo de los aparatos públicos, guiados más por lógicas burocráticas que por el objetivo de satisfacer las necesidades de las personas. (Compendio, 2004: 354)

SEGUNDA ACEPCIÓN DE JUSTICIA SOCIAL

Sin embargo, el término justicia social es también empleado por la Iglesia Católica para justificar la coacción y la intervención del Estado. Este uso es mucho más abundante que el anterior.

Veamos por ejemplo el punto 303 del Compendio de Doctrina Social:

El bienestar económico de un país no se mide exclusivamente por la cantidad de bienes producidos, sino también teniendo en cuenta el modo en que son producidos y el grado de equidad en la distribución de la renta, que debería permitir a todos disponer de lo necesario para el desarrollo y el perfeccionamiento de la propia persona. Una justa distribución del rédito debe establecerse no sólo en base a los criterios de justicia conmutativa, sino también de justicia social, es decir, considerando, además del valor objetivo de las prestaciones laborales, la dignidad humana de los sujetos que las realizan. Un bienestar económico auténtico se alcanza también por medio de adecuadas políticas sociales de redistribución de la renta que, teniendo en cuenta las condiciones generales, consideren oportunamente los méritos y las necesidades de todos los ciudadanos.

O el punto 188

Piénsese, por ejemplo, en las situaciones donde es necesario que el Estado mismo promueva la economía, a causa de la imposibilidad de que la sociedad civil asuma autónomamente la iniciativa; piénsese también en las realidades de grave desequilibrio e injusticia social, en las que sólo la intervención pública puede crear condiciones de mayor igualdad. (Compendio, 2004: 188).

Prácticamente todas las citas de mi anterior entrada[3], ya sean de documentos de la Iglesia, o de los partidos políticos, pertenecen a esta segunda acepción.

¿CON QUE ACEPCIÓN QUEDARSE?

En mi caso lo tengo clarísimo. Me quedo con ésta:

La sociedad asegura la justicia social cuando realiza las condiciones que permiten a las asociaciones y a cada uno conseguir lo que les es debido según su naturaleza y su vocación. (Catecismo de la Iglesia Católica, 1992: 1928)

En los próximos días intentaré mostrar la inmoralidad que subyace en la mayoría de los casos del segundo uso.

 

Miguel Ángel Sanz

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Sobre este blog y su autor

[1] http://www.vatican.va/archive/catechism_sp/p3s1c2a3_sp.html

[2] https://es.wikipedia.org/wiki/Justicia_social

[3] https://infovaticana.com/blogs/teologia-economia-y-libertad/justicia-social-y-desigualdad/

 

Comentarios
6 comentarios en “Qué es justicia social
  1. Chester, obviamente un Estado no genera dinero por sí mismo, pero sí es el encargado de distribuirlo para el bienestar y la mayor justicia social posible.

    Hablamos aquí entonces (JMB también, yo creo) de ‘distribuir’ la riqueza y no de ‘generarla’.

    Pero ya que vamos por ese lado:

    Miguel A. Sanz tiene una empresa; yo tengo una empresa también.

    Claro está que se emprende un negocio para generar dinero y bienestar, y ganarse la vida a fin de cuentas; cuando se contrata a alguien se hace para que genere plusvalías al negocio y tal, etc.

    Pero no podemos reducirlo todo a los números o a lo material (Esaú vendió su primogenitura por un plato de lentejas, de hecho), que es el gran riesgo del capitalismo.

    Fíjate que, tras la última crisis, se puso a economistas como gerentes y responsables de muchas empresas por ésto precisamente: los números y el beneficio económico puro y duro, cosa que causa mucha, mucha injusticia.

    No se puede reducir todo a lo material o acumulado; hay unos «intangibles» (como en el baloncesto) o cualidades «no cuantificables» en balance anual que aportan las personas y generan otro tipo de bienestar en una empresa o en la sociedad.

    Amén de que hombre no va a ser más feliz por tener más cosas o ganar más dinero.

    Respecto al Papa, pues hombre; cada papa o tal tendrá su concepto de qué es lo mejor para una sociedad más justa y repartida, como todos nosotros.

    Tampoco me atrevo a tachar de pro- comunista a Francisco, de tecnología alemana 100% fiable a Benedicto XVI o economía casera de pueblo polaco a S. Juan Pablo II.

    Buenos economistas o doctores tiene también la Iglesia que aporten ahí propuestas a estudiar para la sociedad.

    De todas formas, yo creo que la pregunta que nos haría Miguel A. Sanz al final de todo ésto sería:

    «Usted, amable lector y comentarista, que considera Infovaticana como un buen medio para exponer y tratar temas de la Iglesia para un mayor bien común, pero:

    ¿Está usted dispuesto a aportar y perder de su dinero para que podamos mantener esta página?

    ¿Cuánto pagaría usted por poder dejar un comentario?

    El espacio en Internet es amplio, pero no sale gratis, obviamente; gracias por su colaboración, un cordial saludo.

    1. Hola Alex,
      El Estado «distribuyendo para el bienestar y la mayor justicia social posible» ?
      La evidencia empirica nos muestra lo contrario.
      Muestra que: «El que parte, bien reparte, si se queda para si la mejor parte «.

      Lo de Esau no fue por dinero, fue por envidia.
      Vivi en Argentina mucho tiempo, quizas demasiado, y todo el Bergoglianismo es un fraude. Mal bicho.

      En lo de poner dinero en Infovaticana tiene toda la razon del mundo. Nada es Gratis.
      Ni la Salvacion, se nos brinda gratuitamente, pero tenemos que decir Si y sostener ese Si el resto de la vida. Y eso no es Gratis.

  2. Para Alex,
    El problema de base es que demasiada gente habla, comenzando por JMB sin tener la menor idea de lo que es la economía, y se toca de oido.
    Se tienen solo pre-juicios, pre-conceptos.
    Para empezar, que es una Empresa. Me refiero a Empresas, no a curros, ni negocios basados en prebendas.
    Una Empresa es una Inversión, para obtener una Rentabilidad. Ni más ni menos. Nada más y nada menos. Suena horrible, no ?
    Una Inversión requiere Capital. Y que es el Capital ?
    El Capital es lo Acumulado del Producido y no Consumido. A lo largo de toda la Historia !!!
    Y la Obligación Moral de un Empresario es ganar Dinero.
    Si no lo gana o lo pierde es Moralmente Reprobable, porque estaría «quemando» lo acumulado a través de la privación del Consumo.

    Y el Empresario es la persona que, temerariamente, se anima a asumir esta responsabilidad. Ganar Dinero.
    Ganando en Empresario da sentido a la acumulación de Capital que se realizó a lo largo de toda la Historia.

    Si no hay Beneficio Empresario, no hay nada, no hay ninguna riqueza que pueda ser distribuida en la sociedad.
    El Único Lugar en todo el Planeta Tierra, en el cual se genera riqueza es la Empresa.

    Para no entenderlo hace falta ser tonto e ignorante. O vivir en Santa Marta.

  3. Yo no lo veo quizá tan «radical» como plantea Chester Ton, el tema de los «bandos».

    Me da sea más problema de malas interpretaciones o debilidades humanas ahí.

    Fijarse que no hay nada más «de izquierdas», posiblemente, que la doctrina social y ‘económica’ de la Iglesia (palabras de mons. Munilla, nada sospechoso de simpatizante ‘comunista’, digamos) y yo creo que es así.

    También sabe Chester Ton que no comparto la opinión que tiene él del Papa al respecto.

    Entonces:

    Un gran peligro que tenemos todos es asociar ‘para todo’ justicia social a bienestar económico, yo creo.

    Hay gran riesgo de caer en la teología de la liberación o incluso en secundar a Marx (creo), cuando postulaba que era la condición económica la que definía la ‘opinión y el pensamiento’, vamos a decir, de un hombre.

    Ésto no es así; el bienestar económico o social no garantiza en ningún caso la felicidad o plenitud en la vida de nadie.

    Eso sí, habrá debate más que interesante en los siguientes artículos, porque yo no veo tan claro descartar esa última acepción por el posible tema inmoral subyaciente.

    Veremos, veremos que nos plantea ahí Miguel. ^^

  4. En general puede decirse de la expresión «Justicia Social» es un canto al Sol.

    Los que la usan hacen de ella un arma arrojadiza para ponerse en la posición de «buenos, sensibles, generosos» en contra de los otros, que son «malos, insensibles, egoistas»

    Siempre se usa para proponer un Socialismo que se metamorfosea para ocultar que lo que en realidad se propone es un Regimen Comunista, que, maravilla de las maravillas, logra desde 1918 matar a la población, de hambre, de trabajos forzados o de un tiro en la nuca.

    La singularidad del último episodio, el de Venezuela, incluye la huida masiva, por millones a otros países.

    Mal que les pese a todos los Patanes de la Izquierda, fracasada, empobrecedora, envilecedora, abortista y LGBTista, que encontró en Bergoglio un perverso oportunista que dobla su rodilla ante ella, con todas las limitaciones que tiene, el Unico sistema que permitió sacar un altisimo % de la población de la pobreza es el Capitalismo.

    Y el mejor ejemplo de ello son los millones de chinos que hoy se pasean por el mundo occidental, que esta empecinado en perder el bienestar y ya casi perdió la libertad.

    1. Gracias Chester Ton por tu comentario. Estoy de acuerdo.
      Y en concreto con la frase:
      >> Los que la usan hacen de ella un arma arrojadiza para ponerse en la posición de “buenos, sensibles, generosos” en contra de los otros, que son “malos, insensibles, egoistas”
      En las próximas entradas analizaré ese buenos, ese generosos. Alguien que aboga por la justicia social ¿pone su dinero, su esfuerzo… o pide que lo pongan otros, o que se les quite a otros? ¿Es eso virtud personal? ¿Nos hace mejores?
      Sin embargo, una abrumadora mayoría de obispos, sacerdotes y religiosos no hacen más que abogar por la justicia social en ese sentido.

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